Ciego de Ávila: Los nuevos reyes (+Fotos)

El Cepero y sus alrededores, en todo Ciego de Ávila, desde Majagua hasta Baraguá, tembló la tierra por la corona de los Tigres avileños

Foto: Ricardo López Hevia

CIEGO DE ÁVILA.— Que la lluvia inminente corrigiera el rumbo y se alejara del parque José Ramón Cepero no es más que una muestra de respeto, una reverencia al pasatiempo nacional cubano, que tuvo su clímax este sábado con la definición del clásico doméstico, por segunda ocasión en poder de los Tigres avileños.

En otro choque vibrante, de tensión, abierto solo en el último tercio, Roger Machado y sus pupilos volvieron a la cima, apoyados en otra soberbia actuación del lanzador Yander Guevara, en mi criterio el Jugador Más Valioso de la postemporada al ganar cuatro encuentros, todos con un sólido dominio.

El Cepero y sus alrededores, en todo Ciego de Ávila, desde Majagua hasta Baraguá, tembló la tierra por la corona de los Tigres, que no se amilanaron después que les cayera un cubo de agua fría el viernes, cuando los Piratas pineros sacaron el extra para extender la final a siete partidos.

Desde temprano la novena de Roger Machado atacó al sueño de los isleños, quienes, no obstante, mantuvieron el duelo pegado hasta las postrimerías, de nuevo con un béisbol exacto, casi sin fallos y sustentado en el respeto y la cohesión.

Pero cuando los famosos break de la pelota rompen a tu favor, cuando las líneas más feroces salen de frente o son devoradas por fildeos espectaculares, entonces resulta muy complicado superar al conjunto iluminado.

Y justo eso sucedió con los avileños en la jornada sabatina. Para la historia quedara si Roger Machado fue conservador o no por sacrificar a su tercer madero o a Yeniet Pérez, uno de los hombres más efectivos de la liga, la cuestión es que la estrategia le funcionó y su equipo logró fabricar las carreras necesarias para imponerse desde el mismo capítulo de apertura.

Mucho tuvo que ver la oportunidad de Yoelvis Fiss, quien por cuarta ocasión en la final encontró las bases llenas —tres de ellas en la primera entrada—, y remolcó la carrera que abrió la lata, seguido por otra conexión productiva de Yeniet. Además, Raúl González despertó de su letargo con par de impulsadas y anotadas, respondiendo a la confianza que tuvo el alto mando en su figura.

Yander Guevara demostró que su dominio no tiene nada que ver con la superstición —en el primer inning entró al box sin que Ariel Borrero le alcanzara la bola—, se basa en la calidad individual, en su explosividad sobre la lomita, en poner al rival contra las cuerdas y no darle oportunidad de nada.

“Fue un juego de presión, pero estaba preparado para darle el triunfo a esta afición, a mis seguidores, en particular a mi hija. La clave fue el control y cuidarme de todos los bateadores, mis respetos a todos por el espectáculo que han brindado”, expresó Yander, quien se convirtió en el lanzador avileño con más victorias (12) en play off.

Roger Machado, emocionado por tener la oportunidad de regalarle a la afición avileña el segundo trofeo en su historia, expresó a Granma que “antes de un juego como este a los peloteros se les dice que no traten de hacer más de lo normal, que no se presionen, que se diviertan y siempre piensen en todas las personas que han estado pendientes de su actuación en la temporada.

“No dudé de la victoria, sabíamos que estábamos frente a un gran equipo, que no se dio por vencido, pero hoy contamos con Yander Guevara, que antes del choque nos dijo que el triunfo estaba garantizado y no me hizo quedar mal. Luchamos muy duro, y creo que dimos un gran espectáculo para el público de la Isla, de Ciego, y de toda Cuba”, añadió el manager, quien discutió su tercera final en el último lustro.

La realidad es que el camino estaba, la cuestión era transitarlo, y los Tigres para coronarse monarcas del béisbol cubano: los nuevos e indiscutibles reyes de la selva. Puede parecer sencillo, pero los avileños sudaron la gota gorda ante un rival que, si bien no tiene en la jungla a su entorno más natural, supo adaptarse hasta convertirse en un cazador implacable.

Los Piratas de Isla de la Juventud, sorpresivos invitados en la postemporada, se convirtieron en la revelación más grande del béisbol cubano, probablemente desde la espectacular actuación de Holguín en el 2002

“Son un gran equipo, aguerrido, luchador, se merecen todas las palabras y adjetivos que desees. Queda felicitar al equipo, a su director, porque han dado un espectáculo como hace años no se veía”, reconoció Machado, quien también agradeció al público pinero por su comportamiento en los tres desafíos jugados en el Cristóbal Labra de Nueva Gerona.

Es cierto que no llegaron los cuatro grandes, condición que por su historia habrá que respetarle a Santiago de Cuba, Industriales, Pinar del Río y Villa Clara, pero este cuarteto del 2015 puso las cartas sobre la mesa, desplegaron el arsenal y se convirtieron en la comidilla de toda la nación por espacio de tres semanas.

En particular, Isla de la Juventud y Ciego de Ávila nos regalaron un capítulo de cierre hermoso, repleto de emociones, disciplina y armonía, al punto de que al final, tras la premiación, ambos conjuntos se reunieron en el centro del diamante, prueba de camaradería y respeto, valores que siempre han caracterizado a nuestro béisbol.

ANOTACIÓN POR ENTRADAS

J. R. CEPERO		C	H	E
IJV	000 002 000	2	9	1
CAV	201 002 20x	7	12	0
G: Yander Guevara. P: Yoalkis Cruz.

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Fabiel Torres Marrero dijo:

12 de abril de 2015