Enfermería cubana: la salud en las manos que completan la cura

Hay mucho de sacrificio, humanismo y sensibilidad en la Enfermería. Quienes la han elegido como la profesión de sus vidas, podrán hablar, sin duda, de lazos que, más allá de responsabilidades laborales, abarcan un respeto infinito por la vida.

Con orgullo sincero puede Cuba hablar de los hombres y mujeres que se han formado para constituirse en puntales insustituibles de nuestro sistema de Salud. Invaluable ha sido siempre su entrega, en favor de sostener los logros del sector que exhibe el país, y que lo convierten en paradigma ante el mundo.

Por eso, resulta entrañable y necesaria la felicitación a todos los enfermeros y enfermeras cubanas, en el marco del aniversario 44 de la Sociedad Cubana de Enfermería, la más numerosa asociación científica de la Isla.

Cuba no solo exhibe con orgullo una cifra que supera los 85 000 enfermeras y enfermeros, que trabajan diariamente por una salud pública de calidad, y que brinda colaboración en más de 60 países, sino que pone en las manos de estos profesionales el fomento de un entorno seguro, la defensa de las personas y la participación en la política sanitaria, la gestión del cuidado de los pacientes, la investigación y la formación.

No fue casual que este año de pandemia, de combate incansable por la vida, fuera dedicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) a ellas y ellos, ángeles de blanco que se interponen siempre cuando amenazan la muerte y el dolor.

Todos nuestros profesionales de la Enfermería, que en su propia patria y en tierras lejanas han hecho gala de los más hermosos valores humanos, gozan, y gozarán siempre del mayor de los tesoros, el amor de su pueblo, de quienes han recibido el alivio de sus manos, porque tanta entrega no podrá jamás pasar inadvertida.