PLAZA BOLÍVAR, CARACAS, Venezuela.–«No fue de bronce y mármoles fríos el encuentro aquel de dos símbolos», dijo el Ministro del Poder Popular para la Cultura, Ernesto Villegas, al lado de la estatua que José Martí vio como en paternal acercamiento hacia él, en la noche del 21 de enero de 1881, cuando llegó aquí, para rendirle tributo al Libertador.
«Fue un encuentro para la emancipación, que hermanó a los pueblos de Venezuela y Cuba, en la búsqueda de caminos propios hacia la independencia, la soberanía, la igualdad y la justicia social», evocó el dirigente bolivariano, «Fidel y Chávez hicieron realidad el sueño que acompañaba al viajero al venir aquí sin quitarse siquiera el polvo del camino, después de una travesía larga e intrincada».
«Miles han llegado de Cuba en décadas recientes», prosiguió Villegas, «como Bolívar, como Martí, vienen para ayudar al pueblo humilde de Venezuela. Traen en sus manos instrumentos médicos, musicales, implementos deportivos y herramientas de la cultura; vienen cargados de sueños que hacen realidad en nuestras comunidades».
Martí en Venezuela no fue un viajero casual, afirmó por su parte Dagoberto Rodríguez Barrera, embajador de Cuba en este país. «A esta cuna de patriotismo el Maestro vino a respirar el aire sagrado del Libertador, a una comunión con sus ideas de independencia y justicia para nuestra América, que fue su añoranza», agregó Barrera, «los sueños y el deber nos convocan a incorporar a los héroes a nuestras luchas».
Autoridades de Cuba y de Venezuela, políticos, intelectuales y representantes de la cultura y de organizaciones de solidaridad con nuestro país, acudieron a conmemorar el encuentro entre Simón Bolivar y José Martí, dos símbolos de hermandad Latinoamericana.
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