Cuando se otorga el Premio Nacional de Radio, se reconoce una extensa y meritoria trayectoria laboral de alguien que ha llegado a la cúspide de una entrega profesional al medio radial, pero para nada significa la conclusión de un proyecto de vida.
Caridad Martínez, directora de programas de Radio Progreso, fue, desde mucho antes de merecerlo, un paradigma a seguir por las nuevas generaciones.
Al darse a conocer ayer la noticia de su deceso, a los 80 años, quedamos sumidos en la más profunda tristeza, tanto los radialistas de todo el país como a los oyentes que, desde hace seis décadas, saben de su honroso legado en la radio.
Comenzó a trabajar en Radio Progreso desde agosto de 1961 como copista de libretos, pero con un interés tan grande en superarse que llegó a dirigir el programa Fiesta Guajira. Fue tan elogioso su desempeño al frente de dicho espacio de música campesina, que se le propuso trabajar en el bloque de programas dramatizados de la emisora, lo que constituyó el despegue de su proeza como directora. Son los oyentes de espacios como La novela cubana, Francamente o Clave 8-30 entre tantos otros, quienes pueden atestiguar la excelencia de lo que escuchan al aire como resultado del desempeño de Caridad. Pero somos sus compañeros de trabajo, los que podemos hablar de ese gran ser humano que singularizaba su personalidad. Era exigente y rigurosa en cuanto a los requisitos imprescindibles para alcanzar la calidad adecuada de sus grabaciones, pero lo hacía con una discreta sonrisa, acompañada por ese timbre de voz tan dulce y el marcado aliento de positividad que nunca la abandonó, que nadie se le podía negar a lo que ella pidiera.
Se cuenta que, en una ocasión, se reúne con el colectivo de actores para hablarles de la necesidad al día siguiente de comenzar a grabar a las siete de la mañana y nadie le falló a su reclamo. Por si fuera poco, los que conocemos de su experiencia como profesora de la FAMCA, estamos claros de que ese respeto y adoración que sentían los alumnos por Caridad, fue un aliciente decisivo para que muchos de ellos se sintieran atraídos por el mundo de la radio como el destino laboral definitivo.
Obviamente que en esta breve reseña acerca de Caridad Martínez, tenemos que hablar de su relación matrimonial con Alberto Luberta, el guionista del legendario programa Alegrías de Sobremesa. Esa unión, durante casi cinco décadas, fue motivo de regocijo y orgullo para todos aquellos que tuvimos la dicha de compartir con esta memorable pareja.
Sin lugar a dudas, cuando se entrega tanto a la trayectoria como profesional en el rango en que lo hizo Caridad Martínez, puede llegar el momento de la jubilación, pero en realidad su corazón nunca abandonó Radio Progreso. Ella es uno de los pilares que sostienen la enriquecedora herencia de la Onda de la Alegría al estar identificada como la Gran Dama de la Radio cubana.
COMENTAR
Celio Fuentes Rodríguez dijo:
1
27 de enero de 2025
17:03:34
Roberto Llonch dijo:
2
27 de enero de 2025
19:49:05
Roberto Llonch dijo:
3
27 de enero de 2025
19:50:10
julioavinoa dijo:
4
28 de enero de 2025
08:56:13
Responder comentario