Caracas, Venezuela. –La Guaira, 15 de agosto del 2022; triunfal regreso. Venían del dolor y la muerte. De las infernales llamas que, a riesgo de sí mismos, desafiaron en la base de Supertanqueros de Matanzas.
«Ustedes nos tendieron la mano, a riesgo de sus vidas», le escucharon decir, entre palmadas y abrazos, al embajador cubano Dagoberto Rodríguez Barrera, quien los proclamó «paradigmas de sueños de precursores». La emoción entonces humedeció algunas mejillas; no hubo cómo disimularla.
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Centro de Diagnóstico Integral (CDI) Alberto Zamora, La Cruz de Taratara, municipio Sucre;entre el lomerío. Sin retar el peligro no hay manera de llegar hasta aquí; saliendo de la ciudad de coro, capital del estado Falcón. Son cerca de 70 kilómetros de «coquetear» conlos profundos abismos que bordean el laberíntico sendero.
La doctora Nora Danguillecourt rememora el miedo de su viaje inicial hasta aquí, la llegada, los primeros días, el encuentro con la gente humilde de Taratara, y el afecto médico-paciente, que poco a poco se fue entrelazando entre ellos.
En el relato de la muchacha, natural de Santiago de Cuba, hay avistamientos de ciempiés y escorpiones, encuentro con una serpiente peligrosa, jornadas sin electricidad, con escasez de agua, y den añoranza por su tierra y sus seres queridos, entre otros inconvenientes que forcejean con ella en esta intrincada comunidad.
«Pero aquí estoy y estaré mientras me necesiten–asegura–, es mi deber como joven, cubana, latinoamericana y profesional de la medicina; es un compromiso con Fidel y Hugo Chávez»
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La Guaira, dos de octubre; «nuestro objetivo es llevarle cuanto antes a los afectados por el ciclón (Ian) la ayuda del gobierno bolivariano», refiere la joven capitán de Corbeta, Montes Romero Yaimar, mientras las motonaves Carmita y Karola Sky ultimaban detalles para zarpar rumbo a Cuba, la Isla azotada por un terrible huracán.
Diez días después, en Las Tejerías, estado de Aragua, devastada por un deslave; exhala gratitud Yerlaine González, al lado de la doctora y de la enfermera que sanan sus heridas:«¡qué suerte, tener aquí a estos cubanos!
De médico a gente humilde; de asesores, entrenadores, especialistas en deportes, educación, cultura, programa energético, agricultura;de pueblo a pueblo,gestoshermanos en horas crucialesde solidaridad.
En la mente las imágenes se entrecruzan, vuelven juntas, y confirman la premonición de Fidelun 30 de octubre, tras cinco jornadas de recorrido por este país, en compañía de Hugo Chávez, y luego deplasmar los dos gigantes sus firmas en el Convenio Integral de Cooperación Cuba Venezuela, un acto«de consecuencias para nuestras relaciones de hermandad y de lucha común, de unidad bolivariana y martiana».















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