Entre el calor y el desierto

Nos habían llegado tenebrosas referencias sobre la Titan Desert, carrera de ciclismo de montaña desarrollada en Marruecos hace más de una década. El intenso calor, los cruces por las dunas en medio del desierto y las etapas sin señalización eran algunos de los mayores retos del trazado, en el cual la matancera Olga Echenique haría su debut tras coronarse en la Titan Tropic, versión cubana de la ya tradicional prueba africana.

Pues bien, la joven representante de solo 21 años, lejos de intimidarse con esta aventura a lo desconocido, pedaleó a excelente ritmo durante la pasada semana y logró anclar entre las diez primeras de la clasificación general femenina (puesto 127 de los 293 competidores que concluyeron), dominada por la española Ramona Gabriel Batalla (tiempo acumulado de 30:05:26 horas), quien ganó las cinco primeras etapas sin dar margen a sus rivales.

La cubana tuvo un inicio lento en las dos etapas iniciales por los bosques y montañas de Ifrane, en el Medio Atlas marroquí, donde afrontó dificultades que la afectaron en la ubicación final.

“La primera experiencia en la Desert ha sido un poco dura, me lo imaginaba, pero no lo había vivido, es mucho más fuerte de lo que piensas. En la etapa estuve perdida 50 kilómetros y el segundo día sufrí una caída, ambos percances me costaron en la general”, aseguró Echenique a la colega de la Cadena SER, Verónica Gómez Torres.

No obstante, el décimo puesto en el segundo trazado motivó a la antillana, que después dio la clarinada en las etapas maratón (sin ayuda de las asistencias mecánica y de fisioterapia), corridas en las localidades de Errachidia, Rissani y Merzouga, donde las altas temperaturas y el tránsito por terrenos arenosos resultaron bien incómodos.

Echenique manejó con maestría esos tramos inexplorados y rubricó el sexto escaño en la tercera etapa y un quinto puesto en la cuarta, aunque en la penúltima largada sufrió durante 95 kilómetros sin señales en la pista, obligada a rodar a golpe de navegación, apoyada en su GPS.

En dicha vuelta concluyó en la décima posición, pero se recuperó y ya en la última etapa, con el cansancio acumulado y la dificultad que suponía un ascenso pedregoso y una posterior bajada muy técnica, escaló al podio en el tercer peldaño, premio indiscutible a su soberano esfuerzo.      

Al final, Olga Echenique cubrió el trazado de más de 650 kilómetros en 38:49:36 horas y lo más importante, concluyó el riguroso trayecto que abandonaron más de 100 pedalistas, detalle que la dota de una experiencia sin igual y contribuye a su ascenso.