«No vamos a renunciar a que en el verano haya cine», afirmó recientemente a la prensa, Alexis Triana, presidente del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (Icaic), para confirmar la voluntad de esa institución no solo de defender el Festival de Cine de Verano, que llega a su novena edición, sino también de hacerlo mediante propuestas superiores, enriquecedoras y atractivas.
El evento, que el pasado año convocó a más de 175 000 personas a las salas oscuras del país, ha preparado un programa, bajo el lema Zambúllete, ¡vamos al cine!, que incluye: los martes, cine cubano; miércoles, ciclos temáticos; jueves, presentaciones especiales y premieres; viernes, grandes hitos del cine cubano; y los sábados y los domingos, una programación variada, con espectáculos infantiles y los destinados al público adulto.
Debido al déficit de fluido eléctrico, que incide directamente en una propuesta cultural de este tipo, se apelará a las plantas generadoras allí donde sea posible; y funcionarán, asimismo, pantallas inflables, videoproyectores, y el camión de cinemóvil de los Estudios Cubanacán. Con esas alternativas se llegará a sitios como el Pabellón Cuba, la Colina Lenin, en el caso de la capital; y también a barrios y comunidades.
Entre las novedades del Festival resalta el reestreno en toda la Isla del largometraje Capablanca (1986), del premio nacional de Cine 2022, Manuel Herrera, luego de su completa restauración y digitalización; el estreno de más de 30 cortometrajes de Animados Icaic; la muestra de cine italiano clásico y contemporáneo, que hasta el 13 de julio ofrece el evento Orizzonti; así como las exhibiciones de la cinematografía de varias latitudes que reserva la Cinemateca de Cuba.
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