Ya la 60 Serie Nacional tiene sus rostros, pues durante la pasada semana fueron develándose cada una de las nóminas de los 16 equipos que arrancarán, el próximo día 12, la carrera por el título más anhelado del deporte cubano.
Es muy temprano para hacer cálculos precontienda, pero lo cierto es que los vaticinios, entre la curva de la COVID-19 y los modelos meteorológicos de cara a la amenaza de la tormenta Laura, se han puesto de moda. Por otro lado, el béisbol se alimenta de esas conjeturas y copa las tertulias en centros productivos, en el barrio o en la casa. De tal manera, en este prólogo de la temporada estamos obligados a acercarnos, aunque sea discretamente, a lo que pudiera pasar.
A primera vista, los finalistas de la edición anterior, el campeón defensor, Matanzas, y el subtitular Camagüey, parecen blindados para reeditar la misma porfía. Niveles muy parejos en todos los órdenes de juego lo fortifican de cara a esa aspiración. Es cierto que los agramontinos pierden a un bastión de su lomita, al menos en la fase regular o clasificatoria, el derecho Yariel Rodríguez, de excepcionales presentaciones en el elenco Dragones de Chunichi, en la liga japonesa, ya con dos victorias allí. Matanzas, en cambio, mantiene a sus efectivos, pues Yurisbel Gracial, también en aquel circuito, no estuvo en esa etapa en la versión ganadora yumurina.
Pero si esas dos escuadras conservan su abolengo, ojo con Las Tunas. Ya su mentor, Pedro Pablo Civil, ha dicho que no hay otra meta que recuperar la corona conquistada hace dos años. Tiene de regreso a Jorge Johnson, un puntal del triunfo de entonces, y un equipo que gana en madurez por año, y que está acostumbrado a vencer. Del mismo lado oriental, recomiendo no perderle ni pie ni pisada a Granma, pues las suspensiones de los torneos donde estaban contratados Roel Santos y Lázaro Blanco, dan la oportunidad a los Alazanes de contar con esos puntales desde el inicio de la justa.
Aconsejaría, del mismo modo, fijarse bien en Cienfuegos y Sancti Spíritus, dos elencos que ya fueron protagonistas en las luchas por el borde superior de la tabla de posiciones. Los dos conjuntos juegan, sin tener la fuerza de los otros, una pelota atractiva, de mucha entrega, con lo cual equiparan la experiencia de sus rivales.
En ninguna consideración o análisis, ya sea antes, durante o después, debemos dejar fuera al combativo plantel de la Isla de la Juventud. De sobra han mostrado cómo no hay enemigos pequeños en el pasatiempo nacional. Siempre he dicho que ellos tienen en los espacios beisboleros domésticos la onda de David. Tampoco, a pesar de sensibles bajas, ni a Holguín ni a Ciego de Ávila se les puede dar la espalda. Guantánamo, con el incansable Agustín Lescaille al mando, es igual de peligroso, y Pinar del Río viene con rostros nuevos, incluyendo su dirección, pero con el pedigrí de esa camiseta cualquiera se crece. Y aunque Artemisa, Mayabeque y Villa Clara –este último viniendo de su campaña más gris– pudieran ser los de menos presión para sus adversarios, también tienen un bate en sus manos. No olvidar que los Cazadores iniciaron la debacle del entonces rey avileño.
Todos esperamos que Santiago de Cuba e Industriales regresen a los cintillos noticiosos del béisbol nacional, porque es una necesidad, más allá del resultado. Ellos son como el Real Madrid y el Barcelona al fútbol español: si tienen un buen campeonato, tendremos incentivo y competitividad en la campaña. No soy de los que piensan que están armados con el arsenal que demanda el título, pero si queremos un certamen que nos haga vibrar. Sobre ambas formaciones pesa la responsabilidad de complacer a la afición, ya no solo de sus provincias, sino de todo el país.









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Miguel dijo:
1
23 de agosto de 2020
23:21:44
Manuel Humberto Lòpez Rodriguez dijo:
2
24 de agosto de 2020
05:26:15
rodolfo pedroso sosa dijo:
3
24 de agosto de 2020
23:47:02
Haisel dijo:
4
2 de septiembre de 2020
15:50:50
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