ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Foto: Omara García Mederos

Caracas, Venezuela.–«¿Quiénes de ustedes quieren ir a estudiar Medicina a Cuba?», preguntaron en un aula de premédico en Venezuela. Rosa Elena Ramos alzó la mano sin pensarlo siquiera. Era el año 2008 y ya la tierra bolivariana y la Isla antillana sentían una cercanía familiar.

Todos en la nación sudamericana conocían historias de cubanos salvando vidas, devolviendo la visión, el andar, la movilidad de extremidades atrofiadas y desatendidas.

Sabían también de la conversación afectuosa, del trato amable tras el cansancio, por subir los empinados cerros, de los hijos traídos en medio de la calle, de las consultas a deshoras cuando el mal se agravaba.   

Rosa quería ser como ellos: una versión muy latinoamericana de superhéroes. «Después de tres meses hice las pruebas y, a los dos días, ya estaba volando para Cuba, en un grupo de 20 estudiantes.

«Fue una gran oportunidad –asegura–, sentí que era un pajarito al que le abrían la jaula y salía volando. Aprendí muchas cosas, sobre todo a ser muy independiente, y conocí otras culturas, pues éramos jóvenes de 69 países».

Su primera experiencia fue en la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) donde, además de recibir las materias, se vinculó en numerosos proyectos y perteneció a la FEU.

«Siempre estábamos en movimiento. Creamos la Fundación Robando sonrisas, para los niños con cáncer. En ese empeño contamos con el apoyo de la Embajada de Venezuela.

«Después de dos años y medio en la ELAM, pasé a estudiar en la Facultad de Ciencias Médicas de Matanzas, donde recibí una formación única, totalmente humanitaria, que nos lleva al contacto directo con el paciente». Ello dista mucho de la forma en que se ofrecen los servicios de Salud en este país, en el sector privado.

«Yo viví la atención médica en Venezuela antes y después de la hermandad con Cuba. Y ha sido un cambio radical. Aún nos falta mucho por aprender y concientizar a los profesionales en formación».

Tras cinco años en la Isla, Rosa Elena Ramos se graduó en la especialidad de Medicina Familiar, y ejerce, desde hace siete años, la encomiable tarea de dirigir el Área de Salud Integral Comunitaria Pinto Salinas 2, en la parroquia El Recreo.

«Cada uno de los consejos que nos dieron nuestros maestros cubanos han hecho que quienes nos formamos bajo su tutela permanezcamos en estos espacios de atención a las comunidades, y que transmitamos nuestros conocimientos a los jóvenes que algún día asumirán las labores que estamos desarrollando hoy.

«“Vete a privado”, me dicen mis compañeros. Y yo les respondo que no, porque esa no era la visión de los dos Comandantes. Ellos quisieron llevar la Salud a todos los rincones de Venezuela. En ese ideal me formé, y en él me mantengo».

Amor con amor se paga. Bien lo sabe esta galeno que insiste en que «trabajar en conjunto» con los colaboradores de la Mayor de las Antillas, «de manera integrada, como una sola voz, es la garantía del servicio de calidad» que le ofrecen al pueblo.

«A Cuba tengo mucho que agradecerle, y no solo que me formase como médico, sino también como ser humano. Pido grandes bendiciones para ese pueblo».

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Rosa dijo:

1

20 de junio de 2024

09:46:23


Que lindo ver que no sólo en Cuba hay "AGRADECODOS" que acompañan nuestra obra. Que conocen el valor de la amistad y el sacrificio y que velan desde su pedacito por el bienestar del pueblo. Gracias por este artículo.