ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
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Cristóbal Torriente, uno de los más grandes peloteros cubanos de todos los tiempos. Foto: tomadas del sitio web Desde mi palco de fanático. 

Corrían tiempos difíciles. Finalizada la Guerra de los Diez Años comienza en Cuba un periodo llamado por los historiadores como Tregua Fecunda, cuya duración concluye el 24 de febrero de 1895 con el reinicio de las luchas por la independencia de Cuba, lo que fue conocido como Guerra Necesaria.

En este complicado contexto político vio la luz la Liga Profesional Cubana de Béisbol, una organización que duró desde esa fecha hasta 1961, con la abolición del profesionalismo. El 20 de diciembre, en un local ubicado en la calle Obrapía, número 17, se reunieron un grupo de entusiastas aficionados para dejar por escrito la formación de la Liga, cuyo primer juego se efectuó el domingo 29 de diciembre de 1878.

Ese debut enfrentó a los conjuntos Habana y Almendares en los terrenos que hoy ocupa el hospital América Arias y donde en la parte trasera se puede observar un busto del insigne patriota y pelotero Emilio Sabourín. El partido finalizó con un cerrado marcador a favor del equipo Habana, 21 carreras por 20.
La anotación por entradas –sin compilarse los jits y errores– del que consideramos el primer juego de carácter oficial fue la siguiente:

En la reunión de la calle Obrapía estuvieron presentes Adolfo Nuño, Carlos Zaldo y Joaquín Franke, en representación del Almendares, y Beltrán Zenares, Ricardo Mora y Joaquín Landa por el Habana. Como secretario fungió Ernesto Guilló. El equipo Matanzas no tuvo representación, pero se hizo saber que los yumurinos aceptaban todo lo acordado en el cónclave.

A continuación reseñamos los nombres de los jugadores en este partido del 29 de diciembre, considerado oficial por muchos historiadores e investigadores, según se lee en el libro Béisbol en Cuba Hispánica, del autor Severo Nieto.

Almendares: Carlos Zaldo (ss), Alejandro Reed (1b), Antonio Alzoda (C), Leonardo Ovies (3B), Zacarías Barrios (LF), Teodoro Zaldo (L), Néstor Barbón (CF), Alfredo Lacazette (2B), Joaquín Franke (RF) y Adolfo María Zuño (RS).

Habana: Francisco Saavedra (LF). Eduardo Cadaval (RS), Rafael Saavedra (1B), Manuel Landa (SS), Emilio Sabourín (2B), Roberto Lawton (CF), Ricardo Mora (L), Nemesio Guilló (RF), Esteban Bellán (C) y Beltrán Senarens (3B).

Árbitro: Federico Delgado.

El lanzador ganador, Ricardo Mora, propinó 15 ponches y el perdedor, Teodoro Zaldo, ocho. El tiempo de juego fue de tres horas y 35 minutos. Las siglas rs en dos de los jugadores se deben a que en aquellos tiempos los equipos contaban con diez jugadores y uno de ellos se colocaba en cualquier posición del terreno, de acuerdo con las circunstancias, casi siempre detrás del segunda base o el torpedero.

Llama la atención la cantidad de carreras anotadas en el partido, 41 en total. Esto se debe, en lo fundamental, a fallos en la defensa. No se utilizaban guantes y, sobre este particular, vamos a introducir algunos comentarios. Por ejemplo, ya es conocido que el primer guante se introdujo en 1875, pero algo similar a las guantillas que utilizan los ciclistas. Sobre esto el historiador cubano ya fallecido, Ángel Torres, escribió: «había una cantidad tremenda de errores en los que las guantillas influían, pero también la técnica de anotación era distinta. Hubo un momento en que cualquier pelota que tocaba las manos se consideraba error. Los roletazos que los lanzadores no podían atrapar y que hoy son jits al cuadro o a los jardines  contaban como errores. Conexiones por el cuadro en las que el bateador llegaba safe a primera era error, ya que no existía el infield jit».

A todo esto podríamos agregar que en esos años, 140 calendarios atrás,  la confección de las pelotas era totalmente distinta –no tenían centro de corcho o de caucho ni hilos de lana ni cubierta de vaca– la distancia del box al home y el número de lanzamientos necesarios para otorgar una base por bolas o
acreditarse un ponche varió constantemente, entre otros elementos.

LOS EQUIPOS
Pero, a pesar de todos estos contratiempos, el béisbol se convirtió en pasión nacional y la cantidad de equipos ascendió con el tiempo de los originales tres (Habana, Almendares y Matanzas) a más de una veintena. A los ya tradicionales Habana (creado en 1868 con 31 campeonatos ganados), Almendares (fundado en 1878 por los hermanos Carlos y Teodoro Zaldo, 25 títulos de campeón), Cienfuegos (debutaron en la temporada 1926-1927 con el nombre de Petroleros, cinco títulos) y Marianao (fundado en 1922 y conocido como los Monjes Grises, cuatro campeonatos) se sumaron otros muchos conjuntos.

Uno de los más conocidos fueron los Leopardos de Santa Clara, conformado por un grupo de estrellas encabezadas por el miembro del Salón de la Fama Oscar Charleston, Alejandro «El Caballero» Oms y Pablo Mesa, quienes integraron el mejor trío de jardineros de toda la Liga, además de los elencos Fe, Matanzas, San Francisco, Águila de Oro, América, Bocaccio, Cárdenas, Caridad, Carmelitas, Ciclón, Cuba, Progreso, Regla, San José, Ultimatum y el Unión.

EL SIGLO XX  
Si el siglo xix fue el de la presentación y el conocimiento de un deporte nuevo, el siglo xx fue el de la consolidación. A partir de 1900 comenzaron a surgir jugadores con talento más que suficiente. Uno de ellos, de 1,70 metros de estatura y 70 kilogramos de peso, nacido en Cárdenas, Matanzas, el 19 de marzo de 1887, asombró a todos cuando derrotó 1x0 a los Rojos de Cincinnati permitiendo un solitario jit, de Miller Huggins, en el noveno episodio.

Era José de la Caridad Méndez, conocido como El Diamante Negro, un fenómeno como lanzador capaz de repetir la hazaña frente al Detroit y el Filadelfia, todos miembros de las Grandes Ligas. Como bateador, las palmas para Cristóbal Torriente, el hombre que superó a Babe Ruth la tarde del 6 de noviembre de 1920 disparando tres jonrones y un doble mientras Ruth se fue en blanco en tres oportunidades. Torriente nació en Cienfuegos el 16 de noviembre de 1893 y en 12 temporadas en la Liga Cubana promedió 352. Ambos, junto al inmortal Martín Dihigo (del cual se ha escrito y hablado con profusión) forman la trilogía de más calidad de la pelota cubana en la primera mitad del siglo xx, todos miembros del Salón de la Fama de Cooperstown, Estados Unidos.

Sirva este comentario como un modesto homenaje a los pioneros de este deporte, los que hicieron posible los múltiples triunfos de nuestro béisbol en Juegos Olímpicos, campeonatos mundiales, Juegos Centroamericanos y del Caribe y Panamericanos, Series del Caribe en sus primeros años de existencia y multitud de partidos amistosos. Ellos supieron imponerse en un béisbol diferente.

El Almendares Park, uno de los terrenos donde se jugó a principios de siglo. Foto: tomadas del sitio web Desde mi palco de fanático.
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Armando Rodriguez dijo:

1

25 de diciembre de 2018

20:56:41


Me gustaria algun dia que se haga algun trabajo sobre la primera serie nacional para saber quienes fueron los fundadores de nuestra gloriosa series y saber quienes estan vivo felicidades para todos los amantes del beisbol.

Yulexis ruano romero dijo:

2

2 de enero de 2019

13:27:46


Desde cuándo la liga profesional es algo de gloria??

David V. Llera capote Respondió:


21 de mayo de 2019

18:43:56

Quiero que sepas señor mío que en esa ligas de beisbol jugaron hombres que combatieron por la libertad de cuba. Por ellos es que tu ahora eres libre.