En medio del ajetreo que implica dar los toques finales a un evento de la envergadura del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano –coordinaciones, llamadas de último minuto, etc.– Tania Delgado Fernández, la directora del evento, hace una pausa para conversar con Granma.

Esta edición, la 46, se hará en medio de una realidad complejísima. No obstante, un festival de tanta historia ya ha pasado antes por muchos retos, y si algo tienen claro sus organizadores es que la cuestión radica en defender, ante todo, el arte que promueve.
–¿Qué nos puede aportar el cine hoy?
–No hablamos solo de un contexto nacional difícil, sino internacional. Por ejemplo, después de la pandemia de covid-19 el mundo quedó sumido en una crisis que va mucho más allá de lo financiero. Israel está masacrando a Palestina y no pasa nada, ¡nada!
«También, hay diversos focos de guerra en el mundo. Existe una amenaza bélica de Estados Unidos hacia Venezuela; y esa es nuestra región, que hace unos años se declaró una región de paz. Enfrentamos, asimismo, un cambio climático brutal.
«Ante todo eso, el cine tiene mucho que aportar, porque te pone como protagonista de todos los problemas que están ahí, e impide no verlos.
«Nuestro cine (el cubano y el latinoamericano) siempre se ha caracterizado por ser agudo, comprometido, muy crudo en lo que te hace ver, las realidades que te pone delante y los temas que no esconde.
«Pero el cine también sirve para crecer culturalmente, para entretener, para reír, para llorar, como todo el arte en general; y recoge todas las manifestaciones artísticas de una manera u otra».
Tania afirma, de manera rotunda, que cree en la magia del cine, por todo cuanto transmite: «Desde ese lenguaje y esa profundidad, creo que es sumamente necesario contar con espacios que permitan a la población –porque al menos nuestro Festival no se hace únicamente para y desde el medio y la industria, los creadores, productores y distribuidores, sino sobre todo para el público– formar parte de la realidad creativa y cinematográfica, no solo de la región, sino del mundo».
–Esta edición tiene una dedicatoria especial al centenario de Alfredo Guevara, ¿cuánto cree que le debe el cine?
–Mucho. Estuvo entre ese grupo de personas que fundó el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (Icaic), y que si bien no es el único cine cubano que ha habido a lo largo de su historia, sí trajo aparejadas nuevas maneras de hacer, una concepción del cine desde la cultura, y también desde la industria, y una organización que hasta ese momento no existía.
«Fue la primera institución cultural de la Revolución Cubana, una semilla que luego creció y que lleva 65 años de trabajo. El cine cubano le debe a Alfredo, además, una buena parte de la realización de los grandes clásicos del cine cubano y el ideal del latinoamericanismo en el cine cubano, lo cual me lleva al Festival.
«No por gusto hace 46 años se creó este espacio. Él tuvo una conciencia muy clara desde el primer momento de que no podíamos, no debíamos desligarnos de nuestra región y debíamos formar parte, y fomentar.
«Porque en nuestra región en ese momento había ya movimientos de cine, intelectuales, de cultura, de cambios, de transformaciones, pero lo cierto es que en términos cinematográficos no fue hasta la década de los 60 y 70 que el cine latinoamericano comenzó a desarrollarse más allá de grandes cinematografías como la mexicana, la argentina, el nuevo cine brasileño.
«Creo que él supo tener esa visión, a largo plazo, de sembrar. Se le deben los tiempos de fundación y se le debe después la continuidad de ese trabajo, y su evolución. Por eso, durante estos días la idea no es tanto hablar de lo que fue, sino de la vigencia de su pensamiento».
HACIA LA CONSOLIDACIÓNDE PROYECTOS
Pasados los 45 años del Festival, esta edición inicia, de cierta manera, una nueva etapa. Para su Directora se trata de sentar bases y consolidar varios proyectos. Ejemplifica con el Foro de Animación Latinoamericana y Caribeña Juan Padrón In Memoriam, iniciado hace tres años, al que cada vez más proyectos optan y que despierta el interés de personalidades de la animación mundial.
Menciona también la colaboración con el Fondo de Población de Naciones Unidas y el proyecto Palomas, que ha abierto este año la beca a mujeres realizadoras mayores de 50 años.
Y, sin embargo, subraya algo que se mantiene y los distingue: que, a pesar «de las condiciones tan difíciles que estamos viviendo en estos momentos, el Estado y el Gobierno cubanos sigan apostando por un evento como este».
En ese propósito de no andar de espaldas a la realidad nacional, aunque siempre han llegado a las provincias del país, esta vez hay un marcado interés en ofrecer cine en los territorios afectados en octubre por el huracán Melissa, no solo en las salas, sino donde sea posible; lo harán de conjunto con el Icaic por medio del cine móvil.
Dentro del programa resalta Mecla-Isla Abierta, que retoma la idea del mercado de cine latinoamericano que existió décadas atrás en el Festival, pero atemperado a estos tiempos, y que tiene al Icaic como organizador principal:
«Entendimos que era el momento de comenzar, su concepción no está basada en la clásica división del mundo entre norte y sur, sino entre el este y el oeste. Latinoamérica ha ganado mucho en espacio cinematográfico, y tenemos la mirada en establecer esos puentes entre la región euroasiática y ella».
Entre los países que estarán allí representados se cuenta México: «Tiene una de las cinematografías más antiguas de la región y siempre se ha distinguido por la colaboración con Cuba y el resto de Latinoamérica. Atesora grandes clásicos del cine y se cumplen los 80 años de los Estudios Churubusco, por lo que creímos importante comenzar con esta nación la práctica de denominar "focus" a un país latinoamericano».
MÁS CINE
Para Tania la presencia de 34 obras cubanas dentro del Festival y su calidad manifiesta hablan del trabajo de los últimos años en términos creativos: «En 2018 se aprueba una política para desarrollar el cine y el audiovisual cubanos; en 2019 se promulgan nuevas regulaciones que trajeron como consecuencia la apertura de un fondo de fomento, una oficina de atención a la producción, así como nuevas dinámicas.
«Ahora se comienza a ver un incremento de producciones que pueden insertarse en un festival internacional como lo es este; y no únicamente de La Habana, hay obras realizadas en distintas regiones del país».
–A lo largo de la historia del Festival, ¿qué elementos del nuevo cine latinoamericano creen haber logrado visibilizar y qué nuevas tendencias avizoran?
– El cine latinoamericano siempre se ha caracterizado por la honestidad, es muy directo, visualmente no edulcorado; y, a la vez, el puro reflejo de nuestra diversidad y de la coincidencia de nuestras realidades. Eso se mantiene definitivamente.
«Sin embargo, no es gratuito que hayamos abierto desde el año pasado la sección de concurso denominada Otros territorios, que no se nombra así solo porque haga referencia a un cine experimental, sino porque son otros territorios creativos, dinámicas cada vez más presentes en el cine latinoamericano que transgreden las fronteras de los géneros.
«Esa experimentación logra obras muy interesantes; y es el reflejo de lo que vivimos día a día, de la influencia de lo transmediático. Es una nueva realidad que no sabemos si quede. Yo creo que va a seguir evolucionando, no se va a quedar ahí, y eso es lo hermoso de las nuevas tendencias».












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