ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Amaury Palacio Puebla. Foto: Roberto Mesa Matos

El 19 de mayo de 1895, la tierra de Dos Ríos se tiñó de sangre valerosa, como si el sol, en su descenso, hubiera derramado púrpura sobre el horizonte para honrar al poeta que se convirtió en voz de pueblo y en canto redentor de América Latina.

La prensa colonial quiso ver en su muerte un «golpe certero» a la insurrección, pero aquel cuerpo abatido se alzó como abono para alimentar el surco de la historia. La sangre vertida se convirtió en savia que nutrió el árbol de la rebeldía. Y así, entre los pliegues del tiempo, artistas cubanos han bordado con sus paletas el mito y la carne del prócer, convirtiendo momentos del duelo o su final terrenal en un instante inmortal. 

DEL MITO AL LIENZO

Entre los pintores cubanos que dialogan con la universalidad del Héroe Nacional para redimensionar su luz a nuestros días, figura -a decir del artículo La muerte y el arte. Cuatro visiones de la caída de José Martí en la pintura cubana- Esteban Valderrama, quien en 1917 congeló el instante del impacto en La muerte de Martí en Dos Ríos, un óleo donde la bala española impacta en el cuerpo del poeta con un trazo realista que trasciende el lienzo.

Carlos Enriquez, en cambio, deshizo la carne en Detalle de la muerte de Martí, disolviendo al hombre en un bosque de símbolos: su cuerpo, su sombrero, su caballo.

Alicia Leal en Muerte de Martí, óleo sobre tela de 1998, expone a un Martí que yace descalzo en los brazos de una mujer alada que lo sostiene amorosa y lo envuelve con su larga cola.

«El alma, acompañada de palomas, se eleva lentamente. Un león y una leona son testigos del acontecimiento porque el que ha muerto es uno de los suyos. El corazón, que no cabía en el pecho, explota en llamas. Cuba es la palma fuerte que se alza altiva y también la más joven que aún está naciendo. Mientras del cielo, como lágrimas, están cayendo corazones», reseña el artículo.

Juan Vicente Bonachea teje con hilos contemporáneos la intimidad del adiós. En su obra Cuando la muerte sedujo al maestro elevó a Martí sobre un caballo de nubes, en la cual la muerte no era fin, sino la amante que lo llevaba a danzar entre constelaciones de ideas.

«Sobre un fondo de sombras verde azuladas propio de la paleta del artista, Martí asciende desnudo sobre un caballo alado y aun retiene en sus manos las bridas del corcel. La muerte, otra vez una mujer extraña, lo espera en lo más alto y le infunde su aliento hasta dejarlo exánime como al final de una pasión, pues como expresara el pintor, él se resiste a morir (…)».

Entre los herederos modernos, Amaury de Jesús Palacio Puebla -artista reconocido por plasmar en el lienzo figuras de la talla de Carlos Manuel de Céspedes, Bartolomé Masó, Perucho Figueredo, Miguel Barnet, la prima ballerina assoluta Alicia Alonso y el insigne historiador de La Habana, Eusebio Leal- nos regala, de cara al aniversario 130 de su caída en Dos Ríos, una pieza de óleo sobre lienzo de dos metros de alto por 1.30 de ancho, que integrará el montaje museográfico del Monumento en Dos Ríos.

«Pintar a José Martí puede parecer fácil, si se va a hacer una interpretación libre de su rostro, de su figura, porque bueno ahí entran cuestiones de estilo y de la manera de hacer de cada artista.

«En mi caso, que soy un pintor de corte realista, siempre me atengo a la realidad objetiva para realizar mis retratos, esto lo hace mucho más difícil porque el resultado tiene que ser muy fiel a la extensa iconografía que tenemos del Apóstol», sentenció Palacio Puebla.

Su Martí cabalga sobre la manigua cubana, con revólver en mano, una antesala de la obra que materializara en 2023 bajo el título La caída inmortal, que se centra en el instante de la muerte.

Aunque el Heraldo de Madrid en su edición del 30 de mayo recuerda los detalles de la indumentaria del Apóstol al momento de su muerte: «(…) Vestía de hilo rayadillo azul oscuro, zapatos amarillos, polainas de charol y sombrero de fieltro»; el artista manzanillero lo viste de leyenda, de hombre de acción, con traje de campaña, reforzando esa coherencia acción-pensamiento.

Según el libro Dos Ríos: a caballo y con el sol en la frente, del historiador y escritor cubano Rolando Rodríguez, Martí invitó a Ángel de la Guarda a marchar con él a la carga, y en arranque ardoroso se lanzó al galope en pos del olor a pólvora y el zumbido de los plomos.

«En la mano solo llevaba, aquel mediodía, su revólver colt con empuñadura de chapas de nácar, regalo de Panchito Gómez Toro».

El Martí de Palacios Puebla, más allá de captar la realidad del momento, se enfoca en el significado del hombre; aquel que, después de su fervorosa exhortación a la lucha con palabras encendidas, también se manifestó con acciones.

El propósito de esta obra es legarnos un Martí vivo, de acción; no como una figura estática del pasado, sino como un ser dinámico cuyas ideas, luchas y pasiones resuenan con vigencia en el presente. A través de un relato que privilegia su incansable actividad revolucionaria y su compromiso con la justicia, se busca capturar la esencia de un hombre que trascendió su época para convertirse en símbolo de resistencia y creación.

Más que un rescate del momento histórico, la obra aspira a revivir su legado, invitando al lector a dialogar con su pensamiento y a reconocer en sus acciones un llamado perpetuo a la libertad, la unidad latinoamericana y la dignidad humana, como si el Apóstol siguiera cabalgando, inspirando y desafiándonos hoy.

EPÍLOGO

A veces Martí nos llega en forma de versos, otras es una semilla que estalla en la memoria, río que desborda su cauce abrazo, abrigo, sentencia. Cada Martí nuestro, cada reconstrucción suya a partir de nuestra cosmogonía, apunta a lo que tanto defendía nuestro Cintio Vitier cuando expresó:

«¿Y por qué no aspirar a que todos los cubanos lo sean? No martianos redichos, huecos, repetitivos y falsos. Hombres entrados en su propia originalidad, en su propia independencia, en su propia vocación individual y nacional, en su propia humanidad universal, en su propia epopeya».

Fuentes:

La muerte y el arte. Cuatro visiones de la caída de José Martí en la pintura cubana, de Damodar Peña Pentón en revpanorama.sld.cu

José Martí como lección de vida, de Lisday Martinez Saavedra, publicado en Radio reloj.

Martí en la hora actual de Cuba, de Cintio Vitier, publicado en Juventud Rebelde el 18 de septiembre de 1994.

La muerte y el arte. Cuatro visiones de la caída de José Martí en la pintura cubana, publicado en Panorama. Cuba y Salud 2018;13(2): 105-110.

Dos Ríos: a caballo y con el sol en la frente, de Rolando Rodríguez.

Esteban Valderrama, 1917. Foto: Tomada de Internet
Alicia Leal En “Muerte de Martí”, óleo sobre tela de 1998. Foto: Tomada de Internet
Juan Vicente Bonachea Foto: Tomada de Internet
Carlos Enriquez, Foto: Tomada de Internet
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