Las emociones de Tokio

Autor: Oscar Sánchez Serra, enviado especial 27 de julio de 2021 09:07:00


TOKIO.- Dos mujeres que nos hicieron vivir momentos delirantes con sus dotes de campeonas continúan llenándonos de orgullo.

Ellas están aquí, porque a sus méritos deportivos han unido los saberes sobre el mundo atlético internacional y su transparente ética.

María Caridad Colón, campeona olímpica de Moscú 1980 en el lanzamiento de la jabalina, y Mireya Luis, tricampeona con el equipo de voleibol que capitaneó en Barcelona 1992, Atlanta 1996 y Sidney 2000, cumplen en esta ciudad funciones de dirección en los más altos estamentos deportivos.

La jabalinista María Caridad Colón, en Moscú 1980, se convirtió en la primera medallista de oro latinoamericana. Foto: Archivo

La Colón, en calidad de miembro del Comité Olímpico Internacional, la vemos en cada instalación donde las mujeres son las protagonistas, y aún no se desprende de sus sentimientos de atleta.

«Es imposible, cuando sientes por el deporte, puedes ser cosmonauta o integrante del COI, pero adentro está la adrenalina de la pista o de la cancha», dijo la guantanamera.

«Yo sueño todavía que me toca jugar mañana, que vamos a ganar», expresó la ejecutiva de la Federación Internacional de Voleibol, quien nos comentó, no en sueño, que espera pronto el regreso de morenas y morenos del Caribe a los tabloncillos olímpicos.

Esta trigésimo segunda edición de los Juegos que esta capital ha defendido contra la COVID-19 o los tifones, como el anunciado y que ni se portó por acá, han mostrado que ha de lucharse muy fuerte en pos de una presea, porque ni Tarzán es rey en esta selva, en la que continúa imperando el poder, no del más fuerte, sino del que se ha enriquecido a costa de los que aún les están negada una ceremonia de premiación.

Sin embargo, dentro de las propios escenarios competitivos se viven momentos únicos, entre sorpresas y curiosidades, historias que no dejan de emocionar, tanto como una medalla, incluso, algunas llegan acompañadas de esta.

Arlenis Sierra. Foto: ACN

Así ocurrió en la justa del ciclismo de ruta, en la cual la mazanillera Arlenis Sierra quedó en el puesto 34, tal vez alejada de sus pretensiones.

En esa lid, el nombre de Anna Kiesehofer no era mencionado por ninguno de los más eruditos en los giros del pedal. Nadie la incluyó ni siquiera en algún cálculo cercano a la decena de vanguardia.

No tenían por qué contemplarla en sus profecías, pues la muchacha es más conocida por sus resultados académicos (máster en Matemáticas por la Universidad de Cambridge y un doctorado en Matemáticas Aplicadas por la Universidad Politécnica de Cataluña en Barcelona), o por algún que otro resultado en triatlón, deporte que practicó hasta 2014, que por su historia sobre una bicicleta.

Anna Kiesenhofer. Foto: Reuters

Pero decidió escribir su leyenda aquí, cuando se separó del pelotón a falta de 38 kilómetros para la meta y no paró hasta entrar en solitario, un minuto y 15 segundos antes que su más cercana perseguidora, y una de las que todos pensaban en ella para el cuadro medallista, la holandesa Annemieck van Vleuten.

Fue tan arrolladora la ventaja que la de Países Bajos, al arribar a la meta, pensó que había sido la ganadora, hasta que le dijeron que hacia un rato Anna ya estaba festejando tras desplegar en la carretera tokiota su algoritmo vencedor.

Mientras la austriaca deliraba de alegría, en la esgrima la argentina María Belén Pérez Maurice perdió la oportunidad de obtener una medalla en esta cita, al ser eliminada por la húngara Anna Marton.

El momento ante la prensa era difícil, tanto como su reñido combate ante la magyar, pues la frustración no la abandonaba.

De pronto todo cambio, pues su entrenador, Lucas Guillermo Saucedo, levantaba detrás de ella y ante las cámaras un gigantesco cartel.

María Belén se dio la vuelta y leyó: «¿Te quieres casar conmigo?».

Dejo a los periodistas, besó a su novio y aceptó su propuesta tras 17 de años de pareja.

Jun Mizutani y Mima Ito. Foto: Olimpicsgame.com

Si no es curioso, lo que sí está claro es que es histórica la victoria en la modalidad de doble mixto del tenis de mesa del binomio japonés de Jun Mizutani y Mima Ito sobre la dupla de China (Xu Xin y Liu Shinwen), pues en esta modalidad el gigante asiático no perdía un metal áureo desde Atenas 2004.

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