Acabó finalmente el sufrimiento para el equipo cubano de fútbol. Tal y como habíamos comentado en trabajos anteriores, la selección culminó con la imagen más negativa entre los 16 equipos que toman parte en la Copa Oro 2019, al recibir en tres partidos igual número de goleadas, archivar 17 tantos en contra, ninguno a favor y poco, muy poco juego colectivo de parte de sus futbolistas.
Solo el plantel de Samoa ha tenido una actuación más desastrosa que la escuadra cubana para una fase de grupo de tres encuentros en cualquier tipo de competencia a nivel de países, al estampar en la Copa de Oceanía 2016 tres derrotas, con 19 goles encajados y ninguno anotado.
Ahondar en detalles técnicos sobre el funcionamiento de Cuba en el último partido ante Canadá, firmado en favor de los norteños con un abultado 7-0, sería resaltar los males que aquejaron al once cubano en la Copa Oro y que ya son conocidos por la afición.
En medio del dolor que ha significado entre los aficionados tal fracaso de la escuadra, llega el momento de hacer una profunda reconstrucción dentro del fútbol cubano a todos sus niveles. No se puede exigir resultados al equipo de mayores si desde la base no se trabaja con seriedad.
Más allá de buscar a responsables entre federativos, cuerpos técnicos y jugadores, se debe analizar lo mal hecho en los últimos años. De no mirar puertas adentro se profundizará la crisis que hoy vive este deporte. Podría esperarse una disculpa a los aficionados de parte de todos los actores del «más universal de los deportes». A fin de cuentas se juega y trabaja para el disfrute de las personas y con el objetivo de poner en alto el nombre de Cuba.
Lo correcto sería hacer los cambios pertinentes y crear programas nacionales que potencien el desarrollo desde las categorías infantiles. Es esencial revisar y mejorar las metodologías de entrenamiento de los directores técnicos que preparan a los niños y jóvenes.
El Campeonato Nacional necesita estabilizar un calendario extenso, donde se garanticen el transporte y alojamiento, junto con una mejora de los terrenos y canchas en el país. Muchos jugadores se desmotivan y abandonan la práctica deportiva cuando no reciben estas garantías.
Los éxitos en el fútbol cubano tendrán que llegar a largo plazo, pero se empieza desde ahora, con una evaluación constante. Muy difícil es que en los próximos cuatro años se logre un avance sustantivo en todas las categorías de hombres y mujeres (mayores, Sub-23, Sub-20, Sub-17 y Sub-15), pero no se puede renunciar a triunfos venideros. Por solo poner dos ejemplos, Panamá y Nicaragua son equipos que en el área de la Concacaf en los últimos 15 años desarrollaron su fútbol, cuando apenas tenían tradición y resultados en la arena internacional.
Jugar más torneos con buenas condiciones organizativas en el país, incorporar a hombres que están contratados fuera de Cuba, dinamizar la inserción de figuras nacionales en ligas foráneas, crear un calendario de partidos amistosos internacionales para los equipos Cuba, aumentar las clínicas con entrenadores extranjeros e incluir dentro de la federación a personal con ideas renovadoras en favor del ascenso del fútbol local, son aspectos a tener en cuenta para llevar de cerca si se desea salir del sótano en el cual hoy habitamos.
La fifa apoya hace varios años el fútbol en Cuba con los proyectos Gol y Forward. Su aporte económico es un paso necesario, solo resta poner toda la seriedad, el amor y el empeño para que en el futuro la cara de los aficionados al fútbol cubano no muestre la impotencia de hoy.
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Daikel Castillo dijo:
21
27 de junio de 2019
00:33:13
PP dijo:
22
27 de junio de 2019
00:46:47
Alexy Saez Rodriguez dijo:
23
1 de julio de 2019
09:06:13
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