Escucho a la doctora Yaritza Pérez Peña a través de un teléfono. Su voz se oye rara porque lleva nasobuco. Le confieso que busco ansiosamente este contacto y que tiene más admiradores detrás de ella. Deseo, le digo, que desde el Hospital Militar de Holguín, donde ahora está en cuarentena, comparta detalles de los momentos en que, pensando en los seres humanos, con su clara visión de médico, libró su primer combate cara a cara con la Covid-19.
«Fue en el hotel Río de Oro, en el municipio de Rafael Freyre. Trabajo en la Clínica Internacional de Guardalavaca y estaba de guardia en el Puesto médico del hotel, al que llegó un huésped canadiense, a sugerencia de Mariluz Claro, la camarera de la habitación. Ella detectó que el turista tenía tos, vómitos y diarrea.
«Mariluz no perdió tiempo. Estaba alerta y también advirtió sobre el caso a sus superiores, que es lo que se le dijo a todo el personal del hotel cuando lo capacitaron para actuar en momentos como este. Junto con la enfermera Marilín Oramas, evalué que estábamos ante un caso sospechoso del nuevo coronavirus y lo aislamos allí mismo, para cortar la cadena de contactos con otras personas».
Narra detalles sobre la operación de aislamiento del paciente y su posterior traslado a Villa El Cocal, para realizarle de manera expedita la prueba que, enviada al Laboratorio de Biología Molecular del Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología de Santiago de Cuba, resultó positiva.
Yaritza Pérez, desde que era alumna de la Universidad de Ciencias Médicas de Holguín, se preparó para enfrentar contingencias como esta, asegura. Luego en Brasil, durante su segunda misión como colaboradora, enfrentó severos brotes de zika, dengue y malaria, y puso en práctica protocolos médicos bien diseñados. Pero el nuevo coronavirus tiene gran poder de contagio y no puede decaer la vigilancia colectiva para detectar casos y evitar la propagación, dice.
Cuenta que en el reparto 26 de Julio, allá en Rafael Freyre, el hijo, el esposo, los padres y los hermanos están pendientes de su evolución en el periodo de aislamiento y eso constituye un gran apoyo emocional. También la llaman sus compañeros de la clínica.
«Mariluz, Marilín y yo permanecemos asintomáticas, igual que el resto de las personas que contactamos con el paciente. Estaremos aisladas unos 14 días, que es el tiempo de incubación de la Covid-19. Nos sentimos protegidas por el personal del Hospital Militar. Han sido muy delicadas con todos».
En manos como las de estos nombres, la familia cubana queda bien protegida. Lo mejor es que, en toda la Isla, hay miles como ellas.






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Olga lidia dijo:
1
20 de marzo de 2020
02:47:56
Jose Gonzalez dijo:
2
20 de marzo de 2020
11:46:15
Massiel dijo:
3
21 de marzo de 2020
19:00:52
Ramón dijo:
4
22 de marzo de 2020
08:30:26
Pablo Marcelo Aquino dijo:
5
22 de marzo de 2020
12:03:13
Fina dijo:
6
23 de marzo de 2020
20:16:19
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