ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

Entre los saldos espirituales de nuestra so­cie­dad cuenta la posibilidad que tiene de convertirse en profesional todo aquel que entre sus fines así lo haya preferido.

Para ello muchos años de estudio cuelgan de los que finalmente lo consiguen y en este largo camino son muchas las ocasiones en que nos vemos obligados a hablar en público.

La escuela misma se abre entre los primeros escenarios en los que el niño se prepara para desinhibirse y exteriorizar a los demás sus respuestas, tanto a preguntas académicas como a aprendizajes culturales, en los que necesariamente se impone hablar ante los otros, y con ello dar fe de que allá adentro —dí­gase en lo más hondo de lo humano— hay un sinfín de emociones que pugnan por ser compartidas.

Los años avanzan por las si­guientes enseñanzas en las que se hacen más complejas las exposiciones evaluativas. Mientras esto toca a todos, los que ya se erigen como líderes de las diferentes organizaciones políticas se van entrenando en dirigirse verbalmente a las ma­yo­rías.

La vida laboral, más pronto de lo que creíamos, se torna un hecho y ante personas a las que dirigimos, o en reuniones de trabajo o eventos de todo tipo, nos toca un día hablar pa­ra que muchos nos escuchen. Las experiencias adquiridas a lo lar­go de nuestro trayecto no siempre re­sultan esas mallas protectoras que quisiéramos nos resguardaran cuando damos arriesgados saltos, y el miedo escénico, o sencillamente el desconocimiento de cómo hacerlo medianamente bien, nos hace du­dar de nuestras propias capacidades, muchas veces por desconocer que el asunto tiene también su entrenamiento.

No siempre las intervenciones que hacemos en público pueden tener un margen de prepara­ción. En este caso una tenaz preocupación —y ocupación— por la lengua ma­terna serán una fuerte herramienta para que, al organizar las ideas, fluyan aquellas palabras que con más exactitud describen lo que queremos decir.

Prestarles atención a los demás y evaluar sus intervenciones, puede ser, si se quiere, un ejercicio de autocorrección, pues aun cuando mu­chos están conscientes de que no tienen una proyección favorable al expresarse en público, tampoco buscan el modo de imitar bue­nos mo­delos, que no significa calcar mo­dismos ni frases huecas, repetidas una y otra vez para darle un fal­so vuelo al discurso.

Un ejemplo de esos modismos de pésimo gusto, que entran en la estructura introductoria de las alocuciones, es el comienzo de la intervención con infinitivos —que como se sabe carecen de conjugación—. Pararse y em­pezar con el ya acostumbrado “decirles que”, resta no solo originalidad a las palabras, sino que se trata de una grave incorrección sintáctica donde se excluyen sujetos no solo gramaticales.

La intervención puede, en disímiles casos, pre­pararse. Algunos pre­fieren leer sus palabras, un derecho al que se puede acudir cuando no se quiere correr el riesgo de ser incoherentes al hablar, aunque sin la fuerza viva de un discurso oral.

Pero quienes prefieren la espontaneidad del pensamiento pueden auxiliarse de pequeñas anotaciones o palabras clave que resultan de gran ayuda y pueden con­ducirnos por un camino exitoso siempre que el con­tenido se domine.

El contacto visual tiene un poderoso efecto para convencer a quienes escuchan y, aunque suele pasar que centramos la mirada en algunos de los participantes, un recorrido de iz­quier­da a derecha y viceversa que contemple a todos hará que sientan el calor de la intervención y la necesidad de atender al hablante.

El juego permanente con una pluma u otro objeto al alcance del orador puede provocar pérdida de la atención del auditorio, como también la repetición inoportuna de ideas ya expresadas por él mismo o por otro miembro del encuentro.

El discurso —en todos sus sentidos— tiene co­mo premisa contener esencias. No se concibe, por ejemplo, ser citados los reporteros a una conferencia de prensa en la que se deben enumerar las actividades con que será celebrada una fecha determinada y que, al concluir la cita, nadie pueda decir concretamente en qué consisten las acciones porque la emoción de los oradores se fue por encima del tema específico que debían exponer.

En otro rango queda el descartar ironías, chistes fuera de lugar —lo que no quita algún co­mentario simpático o de buen gusto—, ma­nejar el tono y la proyección de la voz y el control de los movimientos corporales, harto elocuentes para apoyar la palabra pronunciada.

Buenos efectos y afectos deben ser el saldo de nuestras intervenciones aun cuando tengamos que decir lo que no todos querrán escuchar. El cómo, en materia de comunicación, es tanto o más importante que la cuestión mis­ma.

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Jorge Nilo dijo:

1

18 de septiembre de 2015

08:21:18


Es importante que los cuadros y quienes tienen que hablar en público conozcan como hacerlos y en las preparaciones que corresponde se les hable del asunto, hay un libro de Frank Guevara que se llama Locución Técnica y Práctica que está dirigido no solo a los locutores también a quienes tienen que hablar en público, valdría hacer otra edición con este fin.

josepedro dijo:

2

18 de septiembre de 2015

09:01:32


Gracias por su esfuerzo para tan noble objetivo por DEFENDER el tiempo de quienes son citados a REUNIONES "que obligados porque le pagan", DEJAN DE ATENDER pueblo, tareas de producción, servicios o controles a procesos, infraestructuras o resultados para escuchar DETRITOS. El regodeo del protagonismo verborreico sin impacto al que estamos sometidos además de FALTAR EL RESPETO AL TIEMPO DE TERCEROS, TAMBIÉN LO HACE AL DINERO DE EMPRESAS Y UNIDADES PRESUPUESTADAS y AL TIEMPO LIBRE cuando nos invade por la radio, TV o prensa escrita. ¡Cuanto agradecería NUESTRA SOCIEDAD! en su proceso de ADECUACIÓN que se TERMINEN los teques que lejos de SUMAR apuestan por RESTAR y DIVIDIR. Hay quienes afirman que hoy somos testigos de una CRISIS DE VALORES, sin embargo a mi juicio a lo que estamos asistiendo es a una CRISIS DE PARADIGMAS que nos convenzan y arrastren a ENTREGARNOS CON LOS MÁS a construir el SOCIALISMO SOTENIBLE que tan urgente necesitamos se materialice, pues sumado a la pérdida de tiempo y dinero, lja reducción de nacimientos y el incremento de emigración de jóvenes, los que integramos la tercera edad tendremos que trabajar POR VIDA para SOBREVIVIR.

FBC dijo:

3

18 de septiembre de 2015

10:00:09


Un artículo muy oportuno y que debe dársele continuidad. En realidad a veces uno se horroriza de lo que se ve en las entrevistas televisivas , cuantos errores se comenten por todo tipo de entrevistados (cuadros, profesionales y ciudadanos en general) y nadie rectifica lo dicho. Tres ejemplos: Creación de términos que no se encuentran en el diccionario RAE, solo para parecer más cultos que los demás, el uso inadecuado del plural y el uso indiscriminado y cacofónico de la palabra TEMA que tiene tantos sinónimos en nuestro idioma y que a veces se usa tres y cuatro veces en una frase. El remedio universal para todo eso es leer más además de que deben profundizarse los controles editoriales , eliminando todo aquello que esté mal dicho.

jp dijo:

4

18 de septiembre de 2015

10:12:02


Comparto estas normas y buenos hábitos, que espero les sean útiles atodos los foristas: pues deberían inculcarse diariamente en niños jóvenes y menos jóvenes que ya también han olvidado lo que es corecto: En la calle y en los transportes mantendremos un tono de voz adecuado y nos abstendremos de hacer llamadas ruidosas que puedan molestar a otras personas. Siempre que sea necesario adelantarnos a otra persona por una acera estrecha, pediremos permiso para hacerlo. En todos los casos, será correcto ceder el paso amablemente. Cederemos la parte interior de la acera a la compañera o la persona de mayor edad. Ayudaremos a las compañeras a bajar y subir las aceras, cruzar la calle,etc. Es costumbre saludar a los conocidos, en la calle y lugares públicos estamos alejados bastara con un ademán. Son de mal gusto las llamadas ruidosas a distancia. No molestemos el paso de los transeúntes integrando grupos de conversación en medio del flujo de las personas. Si nos vemos obligados a pasar entre personas detenidas, pediremos permiso. La solicitud para pasar no nos autoriza a empujar a los demás. La delicadeza no estará solo en las palabras sino en toda nuestra conducta. Ayudaremos a las compañeras y personas mayores cargadas de paquetes, libros, etc. De igual forma actuaremos con aquellas a las cuales se les caiga un objeto. Esto siempre será una manifestación de simpatía y solidaridad. Brindaremos atención a la persona que lo solicite o la guiaremos a quien pueda ayudarla. Al montar en el ómnibus al mismo tiempo que ancianos y mujeres no les disputaremos la entrada. Es correcto ceder el asiento del ómnibus a la mujer, a los ancianos y las personas impedidas. Esta conducta siempre será demostración del desarrollo del sentimiento de solidaridad para con los demás. Es de obligada cortesía agradecer las demostraciones de respeto, afecto y consideración por parte de los que la reciben. Durante el viaje, es agradable conversar con nuestros amigos, pero de ningún modo levantar el volumen de la voz hasta el punto de molestar a los demás viajeros. No es correcto sintonizar el receptor de radio en los transportes públicos. Las normas de cortesía se basan también en el respeto a los demás. Antes de abrir o cerrar la ventanilla, preguntemos si a las personas cercanas les molesta el aire o el calor. Recordemos que el transporte colectivo es de uso común. Si ocupamos el asiento que da al pasillo, nos mostraremos atentos y facilitaremos con gentileza la salida de la persona que ocupe la ventanilla. En el ómnibus o en cualquier vehículo público, cuidaremos de no ocupar más espacio que el imprescindiblemente necesario y de no molestar a nuestros vecinos de viaje con posturas incorrectas. Procuraremos no molestar con los objetos que llevamos. Cuidemos de no llevar carga excesiva. Si tropezamos de modo involuntario, debemos disculparnos y tratar de reparar el daño o molestia causado. La cola en un restaurante, un cine o parada de ómnibus, etc, es una norma de vida colectiva y requiere organización y respeto. Es en extremo delicado forzar el turno que nos corresponde. En lugares públicos cuidaremos de la postura de nuestro cuerpo. No es correcto sentarse o recostarse de forma descompuesta o poner los pies en los muros, paredes, etc. La intimidad propia de las demostraciones del sentimiento amoroso no se corresponde con su ostentación pública. El piropo es una forma común de expresar la admiración y simpatía por el sexo opuesto. Pero las buenas costumbres están reñidas con el piropo soez y de mal gusto, que provoca irritación mas que complacencia. La conducta social en los espectáculos Llegaremos a los espectáculos con tiempo para acomodarnos antes de que los mismos comiencen. De esta forma disfrutaremos completamente del acto, seremos disciplinados y no molestaremos a los demás. Si en caso de justificada necesidad, no podemos esperar a un intermedio para levantarnos, pediremos permiso y saldremos de nuestros asientos con sumo cuidado. Es correcto disculparse cortés y discretamente. Cuando una persona vaya a tomar asiento, lo más correcto es levantarse. Facilitaremos los mejores asientos a nuestras compañeras y nos preocuparemos por su comodidad. Evitaremos los comentarios durante el desarrollo del espectáculo. Excepcionalmente lo haremos, y en estos casos en voz muy baja, sin molestar a los demás. Son de mal gusto y denotan mala educación las expresiones emotivas estridentes dentro de teatros y cines. Aunque en los espectáculos deportivos las manifestaciones estrepitosas de simpatía se han hecho usuales, las chifladuras y demostraciones despreciativas hacia equipos y jugadores son contrarias a los sentimientos de solidaridad humana y al espíritu deportivo. La conducta social en las bibliotecas, museos y exposiciones Una conducta correcta en bibliotecas, museos, exposiciones se manifiesta por un discreto interés, que no llame la atención ni provoque molestia a los demás. Dentro de la biblioteca, debemos movernos lo menos posible: evitaremos todo ruido y conversación. Acudiremos al personal especializado, para obtener cualquier información adicional y lo haremos en el tono de voz que esos lugares requieran. En los museos y exposiciones, debe mantenerse una distancia prudencial respecto a las piezas que se exponen. Nunca debemos tocarlas. Tampoco apoyarnos o recostarnos a los estantes donde estén colocadas. Dentro de museos y galerías, en el caso de visitas dirigidas, mostraremos respeto y atención al guía. Procuremos no obstaculizar la observación de las personas que visitan el lugar conjuntamente con nosotros. Hábitos de Conducta Social. La conversación y la discusión Procuremos hablar correctamente. La buena pronunciación y articulación de las palabras, la claridad y la forma natural de emitirlas son factores esenciales de la conversación. Es necesario hablar en un ritmo adecuado. Incorrecto hacerlo con demasiada prisa o con desesperante lentitud. Al conversar no es correcto acercarse demasiado al interlocutor. No esta bien gesticular o hacer movimientos exagerados No debemos abandonar la conversación sin solicitar y obtener permiso. Cuando alguien se preocupe por nuestra salud, debemos responder en este sentido. Evitemos contestar con la misma pregunta para que no queden ambas sin respuestas. Evitemos asumir actitudes poco respetuosas cuando alguien nos habla, como desviar la vista, mirar el reloj insistentemente, leer, escribir, tener apartes y cambiar sonrisas o señas con otros. Cuando conversamos en colectivo, mientras una persona habla, las demás deben atender. Evitemos en todo momento interrumpir a la persona que habla .Si estamos en desacuerdo con lo planteado, esperemos paciente nuestro turno. Cuando la necesidad de interrumpir sea necesaria lo haremos con delicadeza, y nos disculparemos en todos los casos. En las discusiones, conviene defender correctamente nuestras ideas, sin apasionamientos. La serenidad con que discutamos contribuye a que nos entendamos mejor. Cuando es nuestro interlocutor el que incumple esta norma. Debemos se tolerantes con él. Hemos de dominar los arrebatos de ira. Educar el carácter es parte esencial de nuestra educación. Es incorrecto criticar a las personas en su ausencia. En nuestra sociedad la crítica y la autocrítica son elementos educativos para rectificar errores. En las comidas, cuidaremos el tema de la conversación. Deben evitarse los temas que resulten desagradables y los asuntos que puedan suscitar discusión. En las visitas Al llegar al lugar de visita, toquemos suavemente a la puerta aun cuando esta se encuentre abierta. Mientras esperamos es incorrecto mirar hacia el interior del local, ya sea por la puerta o por las ventanas. Debe recibirse a los visitantes correctamente vestidos, hacérseles pasar de inmediato y ofrecerles asiento. Si es necesario hacerlos esperar, nunca será fuera de la casa en que los recibimos. Cuando seamos recibidos, saludaremos a la persona que nos atiende, y al pasar al interior, a todos los presentes. Cuando no conocemos a alguien que nos recibe, nos identificaremos de inmediato. Para pasar al interior de la casa, esperaremos a que se nos invite. No es correcto penetrar en otras habitaciones sin pedir y recibir permiso. Cuando visitemos a una persona que no nos espera procuremos ser muy breves. La persona visitada debe mostrarse hospitalaria pero en ningún momento manifestará desagrado por la visita . Es correcto si pasado un tiempo prudencial esta se excusa para cumplir obligaciones o compromisos por cuanto no se tenía conocimiento de nuestra visita. El horario y la duración de la visita dependerán del grado de familiaridad , del carácter de la visita y del interés de ambas partes. Al recibir una visita , debemos recoger los paquetes y objetos que lleven en las manos para colocarlos en un lugar apropiado.. Al saludar, debemos esperar a que la persona de mayor jerarquía extienda la mano. El hombre debe esperar que la mujer sea la que extienda la mano. Los niños no deberán intervenir en la conversación de los adultos durante las visitas. La despedida debe dirigirse a todos los presentes. Escoge momentos que no coincidan con los horarios de almuerzo, comida o sueño. En el trabajo Saludemos amablemente a nuestros compañeros al llegar al centro trabajo, y despidámonos cortésmente en el momento de retirarnos. Expresemos solidaridad y simpatía a las personas que visiten nuestro centro o puesto de trabajo. Al entrar a un local, una oficina, un despacho, etc., pidamos permiso o toquemos a la puerta con corrección. Debemos pasar solo después que se nos autorice. Al pasar por una puerta debemos dejarla tal y como la encontramos. Evitemos molestar o distraer a los demás desde nustro puesto de trabajo. No es correcto interrumpir con comentarios al que está concentrado en su labor. Seremos atentos y corteses con el compañero que requiera algo de nosotros. Si no es posible acceder a su petición, nos justificaremos correctamente. Deberá siempre agradecerle la intención y el esfuerzo del compañero que nos haya ayudado.. Cuando vayamos al puesto de trabajo de otro compañero, cuidemos de no desorganizar sus cosas. Las herramientas o instrumentos de trabajo de otros compañeros requieren de nuestro cuidado. No deberá utilizarse el puesto de trabajo o instrumentos de una persona sin que previamente esta nos haya autorizado. Tenemos la obligación de cuidar todos los medios que se han puesto a nuestra disposición. Al final de la jornada, será correcto dejar limpio y ordenado nuestro puesto de trabajo. Los hábitos de puntualidad y el cumplimiento rigurosote las normas del trabajo son aspectos de la conducta que van más allá de la educación formal. Tienen una gran influencia en el respeto que debemos ganarnos dentro del colectivo. En las asambleas y reuniones Llegaremos a tiempo a las asambleas o reuniones convocadas. La puntualidad es un hábito que dice mucho no solo de nuestra disciplina y del valor que damos a la actividad, sino también del respeto y consideración que debemos a los demás. Permaneceremos en el local durante toda la sesión .Si en caso excepcional necesitamos salir, lo correcto es solicitar autorización. . No es correcto saludar si llegamos tarde, ni interrumpir la reunión para excusarse. Aguardaremos el momento oportuno. Los compañeros que presiden una reunión merecen la atención, el respeto y una actitud disciplinada en el transcurso de la actividad. Al terminar la reunión o asamblea; es una regla de cortesía esperar a que el orador se retire primero y después lo hará el público asistente. Las visitas de compañeros invitados, dirigentes, entre otros, deben ser recibidas con demostraciones de simpatía y respeto. Al pedir la palabra, lo haremos de modo discreto. No comenzaremos a hablar sin que el auditorio esté preparado para atendernos. Escuchemos en silencio, con atención y sin interrupciones, a la persona que habla. No debemos mostrar impaciencia, aun cuando tengamos una respuesta inmediata. Cuando valoremos la conducta o las opiniones de otro compañero, nuestras palabras deben estar bien medidas y su tono bien controlado. No debemos dar lugar a interpretaciones erróneas de nuestra intención constructiva.. La atención al que habla y el respeto a todos los presentes se manifiesta a través de la postura adoptada en el asiento. Si nuestra cabeza cuelga o está recostada, si hacemos vagar la vista, y nos balanceamos, etcétera, daremos una demostración de poco interés y de falta de educación. Debemos ser receptivos a las observaciones críticas y capaces de comprender cuándo causamos irritación con nuestras formas de expresarnos. Debe evitarse toda conversación con una parte de los integrantes de las reuniones o asambleas. Estas “Micro-reuniones” demuestran falta de respeto. En conversaciones Manejar la voz es muy importante. No es nada grato mantener una conversación con quien hiere los oídos. Hablar alto es sinónimo de mal gusto, poca delicadeza y mala educación. Escucha, observa y verás lo inadecuado y reprobable que resulta expresarse a gritos con el fin de ser atendido. Todo lo contrario; te prestarán más atención si sabes mantener el tono grato, si las inflexiones de tu voz son precisas y de acuerdo con lo que deseas expresar. La voz se educa. Leer en voz alta, modulando las palabras, pronunciando bien, constituye un excelente ejercicio para alcanzar este objetivo. Errores frecuentes Gritar en lugar de hablar. El que grita confiesa el fracaso de hacerse oír. Presupone una relación viciada: tratar de imponerse por el tono de la voz y no por los argumentos. El grito trae el insulto, la falta de respeto. Es una escalada peligrosa. Interrumpir al que esté hablando. Quien interrumpe no escucha, solo piensa en lo que él quiere decir. Espera tu turno y haz que el tuyo sea respetado. Adivinar el pensamiento. Adelantarse a suponer qué es lo que quieren decir los demás. Creer firmemente que es así, negando a las otras personas toda posibilidad de rectificar, cortando la palabra. interrumpe la comunicación. Pensar y juzgar automáticamente. Seguir un esquema mental preconcebido, derivado de un equivocado aprendizaje, condiciona una respuesta de contraataque (la agresividad se destaca). Ser impaciente, controlador, dominante, impulsivo. Querer que las cosas se hagan y digan a tu manera, olvidando que en toda verdad hay matices y enfoques variados que se deben respetar para vivir en armonía y comprensión. Hablar de varias cosas a la vez. Cuando se discute no resulta aconsejable introducir variados elementos que alejen del motivo principal. La densidad de temas puede transformar la discusión en una pelea. No discutir tonterías. Ser claro, preciso, específico. No vale la pena amargarse por cosas intrascendentes que verdaderamente no trascienden. No dar golpes bajos. Traer a colación rencores pasados, dar rienda suelta a la amargura sin base; burlarse, amenazar, manipular. El objeto de una comunicación es relacionarse, transmitir un mensaje, informar al otro de la opinión personal. Convencer de algo, conseguir colaboración, comprensión, tolerancia. No es triunfar ni humillar.

Daniel Noa Monzón dijo:

5

18 de septiembre de 2015

11:11:28


Muy Interesante!!!!...Lamentablemente, con frecuencia asistimos a actos o eventos en que los que hablan NO SABEN HABLAR...no saben comunicar, no saben trasladar ideas, no saben persuadir o disuadir, no saben alentar ni dar esperanzas ni confianza...y a fin de cuentas no cumplen su labor. Líderes y dirigentes de cualquier tipo de organización o institución, han de prepararse...nadie dudará nunca de la habilidad oratoria de Martí ni de Fidel ni de muchas otras figuras que han pasado por las tribunas cubanas...La universidad debe concluir con graduados que dominen el arte de la oratoria, en cualquier carrera, pero sobre todo en humanidades...Los sacerdotes, los pastores, los médicos, los maestros, los periodistas...los dirigentes a cualquier nivel organizacional...deben SABER HABLAR.

Jorge Nilo dijo:

6

18 de septiembre de 2015

12:06:06


Tiene que haber una preocupación de quien tiene la posibilidad de hablar en público por como hacerlo, no es solo quien dirige, muchos profesionales tienen que hablar en público; profesores, médicos, comunicadores, y tienen que tener la preocupación de tener una imagen que llegue a cada cual; tener claro el mensaje, la forma y cautivar a lo receptores, pero sin dudas tiene que autoprepararse para después exigir que le aumenten esa preparación en cursos y mediante un uso profesional de lo que hay escrito sobre el tema.

Hugo dijo:

7

18 de septiembre de 2015

13:01:02


Muy bueno el artículo...muy atinado como siempre...ciertamente muchos de los cuadros y dirigentes en muchas ocasiones no preparan adecuadamente sus discurso e informes. Asi es muy difícil convencer a sus subordinados de las metas y tareas a cumplir.

Filomena Marturano dijo:

8

18 de septiembre de 2015

14:30:47


Madeleine: Sin lugar a dudas usted escribe bien y sabe tocar temas, digamos, sensibles. Eso es muy bueno!! Pero todos estos problemas que usted enfoca brillantemente en su columna (espacio?), son harto conocidos por los cubanos. Quizas, y no se ofenda por favor, deba escribir, de vez en cuando, sobre algo que no conozca el cubano, como por ejemplo, que hacer para resolver (al menos en parte) los problemas sobre los cuales usted escribe.

lourdes dijo:

9

18 de septiembre de 2015

14:39:12


Comunicarse no es solo un arte, también una virtud. La oratoria para que sea “elocuente, persuasiva y convincente”, tiene que ser breve y concisa. La comunicación humana dio paso al desarrollo y es una ciencia que se estudia desde hace mucho. Pero desafortunadamente es algo a lo que el resto de las ciencias no le da importancia. Por ejemplo, todos los graduados universitarios, tienen la posibilidad de ejercer la docencia, pero para ello no se les pide ni se les ofrece, dominio de la pedagogía ni de la comunicación, factores indispensables para poder enfrentar un grupo de estudiantes en cualquier nivel escolar o escenario (docente o práctico) y alcanzar buenos resultados.

Kgbramirez dijo:

10

19 de septiembre de 2015

09:31:50


Excelente JP,procuro ponerlas en practica estas normas siempre ,a pesar de no recibir el mismo tratamiento en muchisimas ocaciones.

PETER dijo:

11

19 de septiembre de 2015

10:20:45


Desde luego que no todos podemos hacer eso que la articulista explica. Habra siempre personas que seran magistrales en el arte de hablar y otros que aunque sea cientificos, no saben expresarse. Le toca a los dirgentes identificar aquellos que sabe expresarse correctamente y convencer. Esos son los profesores y los que deben de hablarle al gran publico. A veces me toca oir a "maestros" que no saben explicar, no saben hablar. No deben de ser maestros....

rafael dijo:

12

19 de septiembre de 2015

17:07:16


el amigo Jorge nilo al parecer equivoco el tema, que también, tiene que ver con escribir para el publico, Una cosa es hablar en publico dominando la técnica para este fin y la objetividad de su contenido y otra las reuniones innecesarias y vacías, que, como el dice, nos hacen mucho daño. Para escribir, aunque no nos vean también hay que saber expresar las ideas y administrar bien las emociones para no perder el hilo del tema ni traer por los pelos otras cuestiones,menos mal que fue escrito y no oral en publico la opinión del amigo En esto debemos superarnos todos.

rolandogh dijo:

13

19 de septiembre de 2015

21:48:03


Yo pienso que las instituciones educativas y culturales deben hacer un mayor esfuerzo en la enseñanza correcta de la lengua, hacer hincapié en los errores que más comúnmente de dan en la oratoria para que estos errores se conozcan y puedan evitarse. Los medios de comunicación deben ser más estrictos en el uso del idioma, me refiero más bien a la radio y la televisión, pues en esos espacios se entrevistan a personalidades supuestamente de la cultura que comenten graves errores de la expresión oral, es como si ellos no conocieran los vicios del habla tales como la cacofonía, la redundancia, etc. En Cuba casi nadie sabe cuándo usar “le” o “les”, casi todo el mundo dice y escribe “yo le dije a los niños” en lugar de “yo les dije a los niños”. También es frecuente oír “yo se los dije (a ellos)”, en lugar de decir “yo se lo dije”, es como si el sentido del plural del pronombre dativo “se (a ellos)” lo pasáramos al pronombre “lo” que está en acusativo. Todos estos errores se expresan también en el lenguaje escrito. Ya es común oír y ver escrito “dirle” en lugar de “dile” o “diles”, nadie está para corregir estos vicios. Es frecuente ver en el lenguaje escrito formas que se podrían explicar como expresión de la norma cubana del español en el lenguaje hablado como los cambios de la “r” por la ”l”. Creo que no hay rigurosidad en la exigencia por dar una imagen culta de los cubanos.

jorge dijo:

14

20 de septiembre de 2015

15:30:51


Es por eso que en muchos lugares se escogen a voceros o representantes de prensa, cada organismo debe tener uno

Domenico Soriano dijo:

15

21 de septiembre de 2015

08:20:51


Filomena y otros foristas: Esto no es un problema de ofrecer soluciones individuales (y mucho menos como hizo el forista “jp” (4)) en un articulo del cual, la parte mas interesante, el debate, no es de acceso de todos pues esto no sale en la edicion impresa. Estos son (y en eso coincido con Filomena) problemas harto conocidos por todos los cubanos (hasta por los que no saben hablar en publico) y solo exponer aqui lo que todos saben no ayuda mucho; menos aun las supuestas soluciones a problemas tan serios. Pienso que por una parte hay que ser valientes e ir a la raiz de los problemas, identificarlas (por que surgieron o se acentuaron) y no tener miedo a ello. Saber las causas de por que hoy estamos asi, nos permite buscar soluciones sobre problemas que ya se han hecho muy serios (demasiado) y que costara mucho resolver. Tampoco hay que abordar este problema con consignas o con metas y buscar decisores que determinen algo (pues esos decisores pueden no ser buenos para ello entre otras cosas). Pero aqui les expongo lo que en mi criterio es uno de los problemas mas serios y que no tiene que ver especificamente con saber hablar o no. En otros sitios, un cientifico un ingeniero, etc., que no sepa hablar en publico sera descartado para exponer en eventos y congresos importantes. Claro, siempre tiene la posibilidad de publicar sus hallazgos y resultados pero si tampoco sabe escribir, no podra publicar o no lo hara en buenas revistas y ese cientifico no progresara, se descarta el solo, vaya, en buen cubano “se va del aire”. Lo mismo pasara con otros profesionales y tecnicos. Un politico que no sepa expresarse en publico no llegara muy lejos, pues la politica es ademas eso, capacidad de expresion y de convencimiento. Si no lo hace bien no llega. Un profesor de cualquier nivel esta acabado si no sabe hablar y exponer ideas a sus alumnos. Los padres, los mismos alumnos, sus responsables lo eliminaran. Pero aqui, cientificos, profesores, ingenieros, “cuadros”, etc, etc, etc., siguen en sus puestos y hasta progresan y llegan a puestos de relevancia a dirigir a otros (y tomar decisiones) a pesar de su condicion. Ese es otro problema, mas alla de la formacion y la educacion y es muy serio...

Gisel dijo:

16

21 de septiembre de 2015

10:31:05


Las personas deben de saber en que lugar pueden expresarse correctamente, dirigirse hacia una persona. Hay algunas personas que delante de otras le hacen pasar penas a las demás y eso está incorrecto. Eso se ve en los jefes que piensan que como son superiores pueden hacer lo que le de la gana de gritar, maltrar, etc.

Madeleine Sautié Rodríguez dijo:

17

21 de septiembre de 2015

19:04:44


Yo creo, Filomena, que en mis artículos están, si no las soluciones, al menos las recomendaciones, de lo que creo debe hacerse, para resolver o aliviar los problemas que planteo. Pero a veces están entre líneas, sugiriéndose, y no al final, en un epígrafe que diga: SOLUCIONES DEL PROBLEMA. En este caso, lo primero que propongo es la toma de conciencia de que la autopreparación es la primera acción que debemos efectuar para poder dirigirnos adecuadamente a un público. Pero después aparecen muchísimas sugerencias para que las personas las tengan en cuenta al hablar a los demás, algunas que hasta se podrían enumerar. Si lo relee tal vez lo vea ahora. No me ofende en absoluto su comentario. Puede confiar en eso. Mis saludos a todos los lectores.

Filomena Marturano dijo:

18

22 de septiembre de 2015

10:30:09


Ah!! mi marido, o mas bien "cibermarido" (Domenico Soriano - 15) como siempre!! Pero tiene razon!!!

Joan dijo:

19

23 de septiembre de 2015

00:00:45


Esperemos entonces a que Filomena nos presente los problemas que pide a Madeleine que trate, y también, su propuesta particular de solución. Nadie puede verlo ni saberlo todo, así que de esta manera, aprendemos todos ... ;-)

Karel dijo:

20

23 de septiembre de 2015

23:38:27


He podido observar, en los comentarios sobre este artículo, algo que se repite no sólo con la periodista Sautié, sino con otros periodistas de Granma. Me refiero a las exigencias de los lectores de que se ofrezcan soluciones a los problemas, o que se ataquen determinadas cosas mal hechas. En primer lugar, desde el mismo momento en que se publica un artículo que denuncia algo mal hecho, ya se está atacando el problema, haciéndolo más público. En segundo lugar, para las soluciones existen siempre personas o instituciones que son las encargadas de ello, y tomadores de decisiones para impartir las órdenes a esas instituciones o personas. De hecho, la publicación de un problema en un periódico de impacto como Granma, ya moviliza a la carrera a los decisores cuya negligencia puede quedar en evidencia ante la noticia. Como paralelo, puedo mencionar la insistencia, incluso en la propia Televisión Cubana, para que "la población enfrente las conductas impropias o incluso delictivas de algunos elementos antisociales", cuando eso es tarea de la Policía Nacional Revolucionaria, por su autoridad legal y su entrenamiento específico. Aquí es lo mismo. La tarea del periodista es dar la noticia, o denunciar, y si ello se hace educando, pues muchísimo mejor. No queda eliminada la posibilidad de que el propio periodista ofrezca alguna solución, si está en su conocimiento hacerlo bien, pero no es el eje de su tarea. Los foristas podemos opinar, ofrecer soluciones, y los cubanos siempre nos creemos que tenemos la paz mundial en la mano si nos dejan dirigir al planeta. Pero no es tan fácil como parece. Saludos.