El personal de la salud es especialmente vulnerable a la COVID-19, y en la región de las Américas tenemos la mayor cantidad de trabajadores de la salud infectados en el mundo, aseguró Carissa F. Etienne, directora de la ops.
«Casi 570 000 trabajadores de la salud en nuestra región se han enfermado y más de 2 500 han sucumbido ante el virus», manifestó.Con casi 13,5 millones de casos de la COVID-19 y más de 469 000 muertes en la región, incluyendo 4 000 al día, «la escala de esta pandemia no tiene precedentes, y ningún otro grupo lo ha sentido más agudamente que nuestra fuerza laboral de salud», destacó.
«En EE.UU. y México, los trabajadores de la salud representan uno de cada siete casos y estos dos países representan casi el 85 % de todas las muertes por la COVID-19 entre los trabajadores de la salud en la región», sostuvo.
«Los países deben garantizar que los trabajadores de la salud puedan hacer su trabajo de manera segura. Esto requerirá mantener suficientes suministros de equipos de protección personal y garantizar que todos estén capacitados de manera efectiva», aseveró.
Los países deberían asegurar condiciones de trabajo seguras y un salario justo para los trabajadores de la salud. «Esto es particularmente importante para las mujeres, la mayoría de nuestra fuerza laboral en salud, quienes deben recibir apoyo para participar plenamente y liderar la respuesta a la pandemia», agregó.
Al comienzo de la pandemia, los suministros de equipo de protección personal eran escasos. «Los trabajadores de la salud se vieron obligados a reutilizar mascarillas y batas, buscar alternativas o renunciar por completo a la protección para cuidar a los necesitados», remarcó.
Meses de trabajo sometidos a una enorme presión también han tenido fuertes impactos mentales y sicológicos en ellos, que han sufrido, además, el aislamiento de amigos o de familiares.
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