TOKIO.–«Me faltaron detalles, sé que esto es un aprendizaje más, pero me siento mal porque sé que puedo dar más. Estar aquí ya es un privilegio, el sueño de todo atleta, sin embargo, eso no es suficiente», repetía, una y otra vez, la tenista de mesa Daniela Fonseca mientras las lágrimas bañaban su rostro de 19 años que estaba cumpliendo, justamente, el pasado sábado, el día de su estreno bajo los cinco aros.
A ella no le importaba que su adversaria le doblara la edad y diez años más, ni que Jian Fang Lay-Hong, australiana nacida en Wenzhou, China, debutó en Juegos Olímpicos dos años antes de que ella naciera y que cubre aquí su sexta incursión en estas lides. Ella solo quería más.
Ludia Montero, la muchacha de Río Cauto, en Granma, al igual que la matancera, se mostró también inconforme, pese a registrar aquí la mejor actuación de una pesista cubana en la historia olímpica, con su sexto lugar en los 49 kilogramos. La hija de Noraimis Ramos y Omar Montero nos dijo: «hubiera querido alzar mi mejor marca y lograr un mejor resultado, pero un error técnico, cuando había cien kilos en la palanqueta, me privó de ir más allá».
Para Cuba, el primer fin de semana de Tokio-2020 no preveía medalla alguna, ni siquiera que Montero avanzara tanto en el resultado final, pero si algo tienen los Juegos es que despiertan ese orgullo patrio, que no mide imposibles. Aquí no hay rival pequeño cuando la gloria de una delegación convoca, y es en ese momento que el cuerpo escucha todo lo que la mente dice para que lo volitivo supere a las cualidades físicas.
Estos escenarios, los más exigentes y retadores del mundo deportivo, no creen ni siquiera en los que llegan etiquetados como favoritos. Ya conocimos de la primera gran sorpresa, la derrota por 3-0 del hasta ahora invencible equipo de fútbol femenino de Estados Unidos, país que vio caer ayer a otro de sus símbolos, el quinteto de baloncesto, con todo su abolengo de nba a cuestas, a manos de Francia; o al anfitrión Kohei Uchimura, monarca de Londes-2012 y Río de Janeiro-2016, y seis veces campeón mundial, eliminado en la prueba que escogió para despedirse de los tapices, al caer de la barra fija, en la justa de gimnasia.
Hasta el momento, la Mayor de las Antillas ha visto a sus deportistas competir en tiro, natación, voleibol de playa, gimnasia, tenis de mesa, ciclismo, remo y levantamiento de pesas. Para este lunes ya habrán visto en la madrugada a Magdiel Estrada, el primer judoca en competencia, en la división de los 73 kilogramos, a quien tampoco se le ven posibilidades de un premio; Milena Venegas volverá al canal de remo, ya sin oportunidades de estar en las finales A o B, y Elisbet Gámez, en el centro Acuático, brazadas mediante, competirá en los 400 metros, estilo libre; mientras Luis Vega retorna a la alberca en su mejor evento, los 200 mariposa.
Es decir, no hay que impacientarse por la ausencia, hasta hoy, de las preseas, aun cuando salga al tapiz del taekwondo una de las grandes oportunidades para inscribir a Cuba en el medallero de Tokio, precisamente el 26 de julio. La responsabilidad la volverá a tener el doble campeón mundial superpesado Rafael Alba. (O.S.S.)