Un día después de clasificarse a sus semifinales el Bayern Munich y el Barcelona, la Liga de Campeones del fútbol europeo volvió a saludar el regreso de dos “clásicos”: la Juventus italiana y el Real Madrid, en una jornada —dicho sea ya de paso— de poquísimos goles. Tanto así que solo hubo uno.
En el Santiago Bernabéu de la capital española se exhibía la segunda parte de una película ya vista en el Calderón, y tuvo gracia que al final de tanto batallar, de casi 180 minutos sin gol, y otro drama épico convertido en suspense, el muro infranqueable que no lograron derribar los obuses de Cristiano, la velocidad de crucero de Garret Bale ni la zurda mágica del colombiano James Rodríguez, lo acabase echando abajo un tal “Chicharito”, de nombre Javier Hernández para más señas. Pero fue así.
El gol como tal lo cocinaron al minuto 88 entre Cristiano y el colombiano, que con la pericia de dos arañas fueron tejiendo pases y desmantelando defensas hasta llegar a la mismísima puerta del Atlético. Pero la rúbrica la puso el atacante mexicano, que no cesó de verter sobre el campo su ardor guerrero y ya sin piernas encontró la única rendija posible para batir al arquero Jan Oblak, otra vez inmenso bajo los palos.
Sin los lesionados Modric, Benzema, Bale, ni el sancionado Marcelo; de punta a punta, del lateral izquierdo al delantero centro, el técnico del Madrid, Carlo Ancelotti, había tenido que configurar en menos de 72 horas un once de circunstancias, poniendo al Chicharito en ataque, con un central (Sergio Ramos) apostado en el puesto de pivote. Y el experimento le dio resultado, pues acabó imponiéndose como en la final de Lisboa.
Su triunfo (1-0) no fue cuestión de maña ni de fuerza, sino algo que suele ocurrir con más frecuencia de la que se piensa en el fútbol: simplemente ganó el equipo que más hizo por la victoria, una faceta en la que ahora tampoco fue superior el Atlético, demasiado ramplón y falto de intensidad en su juego, tan diferente a otras ocasiones. Prefirieron los de Simeone especular con el 0-0 de la ida en vez de buscar un gol que los condujera a la victoria y terminó regalando el campo y la pelota. Mala cosa para quien busca ganar un partido. La expulsión de Arda Turan, cerca del tramo final, definitivamente tampoco sirvió a su causa.
Mientras tanto, la Juventus de Turín se coló en semifinales 12 años después, ‘a la italiana’: victoria 1-0 de penal sobre el Mónaco en la ida y empate sin goles como visitante. La Vecchia Signora (o Vieja Dama) —como se le conoce artísticamente en Italia— tuvo el aguante suficiente para soportar durante 180 minutos el cortejo futbolístico al que la sometió el conjunto del principado, aunque la mejor ocasión del encuentro de vuelta fue suya, con un tiro libre que Andrea Pirlo (su mejor consigliere) mandó al poste en el último suspiro.

















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jesus dijo:
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23 de abril de 2015
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Urba dijo:
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bladimir castro morales dijo:
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Alain cuesta dijo:
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HANS3L dijo:
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Ariel Carrillo Moreno dijo:
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madrid es lo real dijo:
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yoan dijo:
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josCR7 dijo:
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José Luis dijo:
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