ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Mural: Tomy 

Yo también lo he pensado y lo he dicho: no podemos ser aburridos, la verdad no puede carecer de glamour (tan impregnados de sus efectos estamos). Pero, ¿por qué las revoluciones y los revolucionarios atraen tanto a la juventud? El capitalismo encandila –el exceso de iluminación evita el escrutinio–, apela a las luces de neón y a los fuegos de artificio, ofrece castillos, princesas, alfombras rojas, la gloria posible en un juego de azar o en un amor imposible, según el manual no escrito de cualquier película hollywoodense.

No hay que subestimar su capacidad de seducción: en un mundo tan enredado, se siente bien flotar bocarriba en las aguas mansas de una playa. Todos no alcanzarán la gloria, pero quizás tú sí. Dicen que el socialismo, en cambio, es un largo y tedioso discurso en una ciudad semiluminada, y las luces –que no se encienden porque el bloqueo, que se presenta como un ser vivo, autónomo, irracional, lo impide de manera alevosa–, vienen o no con uno.

Y sin embargo, hay jóvenes valientes para los que hacer la Revolución es como hacer el amor, para los que el cuerpo de la amada puede transmutarse en el de la Patria, o viceversa. Hay una mística revolucionaria que no nos viste, ni nos arrulla con comodidades, ni promete sofisticados objetos de consumo y sin embargo, convoca y enamora, y hay miles de jóvenes que entre canciones y poemas, besos y risas, construyen, se juegan la vida. Nunca el cuerpo es más carnal, y a la vez, más espiritual. Nada es más serio, y más atractivo. Las revoluciones tienen algo que el dulce encanto de la burguesía no consigue: un sentido trascendente de la vida que embellece el rostro.

Lo que necesitamos conservar, entonces, no es el glamour del mercado, es la mística de la Revolución. Para un autor como José Manuel Prieto, la caída del socialismo este europeo se debió a su desprecio por «lo nimio, lo aparentemente falto de importancia: la moda, los hits musicales, los chocolatines suizos, las fragancias de marca» (1). No es cierto. Se debió a la extinción paulatina de la mística revolucionaria o, en algún caso, a su inexistencia de origen –causa y consecuencia a la vez de otras causas–, que dio paso entonces a «lo nimio» mercantil (la moda, los hits, las marcas) que desvirtuaba el intento socialista de humanizar el consumo, para nada ajeno, como ideal, a la belleza y al confort.

El capitalismo lo sabe e intenta apropiarse de la mística revolucionaria, usurpar sus conceptos y símbolos. Como no puede resignificarlos, los rellena de paja; vende un producto trucado, una «posverdad». Utiliza la palabra «revolución» para reconquistar el poder, pero evade su contenido inevitablemente antimperialista e intenta encandilarnos (es lo que sabe hacer): «revolución de colores», dice. Una «revolución» conducida por la ultraderecha, ¿puede ser tratada como tal?

¿Qué sucede cuando la mística revolucionaria es sustituida por el glamour?, ¿cuándo se propone una alegre, casi

ingenua sentada frente al Ministerio de Cultura de la Revolución –todo un símbolo–, y los jóvenes se toman de la mano y cantan, y alguien llena de regocijo sus corazones al afirmar: «ustedes están haciendo historia», cuando en realidad la hacen otros?, ¿cuándo se combinan los tenis converse, el vestuario ligeramente informal, pero de marca, con el puño en alto y las falsas huelgas de hambre (otra vez la posverdad), y se sustituye el grito de yanquis go home por el de Trump is my president? ¿Cuándo se construyen movimientos «a imagen y semejanza» de los que combaten el sistema, para defender el sistema?, ¿cuándo se organiza una rebeldía recompensada como forma de enfrentar la más alta expresión de la Rebeldía, que es la Revolución? Cuando las palabras se trasmutan en su antítesis para sojuzgar a los pueblos, estamos en presencia de métodos fascistas.

El atractivo de una Revolución está en su mística. Es el punto trascendente en el que confluyen la verdad, la justicia y la belleza. No es (solo) un problema de formas. No se reduce al uso de nuevas tecnologías, de materiales audiovisuales; no se trata de cambiar las palabras, de emplear un supuesto léxico juvenil. No emana de discursos mejor o peor elaborados, sino de actos, de acciones. Cada nueva generación descubre, descubrirá deslumbrada, las «viejas» palabras y los «viejos» actos de Martí, de Marx, de Mella, del Che Guevara, de Fidel.

(1) José M. Prieto: «Nunca antes habías visto el rojo», en Cuba y el día después, Mondadori, Barcelona, 2001.

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Jorge dijo:

1

25 de septiembre de 2021

11:31:46


La mística es un bello sueño encarnado en lo más íntimo de nuestro ser que luchamos por convertirlo en realidad. Es la fuerza que nos impulsa a construir una sociedad mejor para todos y todas. Cuando se pierde nos anquilosamos, dejamos de luchar y nos convertimos en verdaderos zombies, caminando sin rumbo, mirando sin razón y a cada paso que damos caen jirones de ese amor que algún día profesamos por la humanidad.

Juanito K. dijo:

2

25 de septiembre de 2021

12:52:18


Muy interesante este comentario, ayuda mucho a reflexionar. Creo que puede originar un buen debate revolucionario, pues es muy real que a las revoluciones no le puede faltar su mística y para los que hemos estado presente dentro de la revolución cubana a partir de su triunfo hasta la fecha sabemos que esa mística siempre la ha tenido nuestra revolución y parte de esa mística nos la inculcó el que para mucho siempre será nuestro comandante en jefe. ¿Pero como hacemos para que al cabo de estos años donde la presencia física de Fidel no está, en momentos que el enemigo ha cambiado su estrategia en su afán de destruir la revolución, en medio de nuevos escenarios tan complejos y cambiantes hacemos para que nuestra juventud siempre encuentre esa mística en nuestro proyecto y no sólo inspirado en la verdad, la justicia y la belleza? Hay que reinventarse constantemente y a mucha velocidad y el debate debe ser como hacerlo de forma permanente día a día.

Idania Respondió:


26 de septiembre de 2021

05:20:26

No dejar de creer en lo que se hace y hacerlo cada día mejor, no puedes convencer a nadie si no estás convencido.

Emilia Brito Valdés dijo:

3

25 de septiembre de 2021

13:36:41


Gracias Ubieta. Su escrito ha sido genial, necesario, comprometido y comprometedor.

cain Respondió:


25 de septiembre de 2021

15:43:01

les toca a los jovenes de hoy escudrinar la mistica lo subjetivo el incorporeo que mueve las mentes pero atencion todo depende del saber de como sientes el mundo y la rueda historica si sabes que los cometas andan dormidos devorando mundos y la sombra de las botas del jigante se sierne sobre tu cabeza no es hora de profetas es necesario sentir arder en ese fuego revolucionario y sobre todo actuar no esperemos a los demas empecemos ya con el proximo o el primer paso

Cesar dijo:

4

25 de septiembre de 2021

16:55:43


Excelente. Dicho con valentía y sabiduría. Hay mucho por aprender, pero mucho más que no debemos olvidar, ¡nunca!

Waldo González Aguilera. dijo:

5

25 de septiembre de 2021

20:05:51


A no dudarlo la mística tiene furza que influye en la conciencia de las masas, pero como diría Neruda, nosotros los de entonces ya no somos los mismos, después de lo visto el 11 de Julio pasado no basta toda el agua de los océanos para limpiar el rostro de un régimen dispuesto a todo por no ceder ni un tantito así el poder monopolio, plagado de nepotismo desde el principio de la revolución secuestrada al pueblo y convertida el proyecto personal y familiar de un grupito, la épica prefabricada a raíz del ultimate alos intelectuales hace 60 años es quien ha producido también esa mística de la revolución tan artificial una como la otra, que creen Ustedes.

Lourdes dijo:

6

28 de septiembre de 2021

04:00:22


La mística es posición ante la vida, acto. Nos faltan los actos, sin embargo, y nos sobran los sueños.

Damian dijo:

7

1 de octubre de 2021

04:22:16


"El atractivo de una Revolución está en su mística"... y es cierto, pero sobre todo su atractivo está en la capacidad que tenga de sumar, de movilizar, de generar participación, compromisos, sinergias, su atractivo está en la capacidad de generar todas las posibilidades para que el ser humano se realice en toda su potencialidad, en lo personal, en lo económico, en lo profesional, en lo espiritual...sin lo anterior la tan necesaria mística revolucionaria se queda solo en el ambito de la mística...desprovista de un contenido real que le da razón de ser y asideros.