ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
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Las unidades de cuidados intensivos en Cuba recibirán un plan inversionista para su modernización y desarrollo, de acuerdo con las exigencias actuales. Foto: Carlos Rodríguez

La medicina intensiva en el mundo se ha caracterizado, desde sus inicios, por su capacidad para identificar y asimilar dinámicamente situaciones clínicas de enfermos graves o críticos, en los cuales predomina la inestabilidad fisiológica, y donde pequeños cambios pueden llevar a un serio deterioro global, con daño orgánico irreversible o muerte, por lo que es necesario ejercer sobre ellos una serie de controles estrictos y utilizar tratamientos especiales e inmediatos.

Sobre esta esfera en Cuba, en tiempos de pandemia, Granma dialogó con el doctor Ricardo Pereda González, miembro del Grupo Nacional de Medicina Intensiva y Emergencias, quien concibe la especialidad como un conjunto de procederes especiales e integrales para lograr una sobrevivencia que conlleve a la recuperación o cura de enfermedades.

Para este actuar especializado se trabaja con la protocolización de conductas, donde se definen los esquemas de tratamientos médicos, las medidas de bioseguridad y el sistema de trabajo conjunto, para elevar la calidad de la atención médica y lograr mejores resultados en la atención del paciente grave.

«Toda la actividad médica está protocolizada y se aplica de acuerdo con la enfermedad del paciente. Es algo así como una guía de actuación en cada unidad, y responde a la evolución del enfermo. No existe un protocolo nacional único en las unidades de cuidados intensivos, sino que se ajusta a la situación de manejo de casos de cada unidad especializada», precisó el especialista de segundo grado en Medicina Intensiva y Emergencias.

Añadió que, en los meses de trabajo del azote del nuevo coronavirus en Cuba, los protocolos se han ajustado a las patologías específicas, con experiencias positivas y sin existir contradicciones con los medicamentos incorporados.

–¿Podemos hablar de protocolos cubanos para el tratamiento de la COVID-19?

–Diseñamos nuestros protocolos partiendo de las experiencias internacionales, y les hemos incorporado los aportes válidos obtenidos en estos meses de pandemia. La experiencia acumulada nos marca seguridad y tranquilidad con la utilización de los medicamentos adecuados e incluidos de acuerdo con las situaciones presentadas.

–¿Se tiene concebido un plan de desarrollo para las unidades de cuidados intensivos del país?

–A partir de la experiencia en el manejo de la COVID-19, y por orientaciones de la dirección del país, hemos definido un plan para el desarrollo de nuestras unidades de cuidados intensivos en tres etapas, partiendo, incluso, de la experiencia acumulada con la introducción y tránsito de este tipo de servicio en Cuba.

«El principal interés es elevar el número de capacidades para la atención al paciente grave, que pueda dar respuesta a esta pandemia y a futuras situaciones epidemiológicas, con la introducción de tecnologías médicas novedosas y de un personal especializado en prácticas de cuidados intensivos, atendiendo a que la Enfermería es decisiva para la recuperación de un paciente.

«La primera etapa debe concluir en 2021, y está concebida para reparar y modernizar las unidades en funcionamiento, e incorporarle un número importante de camas, de acuerdo con la situación económica del país.

«La segunda está concebida hasta 2023 y la tercera hasta 2026.

«Nuestro propósito es introducir todo lo que nos falte para completar los servicios en cada unidad de cuidados intensivos, y poder disponer de mejores y novedosos recursos tecnológicos: desde el ventilador mecánico y los sistemas ingenieros, entre otros, pensando en la estructura física de los locales, que debe responder a las patologías a tratar. La COVID-19 nos indujo a ampliar los cubículos de aislamiento. El empeño y el reto son salvar vidas.

«Nos preparamos en Cuba para el peor momento en un escenario adverso y con una situación extremadamente compleja para atender a pacientes con la COVID-19, y jamás se sobrepasaron las capacidades previstas y nunca hubo colapso en nuestros hospitales».

–¿A qué se debe que nuestras unidades de cuidados intensivos no hayan colapsado en los momentos de mayor rebrote de la COVID-19?

–Contamos con un sistema de Salud organizado, con una dirección sistemática, diaria, y una participación directa de la máxima dirección del país. Ello nos ha obligado a realizar las tareas según lo previsto para cada momento, bajo la conducción del Ministerio de Salud Pública (Minsap).

«Ninguna de nuestras unidades sobrepasó sus capacidades; incluso, en momentos bien tensos, pudimos derivar enfermos hacia instituciones ya preparadas y previstas para un incremento de la cantidad de pacientes.  Eso se contempló en el plan estratégico para dar respuesta a la epidemia. Aún lo tenemos diseñado y hoy nos lleva a tomar decisiones en cuanto a flexibilizar el plan de acuerdo con las circunstancias».

–¿Por qué no han existido contagios ni fallecidos dentro del personal que labora en la zona roja?

–Se debe al entrenamiento y a la capacitación que recibieron los profesionales seleccionados que laboran en zona roja. Ellos respetaron estrictamente, sin violar protocolos, las medidas de bioseguridad. Se generó un principio de cuidarse unos a otros, como parte de la disciplina dentro de los hospitales y, principalmente, en una unidad de cuidados intensivos.

«Incluyo en este grupo a los que garantizan la higiene de los locales, de los utensilios y de la distribución de los alimentos.

«Pienso que existe respeto y apego de la adherencia al protocolo de bioseguridad que se establece para esos lugares. Todo está escrito. Nuestra práctica nos ha demostrado que la adherencia al protocolo de bioseguridad ha sido exitoso en el enfrentamiento a la COVID-19 en Cuba».

–¿Qué experiencias le puede brindar Cuba al mundo en esta etapa de pandemia para los cuidados intensivos?

–Una de las experiencias está en la efectividad de los protocolos, al asumirlos con disciplina y respeto.

«La otra ha sido contar con un sistema de Salud organizado en varios niveles, con cobertura universal y gratuita para toda la sociedad, bajo la conducción del Minsap y del Gobierno. Nuestro protocolo de atención a la COVID-19 comienza y termina en la comunidad.

Foto: Granma

«El programa del médico de la familia tiene la responsabilidad de asumir la prevención, atención y vigilancia epidemiológica de los territorios. Allí se definen las acciones para prevenir y luego conducir, hacia todos los niveles necesarios, en la medida en que avanza la gravedad en la enfermedad. La prevención entraña la búsqueda temprana de aquellos casos contagiados o con posibilidad de contagiarse. Para ello utilizamos a los estudiantes de todas las universidades, con énfasis en los de Ciencias Médicas, en función de un pesquisaje total. Además, decide el control por parte de la máxima dirección del país, que toma decisiones oportunas de manera diaria.

«Estas experiencias son únicas, por la voluntad política de la nación para asumir un combate a un problema de salud a nivel global. A ello se añade la respuesta de la población, que mantiene una disciplina acorde a los llamados realizados por las autoridades. «Sería injusto no destacar la respuesta de la industria biotecnológica cubana y de sus científicos, que han trabajado de manera unida».

–¿Cómo impacta el bloqueo económico de Estados Unidos en los cuidados intensivos?

–El bloqueo está omnipresente durante muchos años, y las posibilidades económicas del país se ven reducidas por las acciones y las medidas coercitivas del Gobierno de EE. UU. El recrudecimiento de esas medidas ha sido más significativo con el azote de la pandemia. Ello nos limita y demora los tiempos, incluso, para introducir las tecnologías.

«El bloqueo ha sido criminal, no solo para los cubanos, sino también para los propios estadounidenses, ya que impide el intercambio de conocimientos entre ambos países».

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noelvis dijo:

1

3 de diciembre de 2020

10:21:27


la medicina cubana es organizada y disciplinada por tanto hay orden mis felicitaciones a todos los soldados de batas blancas y el orgullo tan grande que sentimos por ellos