
A Cuba se le apoya amándola, haciendo en función de ella desde la ternura de saberla madre e historia, techo y cuna, contexto de tu vida y de los tuyos; desde el tino de obrar como se demanda en cada momento.
Nada de lo anterior se logra sin fe, determinación y valor. Esa trinidad la concede la propia Patria, si la respaldas. No se le ofrece a pusilánimes, quejicas, a quienes siempre anteponen el yo por encima del sentido mayor de nación: arco que también los engloba, modifica y reafirma, aunque no sean estos capaces de entenderlo.
A Cuba ahora, en medio de la Tarea Ordenamiento, a las puertas del VIII Congreso del Partido, 60 años después de Girón y de la primera derrota del imperialismo en América, se le demuestra amor aportando y no restando; al comprender y no entorpecer, al encauzar y no cerrar. Como lo hacen millones de hijos de este país, cada día, por una causa que, en el caso nuestro, se relaciona literalmente con la supervivencia, porque anexión significa anulación, estrangulación, fin.
A Cuba se le ama al ejecutar lo acordado, tal cual, sin interpretaciones intermedias o personales, que deforman sentidos, a cuanto se razonó, de la forma más previsora, científica e integral, a nivel de país.
A Cuba se le lastima al hablar sin fundamento sobre temas sobre los cuales el emisor no ha podido o no ha
querido obtener la información confiable, y prefiere creer todo cuanto proviene de fuentes no fidedignas o malintencionadas, dirigidas a sembrar confusión, división e incertidumbre.
Este país es de hombres y mujeres curtidos en el fuego de siglos. Los problemas se resuelven en la vida real –con amor, con valor, con los actos del día a día–, nunca figurando. Decía Martí: «Los hombres van en dos bandos: los que aman y fundan, los que odian y deshacen».
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idania dijo:
1
20 de enero de 2021
08:03:13
Anita dijo:
2
6 de marzo de 2021
13:53:55
jose Antonos gomez dijo:
3
26 de marzo de 2021
12:36:46
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