
Una advertencia del Héroe Nacional José Martí alerta: «ni pueblos ni hombres respetan a quien no se hace respetar (…), hombres y pueblos van por este mundo hincando el dedo en la carne ajena a ver si es blanda o si resiste, y hay que poner la carne dura, de modo que eche afuera los dedos atrevidos».
Discípulos del Apóstol, y plenamente soberanos, los cubanos nos hacemos respetar, y de ello da fe una historia de más de 60 años de resistencia ejemplar a agresiones de todo tipo; un país que aprendió, con Fidel, que una Revolución vale lo que sea capaz de defenderse, y que, de mercenarios y traidores, sabe cuidarse todavía mejor, a sabiendas de los hilos financieros que los mueven.
Por eso fracasan, una y otra vez, como pasó con el pretendido show que, orquestado desde Estados Unidos, anunció para este viernes la organización de una protesta en uno de los lugares más simbólicos de la nación, la Plaza de la Revolución; una idea instruida a los figurines subversivos dentro de Cuba que, ni es nueva, ni ha cambiado de gestores y financistas.
No es casual que el «proyecto», que involucraría entre los ejecutores a Yasser Castellanos, participante de la farsa de San Isidro; Maikel Osorbo, quien con vulgares palabras en redes sociales solicitó una invasión para la Isla; Héctor Luis Valdés, representante de uno de esos «medios» sostenidos con un salario en dólares, y Luis Manuel Otero, fabricado cabecilla del llamado Movimiento San Isidro, escogieran para la fechoría el día que marcaría los 25 años de la aprobación de la Ley Helms-Burton, firmada por el entonces presidente Bill Clinton.
En tanto ellos enarbolan los mismos presupuestos de aquel engendro, los cubanos dignos no olvidan de qué iba esa norma injerencista, llamada también Ley de la esclavitud, por cuanto pretendía hacernos claudicar de nuestra soberanía e independencia, bajo la presión del hambre y de otras necesidades.
Como se denunció en la televisión cubana, el pretexto del grupúsculo, esta vez, era exigir la excarcelación de un individuo que, en días recientes, protagonizó un bochornoso incidente en el bulevar de San Rafael, en La Habana, por lo cual fue requerido y, ante su resistencia, fue sometido a prisión provisional mientras se realiza la investigación pertinente.
Como está establecido por los manuales del golpe blando, el espectáculo sería amplificado por «medios» dependientes y algunos invitados internacionales, los cuales transmitirían en vivo el suceso y ofrecerían la comidilla para una condena a Cuba por «violación de los derechos humanos».
El guion no varía una sola línea del que han ensayado en otras oportunidades, y que han escenificado otros grupos mercenarios, títeres al servicio del Gobierno de Estados Unidos. Es el mismo ideado para derrocar a Venezuela, o el empleado en Bolivia contra el expresidente Evo Morales, basado en la estrategia del golpe suave concebida por el politólogo estadounidense Gene Sharp.
Como ya ha ocurrido tantas veces, y como no dejará de suceder, la acción provocadora gestada en Washington y Miami, ignorante de la historia de resistencia de la Revolución a las escaramuzas del imperio, fue derrotada antes de empezar.
Inspirados en una fecha que pretendió poner cadenas al pueblo cubano, los pobres títeres olvidaron que hay otro aniversario muy cercano que estremece el país entero, cuando hacen falta palabras y coraje para responder a cualquier provocación. En cada cubano digno habita un Maceo,
un Baraguá, y un arraigo
de intransigencia definido con los mismos términos que usó el Titán: «Quien intente apoderarse de Cuba recogerá el polvo de su suelo, anegado en sangre, si no perece en la contienda».
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Ingchaviano dijo:
1
13 de marzo de 2021
08:22:44
Palax dijo:
2
15 de marzo de 2021
09:15:10
Regla G. dijo:
3
15 de marzo de 2021
12:54:57
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