Muy pocas líneas se han dedicado en la prensa a la Serie Nacional Sub-23, y no es por mera casualidad. El evento, que debía estar instalado como certamen cumbre del béisbol, no satisface las expectativas de la afición, condenada a ver cómo cada escuadra solo se enfrenta a otras tres selecciones en un efímero calendario de 36 partidos.
Los jugadores cubanos acumulan un déficit competitivo notable, porque en las categorías inferiores desarrollan una ínfima cantidad de encuentros, tan pocos que pueden llegar al clásico beisbolero con menos de un centenar de desafíos.
Solo por ese motivo el Sub-23, “antesala” de la Serie Nacional, debería tener un bagaje superior en cuanto a la cifra de choques, lo cual permitiría a los peloteros pulir sus deficiencias en el diamante, afrontando diversas y constantes situaciones de juego en competencia y no en los tediosos entrenamientos.
Con este significativo contratiempo en mente, se desarrolla la tercera versión de la lid, en la cual resalta el buen pitcheo —¿o el mal bateo?—, con efectividad de 3.23 luego de 61 encuentros. Los lanzadores, no obstante, han cometido la impresionante cantidad de 33 balks, uno cada dos pleitos.
La ofensiva anda casi de luto, como reflejan el average de 247, slugging de 319 y solo 29 vuelacercas, con más de 16 corredores quedados en circulación por partido. La defensa tampoco deja pensamientos alentadores (promedio de 960), con casos críticos como los de Guantánamo (23 errores en ocho juegos), La Habana (19-8), Isla de la Juventud (16-7) y Las Tunas (18-8).

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Pedro dijo:
1
1 de junio de 2016
07:37:22
Orestes M. Robert Ricardo dijo:
2
1 de junio de 2016
08:31:53
Enrique R. Martínez Díaz dijo:
3
1 de junio de 2016
09:44:59
Reyes dijo:
4
1 de junio de 2016
10:40:22
pepe Respondió:
2 de junio de 2016
11:20:14
abel dijo:
5
1 de junio de 2016
14:56:10
Ray dijo:
6
1 de junio de 2016
15:10:41
Pedro dijo:
7
2 de junio de 2016
07:48:59
Manuel dijo:
8
2 de junio de 2016
12:48:49
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