Recto directo al mentón

CIEGO DE ÁVILA.—Es cierto que todos los partidos de postemporada tienen mucha im­portancia, pero también es muy real que al­gu­nos choques adquieren aún más valor te­nien­do en cuenta la disponibilidad de lanzadores por uno y otro bando.
Ese era el caso del cuarto pleito semifinal entre los Tigres avileños y los Alazanes granmenses, en el cual los orientales dependían de su estrella en el montículo, el diestro Lázaro Blanco, pudiera decirse que el único brazo confiable en el staff que maneja el director Carlos Martí.

Una derrota casi sepultaría sus opciones de avanzar a la gran final del clásico beisbolero cubano, y los peores presagios se consumaron en la noche del lunes para los granmenses, cuando los Tigres se reviraron en el tercio conclusivo y pusieron a punto de mate (3-1) el cotejo previo a la discusión del cetro nacional.

Prolífera producción de una de las revelaciones de la contienda por los Tigres, el zurdo Humberto Morales, unido a conexiones decisivas de los refuerzos villaclareños Yeniet Pérez y Andy Zamora, terminaron con las esperanzas de los Alazanes, inspirados durante buena parte de la noche gracias a la labor de Blanco.

“Fue un juego más, pero con un nivel superior a la temporada regular, frente a un contrario de tremenda calidad. Me concentré en sacar los primeros outs de cada entrada y por eso salí con un buen resultado”, explicó a Granma el abridor de los Alazanes, quien contuvo a los Tigres en siete capítulos con solo dos limpias a su cuenta, por el cuarto jonrón de Osvaldo Váz­quez en el play off.

Pero toda la campaña ha sido un martirio para el alto mando oriental cuando Blanco no está en la lomita, y esta vez no fue la excepción con el apagafuegos Juan Ramón Olivera en ac­ción. Luego de la salida de Blanco por acumulación de lanzamientos los avileños sacaron la artillería pesada y ninguna estrategia rival pudo frenarlos.

Primero, Humberto Morales logró el empate al remolcar dos, un momento en el que tal vez algunos parciales granmenses pidieron la presencia de un zurdo para limitar el poder del joven, con muchos problemas frente a serpentineros de su mano.

“Esta vez me dejaron batear, durante toda la temporada he tenido la oportunidad de jugar y ahora conecté en el momento justo. Olivera es un lanzador de control y salí a pegarle al primer envío”, expresó emocionado Morales, consolidado como el tercer madero de los Tigres.

En la propia entrada, con corredor en se­gunda, los Alazanes decidieron pasar intencionalmente a Yoelvis Fiss, recordista en jits y jonrones en una sola postemporada, para trabajar a Yeniet Pérez, quien había dejado a nueve hombres en posición de anotar en los duelos entre ambas novenas.
Pero a la hora buena, el antesalista naranja no perdonó y demostró su tranquilidad y concentración en momentos cumbres, cualidades que ha desarrollado en sus múltiples apariciones en postemporada.

“Jugamos frente a un equipo de gran nivel, adaptado a los play off, que ha sido campeón nacional, por lo que el partido era muy importante, representaba nivelar la serie y asegurar el retorno a Bayamo, independientemente de lo que ocurra en el quinto desafío”, explicó a Granma el mentor de los Alazanes, Carlos Martí.

“Cuando hay pitcheo el bateo se anula. Ya lo vimos en el tercer partido, cuando Ismel Ji­ménez nos dominó por completo. Ahora Lá­zaro Blanco tuvo su oportunidad y la aprovechó para darnos otro triunfo, prueba de que ha sido nuestro hombre más confiable en toda la campaña, pero el bullpen no respondió”, añadió el experimentado estratega oriental.

Los Alazanes están obligados a barrer en los tres duelos que restan, con el agravante de que ya no podrán utilizar más a Lázaro Blanco. Este martes, por los Tigres se encaramará en la lomita el diestro Yander Guevara y todos los que hagan falta, según declaró Roger Machado.