ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Andrea Occhipinti en el papel de Fabrizio.

Entre las series dramatizadas de estreno transmitidas este verano por Multivisión, hubo una, al final de la temporada, que mereció una mejor promoción y hasta me atrevería sugerir un próximo nuevo posicionamiento mucho más jerarquizado en la programación. Porque no siempre se tiene la oportunidad de apreciar tal grado de fidelidad en la adaptación para la pantalla de un clásico de la literatura universal y, junto a ello, la posibilidad de incitar al televidente para que descubra por sí mismo el placer de leer una novela excepcional.

Me refiero a La Cartuja de Parma. Obra maestra de la narrativa francesa del siglo XIX, es una de las dos grandes novelas escritas por Henri Beyle (1783–1842), que firmó sus textos con el seudónimo Stendhal. La otra fue El rojo y el negro y comparten el perfil de ser novelas de aprendizaje. En 1948 el director galo Christian Jacque  rodó una versión fílmica de La Cartuja de Parma con dos protagonistas excepcionales, Gérard Philipe y María Casares.

La que ahora comentamos es una miniserie de seis capítulos, coproducida  entre Francia, Italia y Alemania, y dirigida por el italiano Mauro Bolognini (1922–2001), a quien recordamos también por sus celebradas películas El be­llo Antonio (Marcello Mastroianni  y Claudia Cardinale),  La viaccia (otra vez Cardinale) y Me­tello (Massimo Ranieri).

Aunque filmada en 1982 nunca antes había ocupado un espacio en nuestra televisión.  A tres décadas de su realización mantiene su frescura e impacto visual. La reconstrucción de época y el ropaje sonoro logran no solo que el espectador se sitúe en los albores del siglo XIX europeo, particularmente en los ambientes italianos.

En esa atmósfera se desarrolla una trama que gira en torno al enfrentamiento del joven Fabrizio del Dongo (Andrea Occhipinti) con  la realidad política de una Italia que transita del bonapartismo a los albores del Risorgimento en medio del conflicto interior por hallarse a sí mismo, incluyendo la vocación religiosa.

De una parte está el choque entre las ideas liberales alentadas por la Revolución Francesa  y el conservadurismo de quienes se apegan al dictado imperial austriaco —en ese caso, la familia del protagonista—; de otra, los rejuegos políticos de la Italia post­napo­leónica, en la corte del Príncipe de Parma.

Pero sobre todo se nos presenta la búsqueda del amor por parte de un joven que se interroga continuamente sobre la naturaleza de la pasión y oscila entre la frustración y el deseo.

Si Fabrizio es la viva encarnación del espíritu romántico de la época —recortado sobre las tensiones históricas del plazo en que transcurre su existencia—, no menos interesantes resultan los dos personajes que funcionan como una báscula en el tejido sentimental del joven: la condesa Sanseverina, tía suya, que ama profundamente al sobrino pero sin que dicha entrega sea correspondida; y el conde Mosca, pretendiente y luego esposo de esta, quien sabe de su afinidad con Fabrizio pero sobrelleva la situación en función de sus propios intereses. El ideal del joven, Clelia, hija del carcelero que lo vigila en la torre de Parma, se materializa y esfuma a la vez. Los dos primeros personajes son interpretados por dos actores de primerísima clase: Marhe Keller y Gian María Volonté. Con menos consistencia, un tanto etérea, se nos da la Clelia de Pascale Reynaud. En el elenco figura, además, una actriz fetiche de Bo­log­nini, Lucía Bosé, como marquesa del Dongo.

Con motivo de su estreno italiano, Ítalo Calvino, el gran escritor de ese país que nació entre nosotros, en Santiago de la Vegas, explicó por qué le era entrañable la obra de Stendhal: “Cuántas personas quedarían flechadas en el corazón desde las primeras páginas de La Cartuja de Parma, persuadiéndose sorpresivamente que la más bella novela del mun­do no podría ser más que esta, y ellos mismos reconocerán en la novela aquello que siempre habrían querido leer y que les serviría de sostén, de eco que retumbe para todos aquellos que ya la leyeron y para los otros que la leerán una y otra vez”. La obra audiovisual, obviamente, deja a un lado los matices de la narración literaria, pero también posee la capacidad de flechar a los espectadores que buscan en la pequeña pantalla un entretenimiento culto.

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capitalina de a pie dijo:

1

2 de septiembre de 2015

07:52:55


revise por favor, recuerdo haberla visto con anterioridad en la TVC

Malena dijo:

2

2 de septiembre de 2015

12:23:31


''y hasta me atrevería sugerir un próximo nuevo posicionamiento mucho más jerarquizado en la programación''. Comparto 100% este criterio del periodista, la serie se nos fue de entre las manos y apenas pudimos disfrutarla, no tuvo la divulgación necesaria, ni conocíamos de que contaba sólo con 6 capítulos, cuando abrimos los ojos no pudimos ver el final. Gracias a Granma.

Irai dijo:

3

2 de septiembre de 2015

13:34:14


A mi mamá le encantó

Mirtan dijo:

4

2 de septiembre de 2015

14:07:12


Pienso que la televisión y los medios culturales debieran llamar la atención sobre los materiales de elevada factura que se ponen en la TV y promocionarlos, hacerles spots en la tv, cuando se ponga algo que sea de alto nivel debe promocionarse por todos los canales a fin de cuentas lo que interesa es elevar el nivel cultural de nuestra sociedad, no importa si es en uno u otro canal.

María Josefa Rivera dijo:

5

2 de septiembre de 2015

16:13:24


Hace muchísimos años leí esa magistral obra y hasta hoy está entre mis preferidas, es de esas que dejan una huella indeleble en tu vida. Estoy fuera de Cuba, pero mañana regreso. Ojalá la repongan para disfrutarla en TV, pero recomiendo a todos su lectura

jade dijo:

6

2 de septiembre de 2015

16:23:34


Muy buena, pero prefiero ver de nuevo Reinado.

Reina dijo:

7

2 de septiembre de 2015

19:58:08


Si recuerdo haber visto el filme de la Cartuja de Parma que ahora se nos ofrecio como serie. Y coincido con el periodista acerca del valor artistico e historico de la misma y de las buenas actuaciones. Gracias a que mi canal preferido es multivision y sus series pude disfrutarla. Y coincido que por ser una obra de Stendhal debió tener mayor difusión

Pat dijo:

8

4 de septiembre de 2015

14:21:10


!Me encantó la serie! Me enamoré del personaje Dongo apacionado y liberal.