Que la solidaridad sea siempre un acto superlativo
Hay que blindarse más contra los nuevos egoísmos, contra el odio que pretenden sembrar entre nosotros
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Hay que blindarse más contra los nuevos egoísmos, contra el odio que pretenden sembrar entre nosotros
Mentir es hoy el recurso más usado, y se ha perfeccionado tanto el disfraz de los embustes, que millones de personas creen en lo que se les dice, sin que atinen a escrutar más allá de esa superficie de falacias que, de forma abrumadora, los «acorrala»
En la resucitada Cuba de los egoísmos y el mercado ¿quién reclamará urgencia y solidaridad para los que sean barridos por ciclones o desprotegidos por los avatares de las políticas de choque?
Mujer, cubana y digna, se quedó para siempre y ya no habría sin ella ese país que construimos, en el que late el corazón de la igualdad y la justicia
Si las familias de los más de 3 000 cubanos víctimas del terrorismo de estado contra esta Isla asediada, albergaran solo una mínima parte del odio que algunos lanzan a diario contra Cuba, lejos estaríamos de ser la tierra de Martí
Nuestros enemigos nunca se conforman con algún dedo, solo serían medianamente felices si pudieran arrancar toda la mano, y de un solo tajo
Cuba es también, y más que nada, la patria de los que nos quedamos, y blasfemar sobre ella o convertir sus necesidades en comodín vergonzoso para alcanzar prebendas es, además de un facilismo torpe, una bajeza moral
A estas alturas y, con todo lo que nos han hecho, e incluso, con todo lo que han querido hacernos y no han podido, resulta indignante que algunos se digan patriotas y estrechen la mano que, llegado el momento, halará del gatillo o aplaudirá eufórica otra sanción contra nuestro pueblo
Los que nos quieren de verdad no apuestan por la guerra, los que nos odian sin razón no apuestan por la paz; pero es grande Cuba y grandes los cubanos, y no vamos a renunciar a nuestra unidad ni a la independencia que nos quieren negar
Pandora abre la caja de vez en cuando y deja salir un pomposo escándalo, que salpica con sus aguas corruptas a presidentes (como los de Chile y Ecuador), cantantes, empresarios y a otras celebridades de la misma especie
No se podría ser Fidel y seguir de largo ante lo mal hecho, o pactar con la desidia; no se podría ser Fidel y alejarse de las urgencias del pueblo, sin escucharlo atento, juntándose con él en su cotidiano esfuerzo por salir adelante
A los revolucionarios nos toca parecernos mucho más a los que se sacrificaron por la Revolución que a los que se rindieron en el empeño