
La lepra es una de las enfermedades más antiguas que recuerda la humanidad, conocida también como mal de Hansen, en honor del médico noruego Gerhard Henrik Armauer Hansen, quien en 1873 identificó el bacilo causante de este padecimiento: el Mycobacterium leprae.
—¿Podría afirmarse, pregunto a la doctora Fernanda Pastrana Fundora, que la lepra sigue constituyendo un problema de salud mundial?
—No. Se considera un problema de salud cuando en una población hay una prevalencia de más de un caso por 10 000 habitantes. En el mundo ha decrecido ostensiblemente, siendo Brasil, en la región de las Américas, el país que ha presentado más dificultades.
—¿Y particularmente en Cuba?
—La OMS se propuso para el año 2000 que la lepra dejara de ser un problema de salud en el mundo. En Cuba se alcanzó esta meta en 1993, con una tasa de 0,8.
Nuestra entrevistada, la doctora Pastrana, es Máster en Ciencias, especialista de segundo grado en Dermatología y jefa del Servicio de Dermatología del Hospital Pediátrico Docente Juan Manuel Márquez, de Marianao. Es también vicepresidenta de la Sociedad Cubana de esa especialidad, secretaria del Grupo Nacional y Jefa de su Grupo Provincial.
—¿Conocen los investigadores el porqué de la aparente imbatibilidad de este bacilo frente al desarrollo de la ciencia?
—Sí. La imposibilidad de cultivar in vitro (en el laboratorio) al bacilo, lo que no ha permitido lograr una vacuna contra la enfermedad y, además, su prolongado tiempo de incubación.
—¿Cuáles son sus características de presentación?
—Ataca la piel y los nervios periféricos, observándose manchas blancas o rosadas, ocasionalmente pardas, que muchas veces se acompañan de trastornos de la sensibilidad.
—¿El reservorio del bacilo es humano? ¿Cuáles son las vías que utiliza para su transmisión?
—El reservorio es exclusivamente humano y la vía de transmisión es a través de secreciones nasales y gotas de saliva. Algunos investigadores admiten la posibilidad de transmisión a través de la piel.
—¿Cuál es su periodo de incubación? ¿Y el de transmisibilidad?
—El periodo de incubación en general oscila entre cinco y 20 años con una media aproximadamente de diez años, pero se han reportado casos en países de alta endemicidad (alta carga de casos) en niños de seis meses y un año, aunque esto es excepcional. La trasmisibilidad se mantiene mientras la persona enferma tenga bacilos viables.
—¿Podría enumerar sus principales síntomas y signos?
—En su inicio, y es la etapa más importante a resaltar porque es la que permite el accionar rápido de la población y lograr su cura y evolución favorable, pueden aparecer manchas rosadas, blancas o pardas, con o sin trastorno de la sensibilidad, es decir, con dificultad para diferenciar la temperatura fría o caliente en las zonas afectadas, así como perder la sensación de dolor, digamos, al pinchazo de una aguja o sencillamente no reconocer la sensación al tacto. Un síntoma precoz y frecuente es el sangramiento nasal. Según avanza la enfermedad pueden aparecer otros síntomas: disminución o pérdida de la cola de las cejas o de las pestañas, aparecer nódulos cutáneos y dolor y engrosamiento de algunos troncos nerviosos, entre otros.
—¿Cómo se establece el diagnóstico de certeza?
—Fundamentalmente por la clínica, es decir el examen de la piel y los nervios periféricos. En segundo lugar los medios auxiliares de diagnóstico como son examen bacteriológico y biopsia de piel. Si esto no fuera suficiente acudimos al diagnóstico molecular e inmunológico, muy costosos y sofisticados pero con los que contamos en nuestro país. Y un tercer elemento, no menos importante, es la epidemiología, es decir, la convivencia sistemática y prolongada con personas enfermas no tratadas y la procedencia de áreas de alta endemicidad.
—¿Aqueja por igual a personas de cualquier edad y sexo?
—Se observa en ambos sexos y es más frecuente en los adultos, pero los niños no están exentos de padecerla aunque en menor proporción. En Cuba alrededor del 3 % de los casos que se diagnostican en el año son menores de 15 años. El Hospital Pediátrico Docente Juan Manuel Márquez, de Marianao, funciona como Centro de Referencia Nacional para el diagnóstico de lepra infantil y recibe a niños remitidos por los dermatólogos de las áreas de Salud cuando estos sospechan la enfermedad.
—¿Son efectivas las terapéuticas que se emplean?
—Sí, son muy efectivas y el tratamiento consiste en la administración de tres medicamentos simultáneamente. Es lo que se llama la Poliquimioterapia, con tres requisitos precisos: gratuito, obligatorio y controlado en el consultorio médico correspondiente según residencia.
—¿Curan la enfermedad?
—Sí, la curan, pero es muy importante el tratamiento precoz para garantizar una excelente calidad de vida al paciente.
—¿Qué consecuencias puede comportar si no se trata a tiempo y adecuadamente?
—El enfermo se mantiene diseminando bacilos hasta que se inicie el tratamiento y corre el riesgo de que se le produzcan discapacidades permanentes en ojos, manos y pies, fundamentalmente.
—¿Alguna valoración final?
—Sí, recordar las tres verdades de la lepra: Se cura, en las primeras dosis de tratamiento deja de ser transmisible, y el tratamiento temprano evita las discapacidades.
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tadeo gomez dijo:
21
26 de mayo de 2015
20:47:51
Niza dijo:
22
17 de agosto de 2015
15:40:44
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