Desde el hogar se compite en Tokio (+Video)

Autor: Eduardo Palomares Calderón Dairon Martínez Tejada Mailenys Oliva Ferrales Yosel E. Martínez Castellanos 1 de septiembre de 2021 00:09:03


La familia sufre y se emociona ante cada competencia. En unas se grita hasta el delirio tras la victoria, en otras se comparte la agonía por el revés. Ellos siempre están ahí, con el abrazo listo para entregar al competidor, independientemente de su resultado.

Compartir con la familia de un deportista, en el justo momento en que él o ella se entregan al máximo por un mejor resultado o en busca de la medalla, es un suceso único, al ver al padre, la madre, la esposa, el esposo, los hijos, el hermano o un amigo «empujar» a través de un televisor para que su familiar corone su sueño con éxito.

LO DISFRUTAMOS

Los padres de Robiel Yankiel Sol, 24 horas después del oro obtenido por su hijo en los Juegos Paralímpicos de Tokio-2020, no acaban de «aterrizar» tras la emoción que sintieron al ver que su muchacho brincó a lo más alto del deporte para personas con algún tipo de discapacidad.

«La verdad es que yo disfruté la competencia, porque sabía que él podía saltar por encima de los siete metros, ya que, en las pruebas de control en el estadio Panamericano de La Habana, mi hijo ha marcado ampliamente por arriba de los siete metros, y este 7,46 que lo llevó al oro es la prueba de ello», declaró su papá Robiel Sol.

Para Caridad Cervantes observar cómo Robiel Yankiel ha sido noticia en las últimas horas no es algo fruto de la buena suerte. Ella afirmó a este diario que el oro es una realidad porque él se ha propuesto ser el mejor, ya que afronta cada competencia con el desenfado de un adolescente de apenas 18 años de edad.

«Siempre nos dijo que iba a Tokio por el oro, y así fue. Como familia nos emocionamos, porque hoy vemos reflejado el esfuerzo que han hecho él y sus entrenadores, desde el primero hasta el actual, para llevarlo a ser campeón Paralímpico», dijo Caridad.

«Robiel Yankiel no tiene presión, ahí también radica el éxito. Él se divierte en la competencia porque eso es lo que más le gusta a él: enfrentar a los mejores saltadores de la categoría T46-47. Dice que le pueden poner al lado a Usain Bolt que para él la prueba es la misma, no se deja intimidar», confesó su progenitor.

EL VUELO DORADO DE OMARA

Cuántos habrán corrido junto a Omara Durand Elías esos 400 metros (categoría T12) que con seis la convierten en la atleta paralímpica cubana con más títulos dorados regalados a la patria. Seguramente además de su guía Yuniol Kindelán, la guiaron desde Cuba su pequeña Erika, el esposo Noleisis y la madre Adis.

Omara Durand. Foto: Archivo Granma

Como siempre hace, cuenta el padre de la niña de ocho años, Erika se paró delante del televisor y con la salida empezó a aplaudir, a saltar, y a gritarle: «¡Vamos, mami, dale mamita…!», segura de que al otro lado del mundo su madre la escuchó tan fuerte como para escribir en su cuenta de Twitter al término de la carrera: «El aplauso de mi hija está conmigo».

«Es que, por su fortaleza, su compromiso con el pueblo y la base de entrenamiento realizada, Erika y la familia completa esperábamos esa victoria que por diez años la mantiene invicta, y emite una buena señal para los 100 y los 200 metros en que igualmente intervendrá», aseguró su esposo Noleisis Bicet.

A pesar de que antes de la prueba Omara la llamó por teléfono y le rogó que estuviese tranquila, esta vez Adis Elías tampoco pudo despojarse de ese nerviosismo que ya cataloga de «normal», porque para la madre sigue siendo la niña del barrio de Chicharrones.

SAVÓN SALTÓ POR CUBA EN TOKIO-2020

El domingo, Leinier Savón saltó con Cuba en el pecho. El ánimo de la familia llevó al atleta al éxito, por eso puede con orgullo mostrar otra presea, como subcampeón paralímpico de Tokio-2020.

Leinier Savón. Foto: Archivo Granma

«Fue una alegría inmensa porque habíamos depositado toda la esperanza en los 100 m y al quedar sin clasificación solo nos quedaba saltar como nunca antes», confiesa emocionada María Elena Pineda, su madre.

«Había rivales difíciles, pero la meta estaba marcada y quedamos a cinco centímetros del ganador Amir Khosravani», aclaró María Elena a quien correspondió brindar, desde la distancia, fuerza y aliento durante estas jornadas fuera de casa. «Gracias a las redes sociales no perdimos contacto con él desde el Guaso hasta Japón».

«Leinier fue a Tokio a dar lo mejor de sí, es lo que ama, lo que amamos, por eso ya sea plata, bronce u oro lo que alcancemos, estamos satisfechos porque es nuestro resultado», afirmó María Elena, la principal mentora detrás del talentoso guantanamero, medallista en la categoría de débiles visuales profundos.

OTRA VEZ, «LEONARDO CUMPLIÓ»

Bastaron los gritos de euforia de los pequeños Leonardo e Isabella, y los brincos de Caridad a sus 74 años, para que los vecinos de la calle Manuel Pedreira, en Bayamo, supieran que Leonardo Díaz había hecho algo grande en el lanzamiento del disco F56.

«¡Es bronce!», anunciaría desde el portal su esposa Yarianna, y entonces, sí que se esparció la alegría.

«Vimos y vivimos la competencia por internet porque no fue transmitida por la televisión, y cuando llegó el lanzamiento que le dio la medalla, aquí en casa todos brincamos, gritamos y enseguida se lo dijimos a los vecinos», comentó a Granma Yarianna Salgado.

Leonardo Diaz Aldana Foto: Mónica Ramírez

«Aunque estos son sus quintos Juegos Paralímpicos siempre tuvimos confianza en él y sabíamos que iba a traer una medalla, sin mirar el color, porque aún con 46 años Leonardo es competitivo».

Por su parte, y sin descuidar la custodia de los dos inquietos nietos, Caridad Aldana apuntó: «a mí me encanta ver a mi hijo competir y con cada lanzamiento del disco va mi pensamiento: ¡oye, fuerte ahí; pa' lante… confía en ti, que tú sí puedes hacerlo!

«Además, antes de partir me dijo: mami, voy a darlo todo, y así fue, a pesar de que no llegó el oro. Por eso sé que con este bronce está contento, aunque no satisfecho, pero su mayor compromiso era conquistar una medalla para Cuba y, de nuevo, Leonardo cumplió».

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