Un equipo de investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts en EE. UU., con la colaboración de especialistas de la Universidad de Harvard y de laboratorios de Italia y Suiza, descubrió el modo de elaborar y aplicar el hormigón de la época del Imperio Romano, que le otorgó al referido material la capacidad de perdurar durante milenios, sin apenas sufrir un mínimo deterioro. Según los detalles técnicos del hallazgo, publicado en la revista académica Science Advances, el secreto de la extraordinaria longevidad alcanzada por ese hormigón antiguo obedeció al empleo en su preparación de pequeños y distintivos grumos minerales de color blanco brillante, llamados clastos de cal, que le otorgaron una notable capacidad de autorreparación, no reconocida hasta ahora por la ciencia moderna. Lo anterior explica el alto nivel de eficiencia logrado por la ingeniería constructiva durante el Imperio Romano, cuando se construyeron redes de carreteras y acueductos, puertos y hasta enormes edificios que todavía hoy siguen en pie después de dos milenios. Muestra de ello es el famoso Panteón de Roma, el cual todavía ostenta el récord de tener la cúpula de hormigón no armado más grande del mundo, y que fue inaugurado en el año 128 después de Cristo. Igualmente, algunas redes de abasto de agua de aquella época aún suministran el vital recurso a diferentes zonas de la capital de Italia. Sin embargo, no pocas estructuras modernas levantadas con el hormigón convencional se desmoronaron tras unas pocas décadas de haber sido construidas en la propia Roma…
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En la mañana del 19 de diciembre de 1930, el eminente científico alemán Albert Einstein llegó al puerto de La Habana a bordo del vapor Belgenland, acompañado por su esposa Elsa. Según narra el profesor José Altshuler en su libro Las 30 horas de Einstein en Cuba, tras recibir en el mismo barco el saludo de los directivos de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, y de la Sociedad Geográfica de Cuba, manifestó su deseo de comprar un sombrero, que lo resguardara de la intensa radiación solar imperante, antes de ir al agasajo organizado en su honor en la sede de la primera asociación mencionada. Los anfitriones lo condujeron hasta la tienda El Encanto, la más famosa y lujosa de la ciudad, donde el gerente tuvo la delicadeza de obsequiarle uno de los más distinguidos jipijapas en venta. Durante su periplo habanero visitó la Secretaría de Estado, que acogía a la Sociedad Geográfica de Cuba y asistió después al solemne acto que le tributaron en la sede de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana.
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Josel88 dijo:
1
22 de enero de 2023
08:14:15
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