ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
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En el lugar se instrumentó un grupo de medidas restrictivas que, con el paso de los días, permitirá transitar a una etapa más favorable. Foto: del autor

Matanzas.–Justo a la entrada del balneario de Varadero, procedente de la cabecera provincial, llama la atención una quietud poco habitual a partir del reciente fin de semana.

Es la ausencia de ajetreo en el complejo hotelero Oasis, principal inversión que se acomete hoy en el más importante destino de sol y playa de Cuba, y donde laboran unos mil constructores.

Más al interior del polo turístico, también se advierte el freno al movimiento en las obras para ampliar la planta hotelera o impulsar la reanimación de habitaciones.

La calma obedece a la decisión de detener las ejecuciones constructivas a cargo de la Empresa Hicacos, encargada básicamente de levantar nuevos hoteles en Varadero, con una fuerza que ronda los 4 000 trabajadores, en su mayoría en condición de albergados en ocho campamentos, entre los cuales se ha detectado un evento de transmisión de la COVID-19.

De acuerdo con la información de Reynol Ulloa Román, director adjunto de la entidad, haber parado las obras facilita el estudio y evita la propagación de la enfermedad, que ya registra casi una treintena de pacientes positivos, con un elevado número de contactos, asociados al evento de Santa Marta.

Para prevenir mayores contratiempos, realizan pesquisas dos veces al día y tienen el propósito de tomar muestras PCR al 100 % de los albergados.

Un ejemplo de la atención que recibe el nuevo foco, se observa en el campamento Bachichi, donde están en confinamiento alrededor de 250 constructores.

Miguel Pedroso, al frente del grupo, dijo que en el lugar se instrumentaron un grupo de medidas restrictivas que con el paso de los días permitirán transitar a una etapa más favorable, acciones chequeadas por el equipo médico a tiempo completo con ellos.

Lo más importante es garantizar el distanciamiento físico y limitar la movilidad, algo bastante difícil en un campamento con estas características, comentó el médico Oscar Arana. Dijo que la prioridad es la realización de la pesquisa dos veces al día, «y eso se cumple al pie de la letra».

La experimentada enfermera Aymée Cartaya aseguró que existe buen estado de ánimo entre los constructores, aunque admitió que, como la mayoría son jóvenes, se muestran intranquilos ante la situación poco habitual para ellos.

«Es duro estar aquí encerrado, ya no sabemos qué hacer con el tiempo, no estamos acostumbrados a estar de brazos cruzados», manifestó Miguel Ángel Figueroa, jefe de cubículo.

El especialista en falso techo, Yasmany García, reconoce la atención del personal de Salud y de las personas encargadas de servir los alimentos, «en tiempo y forma».

Estos hombres, dueños de una sobrada voluntad, constancia en el trabajo y de mucha habilidad en lo que hacen, tratan ahora de sobreponerse a la COVID-19, y aspiran a recuperarse en poco tiempo.

«Lo vamos a superar, no tengo duda», aseveró el joven Yasmany García, oriundo de Santiago de Cuba, y uno entre los casi mil hombres con la responsabilidad de edificar el complejo Oasis, vistoso hotel que dará la bienvenida a los turistas que arriben al balneario matancero.

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