ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Nomadland, dentro del ciclo Películas ganadoras del Oscar, en salas de La Habana. Foto: FOTOGRAMA

A Nomadland (Chloé Zhao, 2020) debe atribuírsele el mérito mayúsculo de representar, en la historia del cine estadounidense, una de las películas que mejor han sabido seguir (y construir) a un personaje en su camino hacia la búsqueda de la libertad de espíritu. Se trata de esa pesquisa existencial o indagación ontológica cuando el alma prueba independizarse de casi toda suerte de ataduras y procura la paz en el silencio, el viento, la tierra, el esplendor de un paisaje que supone la expresión tangible de la divinidad.

Así Fern (Frances McDormand) encuentra esa libertad en su existencia nómada de caravanas o casas rodantes por desiertos, pueblos rurales, campamentos y carreteras perdidas de ese Estados Unidos semilunar, en las antípodas de las postales turísticas y el imaginario definido por Hollywood a través de un siglo.

Hay par de instantes que traducen el grado total de libertad que alcanza Fern: al minuto 66, cuando, dueña de una calma mental absoluta, se queda dormida –cabellos mecidos por el aire y la noche de observadora– en un sillón puesto a la intemperie en medio de la nada; y al minuto 91, durante ese diálogo mudo con el mar, a través de su paseo en solitario por los acantilados.

Son ambas secuencias –al amparo visual favorecedor de las cromas azules de Joshua James Richards, habitual director de fotografía de la Zhao– portadoras de la elocuencia mágica entregada por el mejor cine, solo desde la instancia de la imagen, sin recurrencia al verbo (algo común a todo el metraje, apúntese).

Y resultan las dos, también, profundamente nostálgicas, porque los pasos de esta mujer –por más que quiera alejarse de tal sombra– van seguidos por las siluetas de la tristeza y la soledad.

Una inmensa soledad que ella reconvierte en fortaleza –elemento definidor del personaje–, sin arredrarse ante las circunstancias amargas que condicionan su existencia: la pérdida del esposo, la desaparición de su pueblo, el no poder o querer encajar dentro del sistema de normas de su reducto familiar remanente, y el golpe de indiferencia de un sistema que ignora a las personas como ella y no resulta capaz de ofrecerle el empleo fijo requerido para subsistir.

Nomadland, mirada harto desesperanzadora al país norteño, que localiza sus fuentes de inspiración en el libro Tierra nómada, sobreviviendo a los Estados Unidos en el siglo XXI (Jessica Bruder, 2017), se ambienta en la nación posterior a la debacle económica de 2008, la cual sumió a millones de nacionales en la pobreza, dejándolos sin sustento y casa.

Tal escenario no originó, pero sí fomentó las bases objetivas para el incremento sustancial de esos nómadas que recorren regiones enteras del país en sus furgonetas, caravanas o tráileres, viviendo de forma muy precaria, sin respaldo oficial de ningún orden.

Fern es uno de tales rostros sin nombre, desconocidos por los grandes noticiarios, ausentes de la conversación pública de la tan rica como desigual nación, al que la directora/guionista/montajista china radicada en Norteamérica, Chloé Zhao, hace carne por la gracia de la descomunal Frances McDormand.

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Victor ramos dijo:

1

28 de abril de 2025

08:14:45


Belleza de lenguaje del periodista, viva cuba