RÍO DE JANEIRO.—El pulso de la ciudad amaneció agitado este viernes 5 de agosto. Y millones de personas en el mundo centran su mirada en el Maracaná, gigantesco, donde se vive la ceremonia inaugural de los XXXI Juegos Olímpicos, en la cual Cuba ya desfiló con la vanguardia del luchador Mijaín López.
La comitiva tricolor, repleta de rostros alegres, desfiló detrás de Croacia, luego de que los organizadores modificaran el orden de entrada, siguiendo el orden alfabético en portugués y no en inglés. Los primeros en salir a escena fue la delegación de Grecia, en honor a su condición de cuna del olimpismo, seguida por Afganistán.
Los últimos en desfilar serán los brasileños, manteniendo la tradición de que el país organizador cierre el desfile inaugural. Los anfitriones aparecerán después del Equipo Olímpico de Refugiados.
Por primera vez dicho espectáculo se organiza en un estadio de fútbol, rompiendo la tradición de hacerlo en el recinto donde se realizan las competencias de atletismo, hasta cierto punto un homenaje a la historia balompédica de Brasil.
Para saborear este momento, los brasileños laboraron desde septiembre del 2007, cuando obtuvieron la sede. Más allá del protocolo y los discursos oficiales del COI y el Comité Organizador de esta edición, la noche ha sido un abrazo de paz y solidaridad, un repaso a la historia de esta nación desde su nacimiento, expresada con finas puntadas de humildad.
Las filas para entrar al estadio. eran interminables en horas de la tarde, pero poco a poco aparecieron los colores en las gradas y las sellaron, sin pizca de espacio para un alma más, divino apoyo al esfuerzo de este pueblo hermano que la inminente realidad premiará con las emociones y la entrega de los principales animadores de la fiesta: los deportistas.
Los brasileños cambiaron ciertos paradigmas de las ceremonias inaugurales,desestimando la excesiva dependencia de los efectos especiales en aras dehacer un derroche de su cultura popular, pasión y energía, sintetizadas en el mensaje de la ceremonia: “Pobladores del mundo, salvemos el planeta”.
Construyamos un universo de amor, cuidemos la biodiversidad. El clima cambia en detrimento de los recursos naturales. Ofrezcamos nuestra ayuda antes de que sea tarde, ese fue el espíritu de los diversos segmentos del espectáculo visto anoche, donde la contagiosa música, su ritmo y sus cantores rindieron honor a la indiscutible autenticidadde esta nación que hoy acoge la fiesta mundial del deporte.
El baile tampoco podía faltar. A ritmo de samba, bossa nova y música latina los deportistas y espectadores se divierten como parte del colorido show, en el cual tuvo un momento mágico con el desfile de la modelo Gisele Bündchen, quien caminó por la pasarella de lado a lado del Maracaná.

















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