
Los autores cubanos Reynaldo García Blanco y Emilio Jorge Rodríguez resultaron ganadores del Premio Casa de las Américas 2017, en Poesía y Premio de Estudios sobre la Presencia Negra en la América y el Caribe Contemporáneos, por las respectivas obras Esto es un disco de vinilo donde hay canciones rusas para escuchar en inglés y viceversa y Una suave, tierna línea de montañas azules.
Los resultados fueron anunciados ayer en presencia de Abel Prieto, ministro de Cultura y Roberto Fernández Retamar, presidente de Casa de las Américas, entre otros reconocidos intelectuales, en la sala Ernesto Che Guevara de la institución. «Para mí es un reto recibir este premio que ha distinguido a poetas fundamentales en mi formación, dijo a Granma García Blanco, quien además dedicó el lauro a sus colegas de los talleres literarios.
Por su parte, Jorge Rodríguez se lo consagró a sus amigos, los escritores haitianos.
Una expresiva claridad de exposición y la presencia de poemas de escritura depurada, no desprovistos de un delineado humor y una serena ironía, fueron elementos que valoró el jurado de Poesía, encabezado por el hondureño Leonel Alvarado, mientras que el tribunal del Premio de Estudios…, que rectoró el brasileño João José Reis, consideró que la obra «muestra un camino para futuros estudios transcaribeños poniendo énfasis en la necesidad de profundizar en la historia de conflictos, colaboración, interdependencia y solidaridad intraregional».
En Novela resultó laureado el ecuatoriano Ernesto Carrión por Incendiamos las yeguas en la madrugada, un texto en el que el jurado —liderado por el dominicano Rey Andújar— reconoció un crudo y vibrante retrato social que sondea un paisaje urbano estratificado y violento, a la vez que aúna una estructura dinámica, con zonas de suspenso y conflictos sobre una situación humana observable en todo el continente.
En Ensayo histórico-social, el premio fue para América pintoresca y otros relatos ecfrásticos de América Latina, del colombiano Pedro Agudelo Rondón por «reinterpretar el concepto de imaginario, con el propósito de pensar creativamente a la América Latina en diálogo con la tradición cultural en sus múltiples expresiones», según valoró un jurado encabezado por Pablo Mella, de República Dominicana.
La Literatura testimonial tuvo como ganadora a la argentina Liliana Villanueva por Lloverá siempre. Se trata de «una larga entrevista con la periodista y escritora uruguaya María Esther Giglio, quien coincidentemente obtuvo el Premio Casa de las Américas en testimonio en 1970, la primera vez que fue convocado el género». El texto posee un atrapante lenguaje coloquial, abierto, sincero, y una voz única y cálida, donde se deja escuchar una vida contada sin prejuicios de la que fuera abogada de los primeros presos políticos del movimiento Tupamaros, según consideró un tribunal dirigido por la argentina Stella Calloni.
En Literatura brasileña el lauro fue para Maria Valéria Rezende por la novela Outros cantos. La narradora rememora en la obra sus elecciones y sacrificios personales cuando trabajó en la alfabetización de adultos en el nordeste de Brasil. El jurado que presidió Lúcia Bettencourt, apreció en el argumento una narrativa lírica y de gran riqueza metafórica que permite componer un mosaico de tipos.
Los Premios honoríficos de Poesía José Lezama Lima; de Ensayo Ezequiel Martínez Estrada y de Narrativa José María Arguedas les fueron entregados a los respectivos escritores Raúl Vallejo, de Ecuador, por Mística del tabernario; Aníbal Quijano, de Perú, por Cuestiones y horizontes: De la dependencia histórico-estructural a la colonialidad/descolonialidad del poder, y Pablo Montoya, de Colombia, por Tríptico de la infamia.
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Benjamin Berdion Martinez dijo:
1
27 de enero de 2017
11:38:23
blas perozo naveda dijo:
2
10 de abril de 2018
15:07:43
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