Así calificó el poeta mayor de Chile, el ilustre Pablo Neruda, combatiente activo, al Primer Congreso Latinoamericano de Mujeres, que del 16 al 22 de noviembre de 1959 se reunía en la capital chilena, convocado por la Federación Democrática Internacional de Mujeres (FDMI).
Exactamente hace 60 años, un buen momento para recordarlo.
A mediados de 1959 llegaba a nuestro país la destacada dirigente comunista argentina Fanny Edelman, portadora de una misión de la fdim: invitar a las mujeres cubanas a participar en el Congreso de Chile.
Fue en noviembre, días antes de su inicio, cuando desde el cálido y azul Caribe, una nave aérea aterrizaba en esa nación sudamericana, bordeando las heladas cumbres de Los Andes y sus bellísimas montañas testigos de tantas batallas de su pueblo por la independencia, soberanía y justicia social, desde hace más de 200 años, en los tiempos de San Martín y O´Higgins, de Javiera Carrera y las pioneras y pioneros de las luchas anticoloniales hasta hoy.
Al Congreso asistía, por primera vez a una tribuna internacional, la amplia delegación cubana compuesta por 77 integrantes. Representaban con legítimo orgullo a la Revolución triunfante de Cuba. Las ideas y la imagen de Fidel iluminaban sus rostros con aura de victoria. La delegación de la Isla a la cita femenil la presidió Vilma Espín Guillois, una mujer fogueada en el combate revolucionario del 30 de noviembre de 1956, durante el levantamiento de Santiago de Cuba contra la tiranía batistiana; dirigente en Oriente del clandestino Movimiento 26 de Julio, fundado por Fidel, junto a Frank País, Asela de los Santos, y tantos jóvenes insurrectos, mujeres y hombres imbuidos de convicciones y tradiciones patrióticas; la guerrillera del II Frente Oriental Frank País, del Ejército Rebelde, comandado exitosamente por el joven Raúl Castro Ruz.
Unidas en indoblegable espíritu batallador, asistían las combatientes de las guerrillas y del movimiento revolucionario clandestino, trabajadoras, campesinas, amas de casa, estudiantes, intelectuales y profesionales, de todos los colores, signos religiosos y provincias de nuestro país; experimentadas luchadoras, junto a Mella y Guiteras, como Rosario Guillaume y Delia Echevarría; Esterlina Milanés Dantín, quien fuera salvajemente torturada por Esteban Ventura, uno de los más criminales sicarios batistianos, quien no logró arrancarle ni una sola palabra.
En la delegación figuraban también dos valerosas hermanas luchadoras: la guatemalteca María Vilanova de Arbenz, quien junto a su compañero, el presidente Jacobo Arbenz, compartió la defensa de su proyecto transformador, a favor de los pobres de su tierra, que fuera destrozada por bombas incendiarias y ataques comandados por la CIA. Y la puertorriqueña Laura Meneses de Albizu Campos, la esposa de Don Pedro, encarcelado en las mazmorras estadounidenses por sus reclamos de independencia para su patria.
«Mujeres de América, unámonos en defensa de la vida, el trabajo y la cultura», el lema del encuentro, que inspiró las intervenciones y debates sobre ancestrales y nuevas situaciones desventajosas para las mujeres en todos los tiempos y latitudes.
Un unánime criterio fue el de considerar a las mujeres como un ser social, un todo indivisible: madres, trabajadoras y ciudadanas con humanos derechos a la igualdad social.
A la delegación cubana correspondió la responsabilidad de dirigir la Comisión que analizó el tema Salvaguardar la vida de las generaciones presentes y futuras, la soberanía, el progreso y la cultura de los pueblos. La talentosa cubana Elena Gil de Blanco desempeñó con todo éxito la dirección y confección de la relatoría y cuerpo de recomendaciones.
La presidenta de la FDMI, Eugenie Cotton, conductora de toda la actividad del evento, felicitó al grupo y declaró que estaba profundamente impresionada por la orientación antimperialista vibrante, que unía a todas la voces y voluntades en el propósito de transformar de raíz la vida de las mujeres de su pueblo, y de millones de hermanas de su región latinoamericana y caribeña.
Eugie Cotton, de nacionalidad francesa, fue una de las fundadoras y primera Presidenta de la fdim, en diciembre de 1945. Doctora en Ciencias Físicas, profesora e investigadora, sus maestros fueron Pierre y María Curié. De elevados valores humanos y éticos, formó parte de la resistencia francesa contra la invasión y ocupación nazi.
Vilma ofreció un exhaustivo informe sobre la situación de nuestro país y reseñó objetivos y estrategias del programa de la Revolución. En su fervoroso saludo expresó:
«Mujeres de la América nuestra, traemos el abrazo conmovido de todo un pueblo que emerge hoy a la libertad.
«…Cuba, nuestra pequeña patria, sin temor a los Goliats poderosos, grita a pleno pulmón de pueblo libre, el derecho a una vida mejor, más humana, en la que hombres y mujeres no continúen siendo simples bestias de carga, sino creadoras fuentes de energía que impulsen a nuestros países hacia el bienestar y el intercambio pacífico y justo con todos los pueblos».
Las experiencias adquiridas, la información recibida, sirvieron de significativas pautas para reafirmar la idea de crear una organización única, criterio ya planteado en nuestro país, y comenzar a construir las bases estructurales y programáticas, precedentes importantes de la Federación de Mujeres Cubanas.
Cuando terminaban las jornadas asamblearias, minutos antes de la lectura de la Declaración Final, una mano levantada pidió la palabra. Era Pablo Neruda, anunciando que se había sentido muy inspirado, y pidió permiso para leer un maravilloso y sabio poema, que tituló simplemente Al Congreso Latinoamericano de Mujeres.
En contexto
- Fue una mujer, Celia Sánchez Manduley, quien durante la Guerra de Liberación Nacional de Cuba, entre 1956 y 1958, tuvo a su cargo la organización de la red clandestina de campesinos.
- El 10 de abril de 1961 abrieron sus puertas en La Habana, los tres primeros círculos infantiles del país, gracias al respaldo incondicional, el empeño, la ternura y consagración que puso Vilma para hacer realidad esa idea del Comandante.
- Las Escuelas Ana Betancourt fueron un proyecto liderado por la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) a inicios de la Revolución, que trajo a miles de jóvenes campesinas a La Habana para enseñarles el oficio de corte y costura.
- En 1985 una mujer fue nombrada presidenta de la Academia de Ciencias de Cuba, así como de la Comisión Nacional para el Medio Ambiente y los Recursos Naturales: Rosa Elena Simeón Negrín.
- La primera latinoamericana en ser campeona olímpica fue la cubana María Caridad Colón.
- A los 89 años, la poeta cubana Dulce María Loynaz fue galardonada con el Premio Cervantes 1992 de literatura en lengua castellana.
- Desde un sexto lugar en Kingston, Jamaica, en unos Juegos Centroamericanos en 1962, hasta lograr la medalla de oro en tres Juegos Olímpicos: Barcelona 92, Atlanta 96 y Sidney 2000; el equipo femenino de voleibol de Cuba, las espectaculares Morenas de Caribe, reinó durante una década en todas las competencias internacionales.
- Leonela Inés Relys Díaz fue la pedagoga cubana creadora del método de alfabetización «Yo, sí puedo», que entre 2002 y 2015 logró instruir a ocho millones de adultos en Iberoamérica.
- La figura cimera del ballet clásico en el ámbito iberoamericano nació y vivió en la Mayor de las Antillas: Alicia Alonso, Prima Ballerina Assoluta. Fue Directora del Ballet Nacional de Cuba hasta su fallecimiento, el 17 de octubre de este año, y una de las personalidades más relevantes en la historia de la danza.
- Las mujeres cubanas representan: el 53,22 % de los puestos ocupados en la Asamblea Nacional del Poder Popular; son mujeres diez de los 21 integrantes del Consejo de Estado; el 60,5 % de los graduados de la Educación Superior; el 67,2 % de los técnicos y profesionales en toda la nación; el 49 % de la fuerza laboral en el sector estatal civil; el 48,6 % de los dirigentes; y el 81,9 % de los profesores, maestros y científicos.
- Integran la FMC 4 300 000 mujeres.
Fuente: Granma.










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