Cada vez que leo, veo u oigo que algún mensaje «subido» a las redes sociales –generalmente con una buena carga de ponzoña– se refiere a un supuesto fallecido en una calle de La Lisa, al descubrimiento de un fármaco remedialotodo en ee. uu., a los mensajes apocalípticos distribuidos en Facebook, a los falsos testimonios que se fabrican, amparados por el uso amplio y libertino de internet, me viene a la mente una pregunta: ¿Es o no posible identificar a esos personajes y es o no posible que las leyes de nuestro país puedan juzgarlos y sancionarlos?
No es por gusto que coincidan los que «suben» los mensajes malignos, con los que –algunas veces por ingenuidad y otras para hacer coro a las falsas noticias fabricadas desde el exterior por la Fuerza de Tarea creada en ee. uu. contra la isla–, se apresuran también en coger los teléfonos para «comunicar» los supuestos sucesos.
En todo caso, el daño está hecho, los incrédulos leyeron el mensaje, los agoreros del mal se encargaron de replicarlo, y alguno que otro «ingenuo» se lo creyó.
En estos casos, digamos, se trata de los «malos mediáticos». Pero hay otros a los que también hay que cerrarles el paso con la justicia inmediata y severa. Por estos días hemos visto algunas muestras en programas tan vitales como Hacemos Cuba o en los espacios informativos de la televisión.
Cómo es posible que haya seres humanos en nuestro país que se quieran aprovechar de la situación tensa que vivimos, donde se hace lo posible y lo imposible por salvar vidas, y roben cilindros de oxígeno medicinal, ese que salva en las salas de terapia de nuestros hospitales y hasta en las casas de pacientes necesitados.
Cómo es posible que trabajadores de una empresa y otros, se apropiaran de mascarillas (nasobucos), y otros medios destinados a proteger a trabajadores de la salud que a diario se exponen cuando cumplen su función cuidando y salvando a otros.
Cómo es posible que ese mal –el de la ilegalidad, los sobreprecios, el acaparamiento– aparezca en sus peores expresiones, cuando el país necesita orden y se hacen todos los ajustes necesarios dentro de los planes existentes, para que lo que se produce alcance para todos, en especial para los más desprotegidos.
Esos violadores de la ley no pueden quedar impunes, como se ha hecho en los casos expuestos por la tv y otros. Pero, sugiero que, junto al accionar del pueblo con sus denuncias y de la policía con su rápida presencia, hay que poner la justicia en la calle, en el municipio, y cumpliendo todos los principios legales, aplicar las sanciones, de manera rápida y severa, y que se expongan nombres, fotos y penas aplicadas a los infractores.
Hay que callar a los malos y de seguro que, una vez más, el bien triunfará. Todos somos responsables de ello.
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Migdalia martinez dijo:
1
23 de abril de 2020
16:46:53
Ariel Soler Costafreda dijo:
2
24 de abril de 2020
07:16:26
Jorge Antonio dijo:
3
24 de abril de 2020
10:10:14
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