El último tango en París (Bertolucci, 1972) ha vuelto a exhibirse en estos días en el cine Yara como parte de un ciclo titulado Placeres y angustias de la carne, y con él sale a relucir «lo último» –que en verdad no es tan nuevo–, relacionado con una de las películas más polémicas de la historia del cine, «Lo último» se relaciona con unas declaraciones formuladas por Bernardo Bertolucci para la Cinemateca francesa, en el 2013, y aireadas en YouTube, en el año 2016, con motivo del Día Internacional contra la violencia de género. Allí el director italiano le ponía el cuño a lo que desde hacía rato era vox pópuli en el mundillo cinematográfico: la escena de la violación (mantequilla mediante) no había sido consensuada con la actriz Maria Schneider y más bien resultó una trampa urdida el día antes por Marlon Brando, y aceptada por él para obtener un veracidad rotunda.
Habría que recordar que El último tango… narra la relación pasional, y no poco violenta, de una joven de 19 años con un hombre de 48 y, según su director, él quería que la Schneider no interpretara su humillación y su rabia, «sino que la sintiera de verdad».
La declaración volvía a poner sobre el tapete la vieja polémica de hasta dónde puede llegar el arte con tal de plasmar lo que el creador se propone, y en muy poco tiempo el video tuvo más de medio millón de visitas, no pocos condenando a Bertolucci y a Brando.
Actrices como Jessica Chastain y Chris Evans declaraban que jamás volverían a ver la película, ni consideraría a su director y actor principal de la misma manera.
El último tango en París corría el riesgo de volverse a ir a la hoguera, tal como le sucediera en su estreno, aunque en aquellos días desde las
perspectivas de una moralidad pacata que la prohibió en varios países, incluido Italia, cuna de su director.
Entonces llegó el urgente comunicado de Bertolucci diciendo que el montaje de sus declaraciones se habían malinterpretado en YouTube y que la escena de la violación, que no fue real, sí estaba en el guion. Lo único nuevo fue «usar la mantequilla» y tomarla a ella por sorpresa «para que reaccionara como una chica, no como una actriz», reiteró.
Ya María había muerto de cáncer, en el año 2011, a los 58 años de edad.
En el 2007 le había hecho declaraciones al Daily Mail que no trascendieron hasta el 2016, junto con la nueva polémica: «durante la escena –dijo–, aunque lo que hacía Marlon no fuera real, yo lloraba de verdad. Me sentí humillada y, para ser honesta, un poco violada por Marlon y Bertolucci. Al menos solo fue una toma».
No se cansaría de repetir que había terminado odiándolos a los dos y finalizado su trabajo ingresó en una clínica siquiátrica. La depresión la
marcaría de por vida y no es arriesgado afirmar que en ello mucho tuvo que ver el filme que le hiciera conocer la fama. Algunos dijeron injustamente en esos días que había quedado muy por debajo de Brando, sin tener en cuenta que la inexperta María, desnuda buena parte de la trama, estuvo obligada a darle la réplica a las improvisaciones constantes de su pareja, ya que Bertolucci le permitió al actor cambiar y aportar cuanto quisiera en pleno rodaje.
Impresionados por la actuación de la muchacha, muchos directores de primera línea –Buñuel, entre ellos– salieron a cazarla, pero sencillamente no dio la talla.
Hoy queda El último tango en París como la gran película que es, al margen de los comentarios –verdades, medias verdades y mentiras– que seguirán llegando, aun cuando no quede vivo ni uno solo de los espectadores que en su momento de estreno la aplaudieron y se conmovieron con ella.
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liudmila dijo:
1
3 de septiembre de 2018
09:47:23
JORGE TAVEL dijo:
2
4 de septiembre de 2018
12:54:43
Janet dijo:
3
6 de septiembre de 2018
18:26:39
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