Oscar, cantados y no tan cantados

Finalmente, y tras años batallando (cinco nominaciones), Leonardo Dicaprio se alzó con el Oscar al mejor actor por su papel en El renacido, del Alejandro G. Iñárritu, quien, su vez, obtuvo la estatuilla al mejor director. Emmanuel Lubezki, completó el tercer premio para esta cinta en el apartado de mejor fotografía.

El Oscar a la mejor película, sin embargo, lo obtuvo En primera plana (Spotlight) dirigida por Thomas McCarthy y escrita por él mismo junto a Josh Singer, historia real acerca de un equipo periodístico que desenmascara un escándalo de abusos sexuales que involucra a la Iglesia Católica de Massachussets. El filme también obtuvo el Oscar al mejor guión original.

Brie Larson fue la ganadora del premio a la mejor actriz por La habitación, galardón no “tan cantado”, pues tenía excelentes rivales; Cate Blanchett (Carol), historia de amor lésbico en los años cincuenta (demasiado para los académicos), y la veterana Charlotte Rampling por 45 años, un drama matrimonial que nadie debe perderse. No obstante, pocos discuten que la Larson es una digna triunfadora.

Otro Oscar que parecía ser y no fue correspondió al de actuación secundaria, donde muchos daban ganador a Sylvester Stallone (habría que verlo para poder comentar) por Creed, una nueva encarnación suya como Rocky. La estatuilla, a pesar de los pronósticos, correspondió el actor inglés, de larga experiencia teatral, Mark Rylance por su desempeño como un agente ruso en El puente de los espías, película de Spielberg que aunque pretende ser “objetiva” en el hecho real que narra, parece realizada con los clichés anticomunistas provenientes de los tiempos de la Guerra Fría.

El Oscar de mejor guión adaptado lo ganó La gran apuesta, que se refiere al frenesí del lucro como entretenimiento masivo ligado a la catástrofe financiera provocada en los Estados Unidos, a partir del año 2008. El premio a la mejor actriz de reparto correspondió a Alicia Vikander, por La chica danesa, un acápite en el que competían figuras altamente elogiadas como Kate Winslet (Steve Jobs) y Rooney Mara (Carol).

La desorbitarte Mad Max: Furia en el Camino se agenció el Oscar en diseño de vestuario, diseño de producción, maquillaje y peinados, y edición y mezcla de sonido.

Ennio Morricone ganó en mejor banda de sonido por Los odiosos ocho y El Hijo de Saúl, de Hungría obtuvo el Oscar a la mejor película extranjera.

No pocas alusiones hizo el presentador de la gala, el comediante negro Chris Rock, a la polémica acerca de la falta de actores negros incluidos en las nominaciones de este año, lo que, incluido a la intervención de la directora de la Academia, Cheryl Boone Isaacs, asegurando que muchas cosas cambiarían en función de “la diversidad”, hace pensar que los que dirigen el entramado de los premios quizá, de una vez, ¿para siempre?, no se queden cruzados de brazos.

En una parte de su presentación Chris Rock dijo: “Quiero creer que si antes no protestábamos como ahora es porque teníamos cosas más importantes sobre porqué protestar. Cuando uno tiene a su abuela colgando de un árbol no se preocupa por saber cuáles son los documentales extranjeros nominados”.

Y mas adelante: “Bueno, ahora también tenemos otras cosas de las cuales quejarnos, por ejemplo, de la policía que mata a gente negra cuando probablemente va a ver una de nuestras películas”.

Entregado el Oscar, el galardón entra en una nueva etapa financiera y promocional, pues los que no han visto los premios querrán verlo de todas maneras, y así un ciclo se une al otro sin que muchos recuerden que el Oscar no es exactamente un certificado de calidad absoluta a lo mejor que se filma en el mundo, entre otras razones, porque ese mundo, lleno de películas muy buenas, está por crear un premio artísticamente más abarcador y verídico.