Varios gobiernos calificaron de provocación violatoria e inaceptable a la soberanía de China, la visita a Taiwán de menos de 24 horas realizada por la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi.
La Liga Árabe, Siria e Irán declararon su apoyo a China y reconocieron la soberanía e integridad territorial del país asiático. En Damasco describieron la situación como «un acto de hostilidad que no coincide con el derecho internacional», citó Russia Today.
Desde Teherán calificaron el comportamiento de EE. UU. como un generador de tensiones, que el de Taiwán es un ejemplo de las políticas intervencionistas de Washington, y que el unilateralismo y las violaciones de las regulaciones y compromisos internacionales se convirtieron en algo intrínseco a la política exterior de la Casa Blanca.
Venezuela emitió un comunicado de rechazo y caracterizó la presencia de la funcionaria estadounidense en la isla asiática como un acto de injerencia e intromisión, y Nicaragua exigió al Gobierno estadounidense cesar sus provocaciones.
El canciller ruso, Serguei Lavrov, afirmó en una rueda de prensa en Myanmar que Washington desea demostrar su impunidad ante el mundo, y subrayó que no ve ninguna razón para crear tal irritación, prácticamente de la nada, sabiendo muy bien lo que significa para la República Popular China.
En la República Popular Democrática de Corea valoraron el hecho como una imprudente interferencia en los asuntos internos de otro país; mientras que Corea del Sur divulgó en sus medios que el presidente, Yoon Suk-yeol, no planea reunirse con Nancy Pelosi en su visita a ese país.
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