Reza un viejo refrán «cría fama y acuéstate a dormir». Para buena parte de la afición y algunos especialistas, los jonroneros son bateadores que reciben una buena cantidad de ponches, atendiendo solo al monto total, sin tener en cuenta el promedio, es decir, cuántos estrucados acumulan por cada batazo fuera de los límites.
Es cierto que los peloteros de fuerza tienen la tendencia a fallar el swing en muchas ocasiones. Eso ocurre desde que el béisbol dio sus primeros pasos, allá por la primera mitad del siglo xix, cuando aún no era lo que es hoy, donde los cuadrangulares se han puesto de moda por hombres con altos promedios de estatura y peso y el ponche está a la orden del día, con serpentineros cada vez más veloces y con mayor diversidad de lanzamientos.
Si ayer poncharse constituía una vergüenza, hoy resulta un elemento común en el juego, sobre todo porque ya no hay un solo pitcher para todo el encuentro sino dos, tres y a veces hasta cuatro, combinando sliders con rectas a cien millas por hora… y más también.
Pero, a pesar de todo, existen jugadores que han combinado la fuerza con el tacto, para sacar más allá de los límites al menos 200 pelotas y exhibir promedios inferiores o ligeramente superiores a los dos estrucados por batazo de cuatro esquinas. Para confeccionar las tablas estadísticas tuve en cuenta, en nuestras Series Nacionales, a hombres con no menos de 240 jonrones, una cifra a todas luces respetable.
Al analizar las Grandes Ligas, el mínimo requerido fue de 350 batazos de vuelta completa, teniendo en cuenta la cantidad de partidos, de 154 desde el año 1904 hasta 1962, y de 162 desde esa fecha hasta nuestros días. Coincidentemente, los diez integrantes de la relación actuaron bajo el formato de 154 juegos.
No ocurre lo mismo con la serie cubana, debido a los muchos cambios de estructura y de cantidad de partidos.
PEDRO JOSÉ, LOURDES, DESPAIGNE
«Pase usted, señor jonrón», se dejaba escuchar en la voz del legendario Bobby Salamanca cada vez que el cienfueguero Pedro José Rodríguez salía a ocupar su turno en el cajón de bateo. Fue sin duda el mejor slugger de la pelota cubana entre 1974 y 1985, cuatro veces campeón mundial, en tres ocasiones titular panamericano.
«Cheíto», como lo llamaba todo el mundo, era un auténtico «golfeador» de pelotas, capaz de convertir una bola lanzada en la zona baja en un verdadero misil cuyo destino no era otro que el punto más alejado del estadio. En los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Medellín-78 disparó 15 jonrones en 45 turnos al plato, una hazaña difícil de igualar.
Si grande era su poder, grande también era su tacto. Solo un ponche y medio por cada cuadrangular. «Cheíto» recibió más bases por bolas (642) que ponches (431). Uno de los grandes en la historia de las Series Nacionales.
Todo el mundo lo recuerda por aquel batazo ya legendario en la Copa Mundial de Parma, Italia, en 1988, frente al astro zurdo norteamericano Jim Abbot, que empató a tres carreras un encuentro que parecía perdido.
Lourdes Gurriel Delgado, nacido en Meneses, Yaguajay, Sancti Spíritus, no fue solo ese bateador oportuno, hombre de grandes momentos, como lo bautizaron. Era una combinación de fuerza y de tacto, que se ponchaba una vez y fracción por cada bambinazo, un estrucado cada 20 comparecencias. Recibió en total 929 bases por bolas, dos veces y media más que las que vio pasar el tercer strike.
Su debut internacional ocurrió en la Copa Mundial del 2007, en Taipéi de China, como jardinero central y primer bate en sustitución del jardinero guantanamero Giorvis Duvergel, lesionado en una pierna. A partir de ahí, Alfredo Despaigne fue creciendo tan rápido como la espuma y es hoy el slugger más poderoso de la pelota cubana, poseedor del récord de más jonrones en una temporada, 36. Cualquiera pudiera creer que su tremenda fuerza lo inhabilita como bateador de promedio, pero el santiaguero «nacionalizado» granmense es el cuarto mejor en promedio, con 347, solo superado por Omar Linares, Osmani Urrutia y Michel Enríquez, con 475 ponches en 13 temporadas y más de 4 000 comparecencias al plato.
DIMAGGIO, BERRA, OTT
Poseedor de una marca al parecer irrompible, al batear de jit en 56 choques consecutivos, Joe DiMaggio jugó solo 13 temporadas, pero le bastaron para ser considerado uno de los más grandes de todos los tiempos. Su carrera fue siempre con los Yankees de New York, con los cuales participó en diez Series Mundiales, ganando nueve de ellas. Su fama aumentó cuando contrajo matrimonio con Norma Jean Baker, mundialmente conocida como Marilyn Monroe. Un bateador excepcional que conectó más cuadrangulares que ponches recibidos en varias temporadas.
A Lawrence Peter Berra le llamaron «Yogi» desde el inicio de su carrera, cuando un amigo le dijo que parecía un hombre santo hindú (yogui) porque se sentaba con los brazos y las piernas cruzados después de perder un juego.
Berra en tres oportunidades ganó el título de jugador más valioso (mvp) de la Liga Americana. Tiene el récord de más series mundiales ganadas, diez en total, era un extraordinario bateador de bolas malas; en 1950 se ponchó solo en 12 turnos durante 597 veces al bate. También era conocido por sus frases jocosas, algunas de ellas tan famosas como esta, muy escuchada en nuestra televisión: «esto no se acaba, hasta que se acaba».
Su estilo de bateo era muy singular, levantando la pierna derecha casi hasta la cintura. Mel Ott fue firmado profesionalmente a los 16 años y a los 19 ya se había convertido en uno de los más temibles bateadores zurdos de la Liga Nacional. Era una combinación de fuerza y tacto, reflejada en diez de sus 22 temporadas recibiendo más de cien bases por bolas, impulsando 1 860 carreras y anotando 1 859. Sus inicios fueron difíciles, pues Ott solo medía cinco pies y nueve pulgadas, con 170 libras de peso. Más de un scout lo rechazó por su baja estatura, algo que es muy común no solo en el béisbol. Falleció a los 49 años víctima de un accidente de tránsito.
Y, por último, unas breves líneas para un hombre excepcional, el bateador más completo de nuestras Series Nacionales. Otra vez en las tablas estadísticas de Temas Beisboleros aparece Omar Linares. Recibir menos de 700 ponches en más de 7 400 comparecencias y más de 1 300 bases por bolas es un logro reservado solo a los extraclases. Y el prodigio de San Juan y Martínez lo fue.
LOS DE MEJOR FRECUENCIA
SERIE NACIONAL
Nombre K HRS FREC
Pedro José Rodríguez 433 289 1,50
Lourdes Gurriel 373 247 1,51
Yulieski Gurriel 450 282 1,60
Omar Linares 675 404 1,67
Alfredo Despaigne 475 257 1,86
Luis Giraldo Casanova 605 313 1,93
Osvaldo Arias 446 234 1,99
Eriel Sánchez 653 254 2,06
Orestes Kindelán 1025 487 2,18
Lázaro Madera 585 264 2,21
GRANDES LIGAS
Nombre K HRS FREC
Joe DiMaggio 369 361 1,02
Yogi Berra 414 358 1,16
Ted Williams 707 511 1,36
Johny Mize 524 359 1,46
Stan Musial 696 475 1,47
Lou Gehrig 790 493 1,60
Mel Ott 896 511 1,71
Hank Aaron 1383 755 1,83
Babe Ruth 1330 714 1,86
Ralph Kiner 749 369 2,02










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Luis García dijo:
1
26 de septiembre de 2018
07:58:56
kaido dijo:
2
26 de septiembre de 2018
08:17:21
Rogelio dijo:
3
26 de septiembre de 2018
09:48:54
Eduardo dijo:
4
26 de septiembre de 2018
12:29:49
José San Miguel Betancourt dijo:
5
26 de septiembre de 2018
19:15:27
roberto dijo:
6
27 de septiembre de 2018
12:43:57
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