ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Foto: Tomada de Swing Completo

Parecía que la electrizante final de la II Liga Élite, a estadios llenos, nos dejaría sin aliento beisbolero hasta el inicio, el próximo sábado, de la 63 Serie Nacional.

Después de vivir en esa lid a una Artemisa crecida hasta empoderarse por una afición delirante, pasando por aquella excelsa obra de amor y de eximio pitcheo de Erlis Casanova, o de un Frederich Cepeda sin rendirse, pese a su esguince; con una Matanzas que, como sucedió, nadie imaginaba fuera de lo más alto del podio, con la probada maestría de sus avezados peloteros, pero también con su sacrificio, tras conocer que Erisbel Arruebarruena, Rusney Castillo o Alexander Pozo, estaban aquejados de dolencias, y siempre pidieron estar sobre el terreno, era difícil encontrar otro asidero para que se nos desbordara la pasión.

Pero la pelota no nos abandonó. Tras esas épicas batallas, que incluyeron, en su fase semifinal, la hazaña de Danel Castro de llegar a los 3 000 jits, ella hizo retornar a un certamen al que debemos darle abrigo, porque es el que más cerca está de la casa, porque la camiseta que se defiende es la de la patria chica, la del municipio. Tras 16 años, la Copa de Clubes Campeones se convirtió en el centro de la noticia, estrenando a un monarca, al espirituano Trinidad sobre el matancero Unión de Reyes.

Como si fuera poco, llegaron los que saben querer, los que ponen el corazón en cada base que alcanzan, los que lloran por no poder cumplir, sin darse cuenta de que cumplieron con el patrimonio cultural de la nación: el torneo de las Pequeñas Ligas que acaba de terminar, con el triunfo del villaclareño Santa Clara frente a Sancti Spíritus. En ella, la demarcación más importante, la municipal, también es la protagonista, y nos devolvió ese torrente de adrenalina, y nos puso a pensar en el futuro.

Cada turno al bate, cada lanzamiento o cada engarce de los Gallitos y de los Leoparditos nos cruzaban el pecho. El juego de estos pequeñines no se puede ver sentado, no hay forma de relajarse ante un niño comprometido con la aspiración de los suyos. Parecían peloteros grandes en miniatura.

Cuando el villaclareño Deivis Hernández levantaba su pie de ataque, el derecho, para soltar sus serpentinas hacia home, nos obligaba a recordar a Jorge Luis Valdés, Omar Ajete, o al mismísimo Liván Moinelo. La mirada del yayabero Einar Ibarra, concentrada en la mascota del receptor; la limpieza de su uniforme y la ecuanimidad en sus movimientos nos ponían delante a Santiago Changa Mederos. Los dos niños zurdos, los abridores del último partido, nos ratificaron que el beisbol nos viene en los genes.

Villa Clara ganó porque su pitcheo fue excepcional, porque no dejó de atacar en ninguno de los dos encuentros del sábado, lo mismo con el bate que con la velocidad en función de la ofensiva. Hicieron de todo en pos del triunfo, y porque no solo fue Deivis, su compañerito, Yans Espinosa fue un látigo desde la tabla de lanzar para sus oponentes.

Tanto fue el dominio de los anaranjados, que en 14 entradas solo le anotaron dos carreras, lo cual es aún más meritorio, pues los espirituanos llegaron a la instancia final con la condición de ser el único equipo sin derrotas en la campaña. Además, traían el plus de dejar en el camino al campeón defensor: Bayamo.

Si todo eso es sobresaliente, no menos lo es que la victoria de los Leoparditos también representa el salto cualitativo más grande de un equipo en relación con el torneo precedente. Villa Clara mejoró siete lugares de 2023 a 2024. No se quedaron atrás los Gallitos, porque ellos, de un año a otro, superaron tres escaños.

Para más trascendencia, el campeón y el subcampeón protagonizaron la primera final entre ambas provincias en la historia del beisbol cubano en cualquier categoría. ¿Habrá, entonces, mejor prólogo de la 63 Serie Nacional que este que nos regalaron los niños, los finalistas, y los de los 16 equipos que salieron al terreno?

COMENTAR
  • Mostrar respeto a los criterios en sus comentarios.

  • No ofender, ni usar frases vulgares y/o palabras obscenas.

  • Nos reservaremos el derecho de moderar aquellos comentarios que no cumplan con las reglas de uso.