Luces y sombras en el Girón

MATANZAS.–Los dos primeros partidos pactados para el Victoria de Girón entre los Cocodrilos y Granma, campeón defensor, dejaron un sabor agridulce. Quizá en muestra de la paridad de fuerzas entre ambos conjuntos, el duelo señaló una victoria para cada contendiente.

Pese al descenso de las temperaturas acudió bastante público al estadio, y todo hace pensar que los dos encuentros fueron seguidos por infinidad de cubanos a través de la radio y la televisión, algo muy agradable porque señala el apoyo de la población a nuestro pasatiempo nacional.

Alegró también ver cómo la mayoría de los atletas jugaron con deseo y se fajaron de tú a tú por la victoria. Resultó bueno observar el brillo de peloteros que defienden la causa de otras provincias y ahora se suman a diferentes elencos a manera de refuerzos, como son, por solo citar cuatro, Yorbis Borroto, Ulfrido García, Frederich Cepeda y Alaín Sáchez.  

Los aficionados aplauden el esfuerzo de un Alfredo Despaigne que, sin aducir excusas tras una larga y agotadora campaña en Japón, se dispuso a jugar con los suyos, por su terruño y también, por qué no, por toda Cuba, lo que prueba su integridad deportiva y que no es feliz ajeno a la suerte del béisbol cubano y al disfrute de su pueblo.

Vale destacar el esfuerzo de los trabajadores de Deportes en el cuidado y mantenimiento del terreno del Victoria de Girón, así como el propósito de las autoridades por extender el espectáculo a las afueras del coliseo, con diversas ofertas gastronómicas y la posibilidad de seguir el juego gracias al auxilio de pantallas gigantes. Aunque en ese campo, el de las iniciativas para satisfacer al público, puede hacerse más.

Otro detalle no menos importante: el del espectáculo. Salvo un coro irrespetuoso salido del espacio donde estaba ubicada una de las congas que animaban en las gradas, los partidos se escenificaron sin incidentes desagradables. Hubo críticas a los árbitros, algo casi inevitable, pero en ningún caso llegaron a la ofensa.  

Ahora bien, al propio tiempo, estos dos choques dejaron al descubierto algunas fallas.

Considero que esa presión consustancial a las postemporadas reinó más de lo esperado y, por consiguiente, provocó innumerables errores e imprecisiones en el campo. Fue visible la falta de concentración de algunos atletas en situaciones decisivas.

En solo dos partidos, el cuerpo de lanzadores de los visitantes otorgó casi una veintena de bases por bolas, demasiadas para una etapa que se supone sea más exigente. Señal de que tal vez la decisión de reforzar las posiciones del ala izquierda, a la hora de escoger los últimos refuerzos, no fue lo más recomendable para Granma.

Los aficionados se cuestionan asimismo cómo Lázaro Cedeño, líder jonronero y entre los primeros en impulsadas, no esté de regular. Quien batea más que los demás no debe estar sentado en el banco.

La dirección de los Cocodrilos, que dirigió a sus lanzadores con tino en el campeonato, tenía más de una razón para creer que cuando en el cuarto capítulo del segundo desafío llegaron a estar debajo 1-5, el equipo seguía con vida. El conjunto matancero supo venir de abajo en más de una ocasión durante la campaña y, según las estadísticas, fue el que más carreras anotó en las postrimerías de los juegos.

Por tanto, no colocar a un monticulista estelar en ese momento le pasó factura al final. Tampoco lo hicieron cuando consiguieron la gran remontada en la sexta entrada. Confiar en Dariel Góngora no era una mala elección, pero había mejores opciones; los play off no ofrecen muchas oportunidades.  

Para aspirar al éxito, los yumurinos necesitan mucho del despertar de Yurisbel Gracial, anulado por completo en los dos primeros enfrentamientos. Si reacciona podrá contribuir en buena medida a la suerte de los Cocodrilos.

La serie entre matanceros y granmenses continuará este lunes en el estadio Mártires de Barbados, de Bayamo.