
A solo tres jornadas para que concluya la edición habanera de la XXV Feria Internacional del Libro, sus propuestas no se agotan. En la tarde de ayer fueron entregados en La Cabaña los Premios Nicolás Guillén y Alejo Carpentier, otorgados anteriormente.
El texto Bosques fractales, de José Rolando Rivero, fue el merecedor del Guillén, de poesía, por tratarse de una “excelente factura poética, dramaturgia efectiva y coherente, con la cual el autor logra abarcar diferentes aristas de la realidad contemporánea”. Los galardones del Carpentier fueron, en el apartado de cuento, La línea en la mitad del vaso, de Emerio Medina, debido a la destreza con la que el narrador se desenvuelve en espacios que van desde el relato de época hasta otros más actuales en un discurso fluido, y la novela Demonios, del habanero Alberto Garrandés, por su escritura brillante, exacta, prolija, barroca, deliciosa en lo anecdótico y profunda en lo filosófico. Por su parte, el Premio de Ensayo quedó desierto, pues el jurado consideró que ninguna de las obras presentadas alcanzó la estructuración, coherencia y fluidez expresiva para resultar ganador.
En la Casa del Alba Cultural fue presentado el libro Los padres de un hijo de la Patria, de la autoría de los periodistas Luis Báez y Pedro de la Hoz, un testimonio de Rosario Bosque y Juan Almeida, donde se recogen las vicisitudes de una familia en la etapa republicana y los valores éticos y patrióticos que supieron inculcar en sus hijos, fundamentalmente en el Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque. En la presentación, a cargo del diplomático Oscar Oramas y Eugenio Suárez, Director de la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado, estuvieron la generala Teté Puebla, junto a los comandantes Víctor Dreke y Delio Gómez Ochoa.
También se presentaron en La Cabaña La Isla escrita, una antología compilada por la escritora Norma Etchaverry y publicada por la Editorial Universitaria de La Plata, Argentina, donde se reúnen las voces poéticas de alrededor de 35 cubanos contemporáneos.
La editorial cienfueguera Mecenas presentó en la Sala Dora Alonso, también en La Cabaña, El álbum de mi familia, de Hecmay Cordero Novo, que recrea el tema de una familia de brujos, con simpáticas anécdotas asociadas a esos personajes, y la novela Las brujas merengueras, de Isora Morales, que cuenta a los pequeños sobre pasajes y personajes mitológicos.
Tres títulos imprescindibles, Los cinco cubanos hablan sobre su vida en la clase trabajadora norteamericana, de la Editorial Pathfinder; Voces desde la cárcel, (Nuevo Milenio) y Yo me muero como viví, (José Martí), fueron presentados ayer en la sala Nicolás Guillén de la Fortaleza de San Carlos de La Cabaña, en presencia de Mary Alice Waters, directora de Pathfinder, y editora de los volúmenes de los que, los dos últimos, antes vieron la luz con este sello editorial norteamericano, y de los que asegura esta extraordinaria amiga de Cuba y su Revolución, tienen como verdaderos autores a los héroes cubanos.
Sobre el primero de los textos expresó en su intervención Waters que no se trata de un libro de cárcel, sino sobre la lucha de clases en Estados Unidos, donde se puede apreciar cómo el capitalismo usa su sistema carcelario para proteger sus intereses de clases.
Voces desde la cárcel, (Nuevo Milenio), es “un elocuente y estremecedor testimonio no solo de la proeza de los Cinco, de su gigantesca fortaleza moral y patriótica, sino de la profunda admiración que despertaron a lo largo de su injusto encierro entre otras personas que también guardaban prisión”, mientras Yo me muero como viví, reúne en una edición bilingüe la serie de las pinturas de Antonio Guerrero, realizadas en ocasión del 15 aniversario de su encarcelamiento, un texto de “inestimable valor testimonial” donde aflora la resistencia de estos hombres que se sobrepusieron épicamente a la adversidad, sin perder la esperanza de la libertad pero dispuestos a morir por sus ideales.
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