
Fue la del pasado lunes en Sinaloa una noche de rara química; la nostalgia y la alegría se dieron las manos con el triunfo 4-3 del equipo Tomateros de Culiacán sobre los Charros de Jalisco, con el cual los sinaloenses conquistaron la corona de la Liga Mexicana del Pacífico y el derecho de representar a su país en la venidera Serie del Caribe, en San Juan de Puerto Rico, entre el 2 y el 8 de febrero próximo.
La extraña aleación de sentimientos se posó en la escena final del torneo mexicano, porque los Tomateros conseguían una victoria que le fue esquiva por unos largos 11 años. Sin embargo, llegó en la última noche del estadio General Ángel Flores, que tras 66 calendarios hospedando a ese conjunto, que en sus inicios se llamó Tacuarineros, sería demolido al siguiente día para levantar allí otro más funcional y de más capacidades.
Pero esa fusión pasó también por el pecho de Benjamín Gil, quien entró en la historia de ese béisbol como el primer mentor novato en ganar el prestigioso campeonato, el décimo de Culiacán. Él fue el protagonista del noveno triunfo, en calidad de jugador, pues en la temporada 2003-2004 decidió el juego que le dio aquel cetro con un doblete de dos carreras al final del quinto choque.
De tal manera, los peloteros de casa le hicieron una despedida por todo lo alto a su cuartel general y un homenaje a su director, consumando en su césped el título en cinco desafíos ante los jaliscienses.
Tomateros entró en el playoff por la diadema con un pedigrí ofensivo nada llamativo, pues bateó para 252, el quinto entre los ocho concursantes de un certamen que fue pobre en el ataque, con una media que no pasó de ese mismo average. Fue el séptimo en cantidad de extrabases (140 en 68 encuentros, de ellos 54 jonrones) y para colmo el que más se ponchó, con 454 retirados por esa vía.
Lo que sí los distingue es el apartado de bases robadas, pues por mucho fueron los primeros, al estafar 90 almohadillas. Y atención, sus tres primeros hombres, Rico Noel (28 en 31 intentos), Maxwell León (13 en 20) y Eric Farris (9 en 12), robaron 50 veces, todo un anuncio para los receptores cubanos, quienes serán los primeros rivales el venidero día 2 del representativo mexicano.
En el pitcheo fue el tercero (3.32) y uno de los tres equipos que bajaron de las cuatro limpias por partido de nueve entradas. Fue el segundo en juegos salvados con 20; al que menos jits (556) le pegaron, el segundo en menos carreras permitidas con 260. Y ojo, el que menos boletos otorgó con 221 y por mucho el que más ponchó con 521, a ocho ponches por juego. Para cerrar, resultó el de mejor Whip (promedio de hombres embasados por entrada) de la temporada con 1.24.
Por eso no asombró que en la disputa por el pergamino los Tomateros esgrimieran desde la lomita sus mejores argumentos. Apenas le batearon sus contrarios, que a duras penas sobrepasaron el umbral de los 200 de average ante un cuerpo de lanzadores liderados por Anthony Vázquez, ganador de dos de los cuatro encuentros y Oscar Villareal, quien salvó otros dos. Por cierto, Villareal y Ricardo Gómez, dos de los cerradores, son serpentineros que ponchan a más de uno por inning. El primero lanzó en 35 episodios con igual cantidad de ponchados y el otro lo hizo 25 capítulos y maniató a 31.

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Luis Serrano Terry dijo:
1
28 de enero de 2015
07:31:42
Garcell dijo:
2
28 de enero de 2015
07:57:27
armand dijo:
3
28 de enero de 2015
08:47:06
Frank dijo:
4
28 de enero de 2015
09:51:35
noel meliz dijo:
5
28 de enero de 2015
10:55:23
ACANDA dijo:
6
28 de enero de 2015
15:42:37
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