Virtuoso aunque discreto, hacedor de caminos que nunca blasonó de su espíritu fundador, Carlos Emilio Morales ocupará siempre por derecho propio un lugar preminente en la historia de la música insular de la segunda mitad del siglo XX y constituirá una referencia imprescindible en la trama del jazz cubano.
Este jueves recibió sepultura en la necrópolis de Colón el notable guitarrista, fallecido en La Habana a los 75 años víctima de cáncer.
Muchos lo recuerdan a la vera de Chucho Valdés, por más de dos décadas, desde los días iniciales de Irakere hasta la extinción de la afamada banda. Su inconfundible sonido caracterizó el tejido instrumental de una agrupación que revolucionó el jazz cubano y confirió a este una dimensión internacional inédita que se prolonga hasta nuestros días.
La saga de Carlos Emilio comenzó mucho antes, cuando debutó a fines de los cincuenta con la orquesta del Canal 12 de TV dirigida por Mario Romeu y prosiguió en el Teatro Musical de La Habana y la Orquesta de Música Moderna. En el plano creativo se enriqueció con las lecciones de Clara Nicola, Jesús Ortega, Federico Smith y Fabio Landa.
Otro momento relevante de su carrera aconteció cuando a mediados de los sesenta se integró al quinteto de Chucho Valdés en grabaciones que de ser relanzadas hoy revelarían la grandeza de un músico auténticamente renovador.
“Carlos es un pionero; la guitarra en el jazz cubano le debe muchísimo y las nuevas promociones tienen en él un paradigma”, destacó el notable baterista Enrique Pla, quien más allá de compartir con el músico labores profesionales fue uno de sus más entrañables amigos.
Orlando Valle, Maraca, compositor, flautista y exintegrante de Irakere, recordó cómo “entre Chucho y Carlos Emilio existió una química extraordinaria; se entendían musicalmente con solo una mirada”.
“El gran aporte de Carlos Emilio —abundó— consistió en dotar a la guitarra de una identidad propia en nuestro contexto jazzístico y eso lo reconocen Ahmed Barroso, Jorge Luis Chicoy y otros de los magníficos intérpretes que han seguido su ruta”.
De acuerdo con el contrabajista Jorge Reyes, “tendríamos mucho que aprender de su digitación y su fraseo, inconfundibles”. Solo cabría reprocharle su excesiva modestia, que privó a los amantes del jazz de un álbum en el que fuera principal protagonista.
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MARCOS dijo:
1
14 de noviembre de 2014
07:31:23
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