Existen hombres que, por su altura como ser humano y profesional, dejan huellas indelebles. Así siempre me llegó la imagen irradiada por el amigo, el periodista y narrador Ramón «Piti» Rivera, fallecido este martes.
Desde los micrófonos de Radio Rebelde se hizo una voz familiar en los deportes, cuando durante décadas trasmitió las emociones del béisbol u otras disciplinas. Elegante, ajeno a chabacanerías y a frases trilladas, así grabó un sendero de respeto entre su pueblo, al que dejó ayer en lo físico a los 71 años de edad, tras una desigual lucha contra el cáncer.
Nunca lo escuché blasonar de sus éxitos, amén de saberse merecedor del Premio Nacional de Periodismo Deportivo a la Obra de la Vida en el 2017, lauro unido a la medalla Raúl Gómez García, y la distinción Félix Elmuza.
Por su entrega y sencillez, «Piti» estará ahí, cercano, presente, y su ejemplo nos acompañará en cada contienda asumida por el movimiento deportivo cubano, en cada victoria cuajada y por venir. Sus familiares y amigos no lo dejarán morir.


                        
                        
                        
                    














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Felix González dijo:
21
14 de febrero de 2018
16:17:53
Ramon dijo:
22
14 de febrero de 2018
16:27:58
jose dijo:
23
14 de febrero de 2018
16:57:15
Lorenzo santamaría dijo:
24
14 de febrero de 2018
21:39:50
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