
Unos 185 millones de personas están infectadas con el virus de la hepatitis C (VHC) en el mundo, mientras que entre los cuatro y cinco millones de personas infectadas por el VIH están coinfectadas con el VHC. “Esta infección constituye la primera causa de enfermedad hepática crónica, de carcinoma hepatocelular y de trasplante hepático; y es cinco veces más frecuente que el VIH”, comentaba a Granma la doctora en Ciencias Zaily Dorta Guridi, especialista de I grado en Medicina General Integral y Gastroenterología, en nuestra columna anterior, dedicada a la hepatitis por virus B.
“La infección por el virus de la hepatitis C constituye un problema de salud en Cuba al igual que en la mayoría de los países. La cirrosis hepática se encuentra entre las primeras diez causas de muerte en nuestro país y este virus es su principal agente causal”, precisó la experta.
De acuerdo con datos de la Dirección de Registros Médicos y Estadísticas de Salud del Ministerio de Salud Pública, el número de defunciones por esta enfermedad ha ido en aumento desde 988 en el 2000 hasta 1 420 en el año 2014. El 48,8 % del total de casos están comprendidos entre los 25 y 59 años.
Explicó la entrevistada que a nivel mundial el 80 % de los pacientes con una infección por el virus de la hepatitis C evoluciona hacia la cronicidad, de estos, hasta el 20-30 % desarrollan cirrosis hepática y en ellos alrededor de 1-5 % desarrollan carcinoma hepatocelular anualmente.
“La vía de transmisión fundamental es la sanguínea (en los países desarrollados el consumo de drogas por vía endovenosa representa la principal causa de contagio). La transmisión por transfusión de sangre casi ha desaparecido tras la instauración del pesquisaje en los bancos de sangre”, refirió la doctora Dorta Guridi.
Apuntó además que otra vía de contagio importante es la nosocomial —que se contrae durante la estancia en un medio hospitalario— (15 y 25 %) la mayor parte de las veces, por incumplimiento de las normas estándares establecidas para controlar la transmisión por sangre. El riesgo de transmisión sexual se considera muy bajo, menor a un 1 %, aunque se ve aumentado en pacientes con VIH y existen reportes en los últimos años del aumento de la transmisión en hombres que tienen sexo con hombres, por contactos sexuales traumáticos.
“La hepatitis aguda C presenta un curso asintomático en más del 85 % de los casos, con elevación de las transaminasas al menos diez veces por encima del límite superior de la normalidad (LSN), y un 15 % de los pacientes presentan ictericia y síntomas inespecíficos. La hepatitis de curso fulminante es excepcional”, comentó la entrevistada respecto a las manifestaciones clínicas de esta enfermedad.
Asimismo, precisó que la hepatitis crónica C generalmente es asintomática, aunque se han referido síntomas como astenia, dolor sordo en hipocondrio derecho y manifestaciones extrahepáticas (20 %).
Respecto a los factores que favorecen la progresión en la infección crónica por VHC, la especialista mencionó el tener más de 40 años, ser del sexo masculino, estar expuesto a toxinas como alcohol, tabaco y marihuana, tener una coinfección con el virus de la hepatitis B, que el paciente esté sometido a inmunosupresión, o algunas situaciones metabólicas como es la infiltración grasa del hígado.
El diagnóstico de esta enfermedad se realiza a través de la detección de marcadores serológicos y de pruebas especiales realizadas en los laboratorios de biología molecular, explicó Dorta Guridi, al tiempo que insistió en la importancia de que las personas soliciten al menos una vez al año a su médico de familia conocer su situación con respecto a las hepatitis B y C.
“Alcanzar la no detección del virus, lo que se asocia con reducción de la inflamación y severidad de la fibrosis del hígado, es el objetivo del tratamiento, el cual en lo fundamental consiste en dos drogas antivirales: el interferón pegilado asociado a la Ribavirina. Existen otros medicamentos que se están utilizando desde el año 2014 denominados agentes antivirales de acción directa, que han resultado ser muy efectivos con pocos eventos adversos”, refirió.
¿Están contraindicados el embarazo o la lactancia en mujeres con VHC?, preguntamos, a lo cual la experta precisa que “ni el embarazo ni la lactancia están contraindicados en mujeres con VHC; además de que el tipo de parto no influye en la tasa de transmisión vertical, por lo que no debe modificarse la conducta obstétrica”.
Por último, la entrevistada mencionó que a partir de la aprobación de los agentes antivirales de acción directa en el tratamiento de la hepatitis C crónica, se comenzó a abordar el tema de la curación de esta entidad por la alta respuesta al tratamiento con estos fármacos. Sin embargo estos son extremadamente caros y no están disponibles para toda la población infectada por este virus.
No obstante las diversas acciones de promoción de salud realizadas, aún en la población persisten conductas sexuales, higiénicas y culturales que favorecen el contagio. La prevención, el diagnóstico y el tratamiento oportuno siguen siendo las mejores respuestas para esta amenaza.










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1 de agosto de 2016
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