
MATANZAS.—Mientras veía los preparativos en el estadio Victoria de Girón de esta ciudad para el inicio de la segunda Clínica que la delegación de la Major League Baseball ofrecería en el Victoria de Girón, en la última jornada de su intercambio académico con la Federación Cubana de Béisbol, la pelota me hizo volar hasta 1969.
Estaba en tierra de legendarias figuras. Un hijo de esta comarca, Ángel Gaspar Pérez, a quien todos le llamamos El Curro, pasaría a la historia como el Héroe de Quisqueya. El 26 de agosto de aquel año, Cuba y Estados Unidos se medían por el título del Campeonato Mundial, en República Dominicana.
Ya en el noveno inning, el “Curro” fue al bate con un corredor en segunda (Tony González que había entrado por Lázaro Pérez). Después de varios “fouls”, pegó jit al jardín central e impulsó la del empate. Con un out, el juego empatado y el “Curro” en primera, otro matancero, Félix Isasi, se sacrificó, pasando el Curro a segunda, desde donde anotó por otro sencillo, de Rigoberto Rosique, también de Matanzas. Gaspar actuaba como relevo en ese partido desde la quinta entrada y selló el noveno y la victoria con dos ponches. Resumen: impulsó el empate, anotó la ventaja y ganó el juego desde el montículo.
En el mismo parque, donde las estrellas de las Grandes Ligas, el estadounidense Clayton Kershaw; el venezolano Miguel Cabrera, los cubanos José Dariel Abreu y Yasiel Puig, de Cienfuegos; Alexei Ramírez, de Pinar del Río; y el habanero Brayan Peña; el dominicano Nelson Cruz y el cubanoamericano Jon Jay, compartían los fundamentos básicos de la pelota con niños entre ocho y 15 años, el Curro dijo adiós al deporte activo el 20 de febrero de 1977, casualmente el mismo día del cumpleaños del hoy director del equipo de Matanzas, Víctor Mesa, otra gloria de los diamantes de la Mayor de las Antillas.
Y allí, sobre el césped del estadio, junto a los mediáticos ligamayoristas, dejaban su impronta en los pequeñines, Isasi, el rey de la bola escondida; Rosique, un maestro de la colocación en la pradera central; el receptor yumurino Evelio Hernández; el otro enmascarado Pedro Medina, imponente con su número 31 en las Series Nacionales; Rodolfo Puentes, el de los Industriales invencibles.
Presa de esa química entre las estrellas del béisbol estadounidense y cubano, un ensordecedor coro del pueblo que se congregó en las graderías, sorprendió a todos. La Clínica se detuvo, las gargantas no dejaban de tronar ¡Junco! ¡Junco!.
La inmensa y fornida anatomía del moreno, del matancero municipio de Limonar, fue descubierta por los aficionados, quienes le hicieron bajar al terreno, porque si las estrellas estaban brillando, el firmamento estaría incompleto sin la presencia de quien fuera el primer cubano en descoser 400 pelotas que cayeron detrás de las cercas.
Sin apagarse las tribunas y todos con la vista puesta en home, los miembros del Salón de la Fama de la pelota estadounidense, Joe Torres y Dave Winfield, le rindieron honor al singular pelotero, lo abrazaron y le entregaron una camiseta de la MLB, que sin ceremonia alguna se la encasquetó para compartir con los muchachos que ya le extendían sus manos para chocarlas con las suyas.
Razón tenía Kershaw cuando dijo que quería descubrir las emociones de la pelota cubana, de dónde le venía tanta calidad. O el también destripador de bolas, Miguel Cabrera, al decir en una de sus primeras frases en Cuba, es un honor estar aquí.
Igual que el día anterior en el Latinoamericano, en cinco estaciones se repartieron los peloteritos que disfrutaron de una jornada de emociones y recuerdos, en la que vimos a José Dariel Abreu con lágrimas en los ojos y rememoré lo que le escuché decirle a la prensa: “Soy una persona que tengo que darle gracias a Cuba por todo lo que me ha enseñado en el béisbol. Estoy satisfecho de las cosas que he logrado”, dijo y agregó “me considero el mismo guajiro que salió de Cruces”.
En Matanzas concluyó el programa de la MLB, en cuya delegación se encontraban también Tony Clark y Dan Halem. Un amasijo de sensaciones nos llega. Y como somos una sociedad con criterios, cultura y que se precia de conocer de pelota, las opiniones pasan desde los que no comprenden cómo quienes nos abandonaron están aquí, hasta los que piensan que es un momento para unirnos mediante las bolas, los strikes y los jonrones; pasando por los del medio, que tratan de conectar a ambos lados.
Lo que vimos en el terreno fue un país y un movimiento deportivo soberanos, capaz de convivir con las diferencias, de establecer comunicación entre dos naciones que les corre la pelota por las venas y que le han demostrado al mundo a través de la historia que tienen una vasta galería de arte sobre la grama de los estadios; porque son artistas aquellos que con sus cualidades hacen brotar las emociones de quienes los admiran.
Y mientras veíamos en las jornadas de miércoles y jueves lanzar a Kershaw o a Peña explicar cómo tira un receptor a primera, en esas mismas dos jornadas Ciego de Ávila, el campeón defensor; Las Tunas, Granma y Matanzas, ganaban su primer par de compromisos en la apertura de la segunda fase de la temporada cubana.

















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Luis Serrano TERRY dijo:
1
18 de diciembre de 2015
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enrique15 dijo:
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18 de diciembre de 2015
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Edel Martin dijo:
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18 de diciembre de 2015
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mamita dijo:
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Jesùs Molina dijo:
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RAMON ALEXIS dijo:
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yoel bayer dijo:
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21 de diciembre de 2015
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Elio oramas dijo:
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21 de diciembre de 2015
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