
El ultramarino pueblo de Regla está celebrando el centenario de su querido Roberto Faz (18 de septiembre 1914-26 abril 1966), uno de los interpretes más queridos y populares de Cuba, a quien todos los cantantes le guardan enorme respeto por su voz y su personalidad carismática.
Nació en la calle Calixto García 62 entre Céspedes y Agramante. El doctor Carlos González describe a Roberto Faz de la siguiente manera: Bajito, ojos color castaño, cabeza grande –le llamaban cariñosamente el cabezón- mucho pelo, castaño claro y a menudo con bigote. No era grueso, ni delgado, aunque por su estatura daba la impresión de tener muchas más libras de peso. Tez blanca y sonrisa fácil. Le faltaba un dedo en la mano izquierda. Cuando se hace popular llenaba los locales donde cantaba, lo querían mucho en su pueblo” (Entrevista de Leonardo Depestre).
El origen de Faz fue muy humilde, desempeñó diversas labores: conductor de ómnibus, barman, a la vez que descargaba, guitarra en mano, por los bares de su pueblo. Eran los días gloriosos de la explosión del son en la capital. Aunque también en la zona de Regla y Guanabacoa había un ambiente folclórico de toques y cantos de bembé de las potencias ñáñigas; unido a las rumbas y congas de comparsas que eran un plato fuerte en esta zona. No olvidemos que por Regla desembarcaron negros de África y chinos de Cantón.
Para ponerse a la moda de los septetos se integra en 1927 a uno infantil llamado Champán Sport, dirigido por Carlos Toledo. En ese septeto tocaba el trompetista Félix Chapottín quien en 1950 asume la dirección del conjunto de Arsenio Rodríguez.
Los domingos su padre preparaba un sabroso almuerzo con cerdo asado para Chapottín. Sabía que Chapottín, le enseñaría a su hijo los trucos del son y otras músicas cubanas.
El propio padre de Faz le organiza el conjunto Tropical. “Mi padre Pascual era como un administrador mío –me dijo el sonero en una ocasión–, él influía fuertemente donde quiera para que yo fuera cantante a toda costa y lo logró. Pero te digo que también aprendí a tocar todos los instrumentos de la percusión, esa era una de las distracciones de los jóvenes en aquellos tiempos en Regla, en una etapa en que no había televisores”.
Ya en 1930 cantaba en diversos septetos como el Ultramar que pertenecía a la administración de su padre, y para 1932 se profesionaliza como cantante en un cabaret llamado Hit. Con ese entrenamiento llega a cantar en 1938 en la orquesta Habana, y después con la orquesta Cosmopolita. Una de sus pruebas de fuego fue su presentación con la orquesta Hermanos Palau, en el fastuoso cabaret Sans Soucí, uno de los más aristocráticos de aquellos tiempos.
En 1939 llega a ser artista exclusivo de CMQ de Prado y Monte, una de las metas para todo cantante que quería triunfar en grande. Se va haciendo popular y en 1941, logra llegar al cabaret Parisién del exclusivo Hotel Nacional con la orquesta de Osvaldo Estivil, donde también cantó Tito Gómez.
Un punto de giro decisivo para Faz fue en 1944, cuando logra cantar con Alberto Ruiz en el Kubavana, que se presentaba en el cabaret Zombie Club de Zulueta entre Trocadero y Ánimas (antiguo Edén Concert).
En ese mismo año de 1944, después de esa gran experiencia con el Kubavana, lo reclama Roberto Espí para el gran momento del Conjunto Casino, su gran consagración. Allí conforman un ensamble que haría época en los salones cubanos junto a Roberto Espí, Rolito Reyes y Agustín Ribot.
“En el Casino coloqué éxitos en boleros, guarachas y canciones de los filineros José Antonio Méndez (Quiéreme y verás), César Portillo de la Luz (Realidad y fantasía) y sabrosas guarachas: A romper el coco (Otilio Portal), Que se corra la bola (Alberto Ruiz)”.
Con el Casino viajó por los Estados Unidos, Puerto Rico y Venezuela entre 1945-1946. En 1948 graba para la RCA Víctor y se introduce con mucho acierto en la radio y la televisión. Se mantienen un tiempo en la marquesina del Hotel Saratoga y en Radio Cadena Habana.
Todo eso fue hasta el fin de año de 1955 en que el Casino se desintegra estruendosamente. Roberto Faz, con algunos de los integrantes del Casino, organiza su propio conjunto el 16 de enero. Existían en aquellos días mucha expectativa por el nuevo proyecto. Para el 4 de febrero de 1956 estrenan a toda gala el conjunto con un baile memorable en el Liceo de Regla. Ese gran día estrenaron el éxito de Luis Marquetti: Deuda. La disquera que lo apoyaba era la Panart.
Con su nuevo conjunto lo invitan a Cayo Hueso, Tampa y Panamá. En 1958 gira por Centro y Sudamérica con un soberano éxito. Una temporada en 1957 en el cabaret Ali Bar, donde ya el Benny Moré era el Rey. Hay una foto de ambos archivada para la historia.
En 1961 graba el bolero Comprensión de Cristóbal Dobal, un súper éxito. Otras antológicas grabaciones de Faz: Como vivo en Luyanó, son de René Barrera, Cositas que tiene mi Cuba, son-montuno de Parmenio Salazar, Melao de caña, Sabrosona, Píntate los labios María (reeditado por Eliades Ochoa) y Carolina dengue, dedicado a Pérez Prado.
En la última etapa del conjunto de Roberto Faz, desde el mes de diciembre de 1965, como regalo de fin de año, comienzan a difundir el ritmo Dengue de Pérez Prado. Se puso de moda en 1966 El Dengue con su tiquitiqui y otrostemas que arrasaron en los carnavales habaneros.
En su etapa final, Faz con su conjunto puso de moda los “boleros ligaditos” (popurrit), en los que los trompetistas hacían coro de fondo. Eran los tiempos en que estaba de moda también Juanito Márquez con el ritmo Pa´cá; Eddy Gaytán con el wawa; el pilón de Enrique Bonne y el mozambique de Pello el Afrokán.
El 26 de abril de 1966, en pleno auge del mozambique y el dengue fallece Roberto Faz, tres años antes había desaparecido Benny Moré. La década de 1960 tuvo dos bajas muy duras para la música cubana, dos clásicos que dijeron adiós a las armas.
Para conocer más de Roberto Faz podemos llegar en la lanchita de Regla, catalogada por Alejo Carpentier como una “alfombra mágica” y visitar el museo municipal, donde aparecen fotos muy apreciadas de Roberto Faz y el legendario Liceo de Regla, cuartel general del cantante reglano.
Roberto Faz, atravesó más de tres décadas cantando en las más exigentes sociedades, salones de bailes, fiestas y carnavales cubanos. Dejó una estela de cariño en todos los bailadores y oyentes de la música cubana. En el exterior, su voz sigue difundiéndose, sus discos pasan de mano en mano entre coleccionistas.
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