Caracas, Venezuela.–¿Qué precio tiene la cabeza de Nicolás Maduro? Si a un guarimbero le pagaron 30 dólares, más el pasaje desde Colombia, para venir a Venezuela a promover la violencia en las calles, le dieron –según confesó– otro dinero por quemar el chaleco y la moto de un efectivo del orden, y le ofrecieron 500 dólares por herir a un guardia o a un policía, ¿cuánto desembolsarían por el Presidente de la República?
Imagino que cuando este jovencito, Isaac Mauricio García, decidió venir desde Colombia, dos meses atrás, habrá estado como la Cucarachita Martina, pensando: «Con lo que me paguen, ¿qué me compraré?»
Para su pesar, no pudo gastar la recompensa por el odio y la barbarie. El fiscal general de la República, Tarek William Saab, ha manifestado que ya iniciaron las acciones legales contra todo aquel que intente socavar el orden y la paz nacional. Esta vez no quedarán impunes, como sucedió en las guarimbas de 2014 y 2017, ha dicho ante la prensa.
Nada tiene que ver el pueblo, que decidió su futuro para los próximos seis años, con los vándalos pagados y «los comanditos terroristas» –como les llama Nicolás Maduro– que insisten en perturbar la estabilidad del país.
Quieren destruir Venezuela desde adentro. ¿Quiénes? «Los autores financistas» están confesos. Sin embargo, el excandidato presidencial Edmundo González Urrutia pidió en su cuenta de X «detener la represión de manifestaciones pacíficas».
¿Acaso tiene él una definición de pacifismo diferente a la del resto del mundo? Atacar escuelas, hospitales, almacenes de alimentos, estaciones del metro, sedes de alcaldías, quema de vehículos, amenazas a líderes políticos no entran dentro del concepto de paz.
Solo en Caracas, ha dicho el mandatario, agredieron a más de 3 000 líderes comunitarios, en sus hogares, con los hijos dentro. En ese sentido, en una sesión de la Asamblea Nacional, otro de los aspirantes a la presidencia en los comicios recientes, José Brito, del partido Primero Venezuela, alegó en su intervención:
«Señora Machado, yo quisiera preguntarle, ¿dónde carajos están sus hijos en este momento? Yo sé dónde están los míos, los cuales ayer fueron asediados por más de cinco horas, y la madre de mis hijos los enfrentó (…) Yo tengo un hijo con una condición. Mi hijo temblaba del miedo, pero sus hermanos lo calmaban».
Como el joven guarimbero, otros tantos han seguido el camino de la violencia. Unos buscan un cambio, otros cambian su dignidad por algo de dinero.
Los de ambas posiciones deberían saber que quienes les pagan, a quienes apoyan, tienen como Programa de Gobierno un texto en inglés que propone la privatización de los servicios públicos, la sumisión integral a Estados Unidos, y la entrega de sus recursos a las trasnacionales hegemónicas que han empobrecido a medio mundo.









COMENTAR
Responder comentario